Esa fue la frase utilizada por el titular de la Administración Nacional de Electricidad (Ande), Ing. Luis Villordo, para describir a manera de epílogo los resultados del acuerdo con Eletrobras sobre la contratación de potencia de Itaipú para los próximos tres años. Este acuerdo finalmente se cerró, pero casi sobre el minuto final, a punto de que incumplamos lo que estipula el tratado binacional, hecho que habría entorpecido las negociaciones del Anexo C para el 2023.Además, al no haberse cerrado el acuerdo para la contratación de energía de Itaipú, se habría dejado al país a merced de la improvisación a la hora de cubrir las necesidades energéticas. Es decir, nos habríamos quedado sin la posibilidad de que la Ande pueda planificar y atender las eventuales demandas de consumo de energía, que son necesarias para promover y asegurar el desarrollo de la economía nacional.

“Sin vencedores ni vencidos”, dijo el ingeniero Villordo. Sin embargo, la consoladora frase no distrae de la realidad que Paraguay vivió en los últimos meses. No perdimos la memoria y por eso recordamos que por intereses particulares –aún no desentrañados en su totalidad– en julio pasado, por la firma de un acta similar casi se vendió la soberanía energética del Paraguay. La denominada “acta secreta” generó una crisis política y económica que literalmente paralizó al país, en medio de la creciente indignación y reclamo de la gente.

La inestabilidad empezó a apoderarse del gobierno de Mario Abdo y tomó forma cuando el juicio político en su contra por el acta entreguista casi termina con su mandato, a poco más de un año de haber asumido el poder. El bamboleo al que se vio sometido el actual gobierno solamente pudo superarse por la intervención directa del ex presidente de la República Horacio Cartes, quien logró los acuerdos necesarios para que se frene la interpelación al mandatario, pero a la vez continúa la investigación en el marco del Estado de derecho sobre lo que verdaderamente sucedió con la malhadada contratación.

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La Itaipú, a lo largo de este 2019 y en los últimos meses del 2018, no pudo facturar por la venta de potencia a Eletrobras y a la Ande, y de no haberse cerrado ahora la contratación de potencia, se ponían en riesgo recursos para el Paraguay.

Además, las autoridades aún no responden con exactitud sobre cuándo Eletrobras se pondrá al día con el pago de la deuda de 54 millones de dólares pendiente del 2018. Si bien el presidente de la Ande habló de 120 días, el gobierno de Mario Abdo debe exigir a Brasil un verdadero compromiso de pago.

Igualmente, el director general paraguayo de Itaipú, Ernst Bergen, que de manera permanente habla de transparencia, debe informar públicamente al país cuándo y cuánto van a facturar con el nuevo acuerdo logrado. Puesto que si no se llegaba a la firma de este contrato –según algunos técnicos de la binacional–, la usina habría perdido más de 100 millones de dólares y no se habría podido aprobar el presupuesto para el 2020.

Es importante que los técnicos de la Ande e Itaipú prendan el reflector y pongan bajo esa luz la verdad, y le cuenten a la gente qué hemos cedido y qué hemos logrado al cierre de esta negociación de último momento. Si la compra de más energía por 95 millones de dólares en verdad no incrementará las tarifas de consumo para la población y si la salud financiera de la Ande no se verá afectada al punto de impedir los adelantos en infraestructura para mejorar la distribución y terminar de raíz con los apagones.

Finalmente, en honor a la transparencia sería muy saludable que la gente tenga acceso a los documentos acordados porque es importante no perder de vista que, si hay un mayor costo en la contratación de energía, alguien siempre paga la cuenta.

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