Analistas de la economía y voceros del empresariado señalaron que la per­sistencia de los fenómenos de ines­tabilidad política que surgieron en julio pasado es un obstáculo importante para el crecimiento económico en el futuro inme­diato. A pesar de que la posibilidad del juicio político para el presidente y el vicepresidente de la República se ha extinguido, continúa aún la secuela de asperezas entre los distintos bandos de los diferentes partidos. Esta situa­ción ensombrece el panorama futuro y pone en duda que se pueda salir del estancamiento actual con la rapidez que se necesita, según opinan los entendidos.

Uno de los directivos de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Paraguay (CNCSP) afirmó que el ambiente político actual no muestra señales de estabilidad, por lo que con­sidera que es el principal riesgo que percibe el mercado para el desenvolvimiento normal de las actividades económicas.

Sostiene que esta situación, a la que se agrega el clima que sigue adverso por la falta de lluvias y los precios internacionales que continúan bajos, está ocasionando el atraso de la reactiva­ción económica. Considera que hay una escasa respuesta al dinamismo que busca despertar el Gobierno con la política monetaria.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

En palabras textuales del empresario, la ines­tabilidad política es hoy el peor condimento en este coctel que afecta a la economía. “Las seña­les son poco claras hacia el horizonte. Uno mira la economía para el año que viene y no llueve, no se siembra y al factor político no le vemos fin. Se ha vuelto costumbre la inestabilidad política en el Paraguay”, ha dicho.

Aparte del tema político, otro punto crítico es la escasa recaudación fiscal frente al incre­mento constante de los gastos improducti­vos del Estado. Esto está poniendo en riesgo la estabilidad macroeconómica, que es una de las principales conquistas del país en los últimos años.

El hecho de que el Gobierno quiera aumen­tar el déficit fiscal por encima del 1,5% estable­cido como límite por la Ley de Responsabili­dad Fiscal (LRF) es otra de las preocupaciones. Porque existe la convicción de que el mayor déficit que se produzca no será precisamente para incrementar las inversiones, sino para destinarlo a los gastos corrientes, como sala­rios y afines, que no reditúan ninguna utilidad al país. Lo que puede verse ya en el proyecto de ley de presupuesto estatal para el 2020 que se está estudiando actualmente en el Congreso, que tiene incrementos para esas erogaciones improductivas.

Por otro lado, como parte del panorama com­plicado, se tiene que mucha gente está adqui­riendo dólares para cubrirse contra los posi­bles problemas de la economía. La explicación es que como el crecimiento económico todavía está en duda, se recurre a instrumentos alter­nativos a la inversión empresarial, en especial a la tenencia de la divisa norteamericana.

Las cifras hablan de que las perspectivas de crecimiento para el 2020 son muy limitadas y las previsiones oscilan entre el 2,5% y 4% del PIB, lo que depende en gran medida de la pro­ducción agrícola que a esta altura del año está con fuertes dudas para la sequía persistente. Si se tiene en cuenta que la actividad económica de enero a julio de este año ha caído en 2,3%, y que para fin de año el PIB terminará entre el -1,5% y 1,5%, los pronósticos para el año veni­dero son de cuidado.

Teniendo en cuenta todos estos factores, es de fundamental importancia que la clase política evalúe la situación con solvencia profesional, adquiera conciencia de la verdadera dimensión de la realidad y piense en los intereses genui­nos del Paraguay. Por encima de las cuestiones partidarias, internas o externas, está la suerte del país, que necesita de esperanzas ciertas de una mejora en la vida de todos, que solo podrá ocurrir mediante una sólida reactivación del aparato económico.

El Gobierno, como responsable máximo del país, debe dejar de lado como preocupación principal a la política y enfocarse en lo que más importa: dar tranquilidad a los inversionis­tas, trabajadores y empresarios. Para eso debe sofocar la inestabilidad política y asegurar la reactivación, que es el único interés real que tiene el país, por encima de las peleas de faccio­nes que no conducen a nada.

Déjanos tus comentarios en Voiz