Estoy cansada, pero quiero estudiar. Quería una vida mejor… ¿Y qué voy a hacer ahora? Esas frases corresponden al título de un par de diagnósticos, de entre otros tantos, realizados hace unos 17 años por la Organización Mundial del Trabajo sobre el trabajo infantil doméstico en Paraguay. En pleno siglo XXI la figura del criadazgo, una de las peores formas de trabajo infantil, es todavía una práctica cultural muy arraigada en un sector de la población.
Es plausible la campaña El Criadazgo #NoEsNormal lanzada por la organización no gubernamental Global Infancia junto con el Ministerio de Trabajo. La misma puso énfasis en que unos 47.000 menores están afectados por esta práctica con base en datos del 2011 publicados en la “Encuesta nacional de actividades de niños, niñas y adolescentes del 2011: magnitud y características del trabajo infantil y adolescente”, realizada por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC).
Paraguay necesita actualizar sus datos respecto a esta problemática social a fin de que las políticas y estrategias a ser implementadas para erradicar el trabajo infantil en el país sean eficaces y eficientes. Porque si bien hay un trabajo por muchos años y desde varios sectores para eliminar esta deplorable forma de trabajo infantil en el país, se puede errar a la hora de aplicar las soluciones porque no existe la suficiente información que permita comparar la situación con la rigurosidad que se requiere, no sabemos con exactitud los avances o retrocesos de las iniciativas desarrolladas.
Incluso la actual Estrategia Nacional de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente en el Paraguay 2019-2024 sustenta sus acciones con base en los datos compilados en el trabajo realizado por la Comisión Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo de las y los Adolescentes (Conaeti) para la Estrategia 2010/2015, que sustenta sus datos en el trabajo de Roberto Céspedes, en el documento “Niñez y Adolescencia Trabajadora en Paraguay”, publicado en el 2004.
Lo que puntualizamos, la falta de datos, no es un problema menor, sino que es uno de los mayores inconvenientes del país, en esta y en otras áreas. Impide diagnósticos rigurosos porque no hay datos que en una línea de tiempo nos permitan comparar la cantidad de niños y niñas que aún sobreviven en esa condición de trabajo infantil.
Es de esperarse que la campaña comunicacional el criadazgo #NoEsNormal también se convierta en el puntapié inicial para la generación de datos periódicos y sólidos que ayuden a mejorar los diagnósticos y las actuales estrategias, así como a fortalecer e implementar nuevas iniciativas que ayuden a Paraguay a erradicar el oprobioso trabajo infantil en todas sus formas.
Celebramos que se ponga sobre el tapete la problemática del trabajo infantil, que se continúe invirtiendo en acciones y proyectos que beneficien a los niños y adolescentes, que se trabaje para aprovechar el bono demográfico del cual goza nuestro país. Que ayudemos a hacer realidad la propuesta de la OIT: que las niñas, niños y adolescentes no tengan que trabajar, solo pintar sus sueños. Pero hagámoslo con información útil para tomar las mejores decisiones.