En una semana se inicia oficialmente la campaña sojera del período 2019/20, que por su importancia y peso dentro de la economía puede representar el inicio de la recuperación del Paraguay, si todo va dentro de la normalidad. Si el Gobierno, al que se critica por su gestión económica, toma en serio la necesidad de priorizar la reactivación, nuestro país volverá a transitar por los caminos del crecimiento.
De acuerdo con todos los diagnósticos conocidos, el país atraviesa actualmente por una recesión debido a numerosos factores adversos, que se juntaron con la impericia de las autoridades que no despertaron a tiempo ante los síntomas de los problemas para impedir la retracción.
La caída en la producción agraria, sumada al bajón en el comercio exterior con exportaciones e importaciones deprimidas, además de la disminución del consumo y el aumento de la desocupación, dibujan un panorama complicado. Por eso, los más diversos sectores de la ciudadanía han intimado a las autoridades a tomar conciencia y a comenzar la tarea de reactivación en el plazo más breve posible.
En primerísimo lugar está la producción agrícola y ganadera, que es uno de los pilares en que se sustenta el país. Por eso el inicio de la campaña sojera de la semana entrante es un hecho emblemático.
En la temporada 2018/2019, la oleaginosa sufrió un fuerte traspié y se aguarda que en esta ocasión pueda superarlo. Debido a ello la última cosecha del grano alcanzó tan solo 7,8 millones de toneladas y a causa de esta disminución el país dejó de percibir 1.340 millones de dólares por exportaciones no realizadas. Obviamente, este ha sido uno de los más duros golpes que acusó la economía del país, pues muchos productores no pudieron pagar bien sus deudas bancarias y otros ya no realizaron las inversiones que son habituales a esta altura del año para adquirir nuevas maquinarias agrícolas.
En el campo se están preparando 3,5 millones de hectáreas para cultivar la soja, que en condiciones normales y con una producción promedio de 3.000 kilos por hectárea podría alcanzar una cosecha de 10,5 millones de toneladas. Esta producción, con un precio como el actual, podría redituar cerca de 3.000 millones de dólares en las exportaciones.
De llegarse a la producción de 10,5 millones de toneladas, la cosecha de este grano registrará un incremento del 33,7% frente a la anterior, cuando solo alcanzó 7,8 millones de toneladas. Si se dan todas las condiciones climáticas en forma benigna y se alcanza lo apuntado, será un empujón importante para nuestra alicaída situación económica. Y si el precio internacional alcanza 300 dólares la tonelada o llega a subir más, el buen momento será completo para la producción nacional.
No está demás insistir en la importancia de que le vaya bien a este cultivo. Porque si a la soja le va bien, como se espera, tendrá un efecto positivo enorme, pues su consecuencia afectará la situación general del país, ya que ingresará más dinero, movilizará el transporte, dinamizará el comercio y los servicios.
En ámbitos de la producción ganadera también se respira un optimismo moderado, pues se estima que el año entrante mejorará este sector para recuperarse también del bajón que había tenido. En el primer semestre de este año, la faena de vacunos declinó un 6% con relación a igual período del 2018, pero el aumento de animales jóvenes en los frigoríficos subió 3 puntos porcentuales, lo que se considera auspicioso. El hato ganadero que había venido disminuyendo en los últimos años, según voceros de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), se quiere aumentar y llegar para el 2020 a 15.000.000 de animales, como parte de la recuperación pecuaria.
Como estamos a las puertas de un nuevo ciclo agrícola del que depende en gran medida la economía nacional, las autoridades políticas y monetarias tienen que tomar las medidas para apoyar su recuperación. Y al mismo tiempo el Estado tiene que reforzar con muchas más inversiones el impulso a las obras públicas que por su efecto multiplicador pueden ayudar a la más rápida reactivación.
En esta ocasión ya no pueden volver a cometer el error de llegar tarde.