Los municipios se constituyen en la primera línea proveedora de servicios para la ciudadanía y su finalidad desde siempre ha sido satisfacer las necesidades de la gente y asegurar su participación en el progreso económico, social y cultural de un determinado territorio.Por ello, una pregunta que se hacen millones de paraguayos cada cinco años es recurrente en cada elección municipal, en la que el electorado evalúa quién dirigirá los destinos de su ciudad. La pregunta es tan simple, pero tan contundente a la vez: ¿está hoy mi ciudad mejor de lo que era hace 5 años?

Los ejemplos de incontables ciudades parecen dar, lastimosamente, una respuesta negativa. Los jefes comunales de ciudades como Asunción o Lambaré han decepcionado profundamente la confianza que habían depositado los votantes cuatro años atrás. A poco más de un año de que culmine su mandato, la gestión de Mario Ferreiro, en la capital del país, ha defraudado a raíz del pésimo gerenciamiento que realizó y que es palpable en numerosos aspectos de los que de manera profusa se han encargado los medios en los últimos 4 años. Por tanto, no son pocos los asuncenos que creen que el ex comunicador despilfarró no solo la confianza de los asuncenos, sino que quemó completamente sus cartuchos como figura emergente de la oposición política.

En Lambaré, en tanto, la respuesta a esta cuestión está cada vez más clara e indubitable. La gestión de Armando Gómez ha sido mediocre y altamente dañina para los lambareños.

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Quizás esta sentencia explique muchos aspectos de las causas o de las denuncias que afronta el intendente liberal de esta comuna clave del cinturón metropolitano de Asunción. Aquel que había llegado al electorado de esa ciudad con la promesa de cambiar la pobre gestión de Roberto Cárdenas y de transformar a esta urbe, al final ha sido un verdadero fiasco, más allá de las derivaciones que puedan tener los procesos administrativos o las causas judiciales actuales, o futuras, que Gómez afronte.

Desde su asunción en la comuna lambareña, a finales del 2015, Gómez ha dilapidado la confianza de sus conciudadanos con una gestión que ni siquiera puede catalogarse de mediocre. Las arterias de la ciudad se caen a pedazos, la limpieza de plazas y espacios públicos son francamente deficientes y en general la administración del municipio, al menos en las expectativas, ha defraudado.

Además de la situación de desencanto ciudadano por esta suerte de fracaso gerencial, Gómez afronta los procesos administrativo-judicial y uno en el ámbito político. Por el primero, el intendente liberal Gómez soporta una investigación fiscal en la que está acusado de haber cometido el hecho punible de lesión de confianza y un presunto perjuicio patrimonial de G. 1.600 millones a la comuna que dirige, por hechos que corresponden a su gestión en el 2017. Aunque el viernes último obtuvo medidas sustitutivas, Gómez aún deberá demostrar su inocencia.

Por otra parte, a nivel político y a raíz de las denuncias de irregularidades en la administración, la Junta Municipal de Lambaré decidió pedir la intervención del municipio, con una amplia mayoría de los ediles. Este pedido ya fue canalizado por el Poder Ejecutivo y actualmente el proceso se encuentra en la Cámara de Diputados, que ha conformado una comisión especial que investiga esas denuncias. Si corresponde, la Cámara Baja dará su veredicto sobre la comuna.

Estos dos ejemplos, el de Asunción y Lambaré, muestran a las claras cómo dos gestores no han encontrado la fórmula para promover el bienestar y el desarrollo a nivel económico y social de su municipio y han caído, en el caso de Ferreiro, en el descrédito total, y en el caso de Gómez incluso en la mella de la honestidad de su gestión. El futuro de estos dos administradores, que son ejemplos elocuentes de la mala gestión en la que han caído muchos otros distritos, ya lo determinará la ciudadanía, si no lo hace antes la justicia ordinaria.

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