En el curso de esta semana, acaso hoy mismo, el Poder Ejecutivo presentará al Poder Legislativo el proyecto de ley del Presupuesto General de la Nación (PGN) para el año veni­dero, ya que tiene que hacerlo antes del 1 de setiembre. El presupuesto estatal es el ins­trumento administrativo que se convierte en la ley más importante que se estudia cada año porque en él se establecen las bases de la vida económica del país, tanto el dinero que se recaudará como el que se erogará en los gastos públicos. De acuerdo a cómo esté ela­borado, se puede ver qué rumbo seguirá el país en el año siguiente, pues en su proyec­ción de gastos se observa si seguirá estan­cado o si arrancarán nuevos proyectos para activar la vida económica de la nación. Y lo que se proyecte en recaudaciones indicará las expectativas de si el país seguirá depri­mido o tendrá expansiones.

Por de pronto, el proyecto elaborado por el Ministerio de Hacienda puede conside­rarse conservador, en el sentido de que no incorporará grandes aumentos, sino más bien una escasa diferencia con el presu­puesto actual. Inicialmente se previó un total de 86 billones de guaraníes para el 2020 frente a los 80 billones de este año, lo que representa un alza de 7,5% con rela­ción al que se está ejecutando. Teniendo en cuenta que las recaudaciones tributa­rias se prevén en alrededor de 4.190 millo­nes de dólares, se calcula que el déficit del fisco sería el equivalente a 1.700 millones de dólares, que representa el 1,5% del Pro­ducto Interno Bruto (PIB).

Al documento final que se está preparando se le han hecho algunos recortes más para empequeñecerlo frente al proyectado ini­cialmente.

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Estipula algunos aumentos en gastos rígi­dos que no se podrán dejar de incluir como el incremento salarial para docentes de 16%, que se viene pagando desde julio, y el alza de 3,8% para los estatales que ganan el salario mínimo y que deben recibir el ajuste establecido por la ley del trabajo.

El documento contempla la emisión de bonos del Tesoro por 600 millones de dólares, lo que implica un mayor endeu­damiento, cuyo monto se destinará en buena parte a pagar los vencimientos de las deudas del ejercicio 2020, pues el país se endeuda para pagar los intereses de los compromisos con sus acreedores.

Teniendo en cuenta las cifras que se cono­cen, se puede afirmar que el Estado no prevé hacer ahorros en el año venidero en sus erogaciones, pues la mayor parte de las mismas son gastos fijos destinados a sala­rios que son intocables. En ese sentido, no habrá sorpresa y la promesa de gastar menos en cuestiones superfluas que han hecho las autoridades nacionales no se con­cretará, ya que en el mejor de los casos lo que podrá ocurrir es que se gaste lo mismo que este año.

Gremios empresariales han solicitado que tanto el Poder Ejecutivo como el Legis­lativo y el Judicial hagan ahorros elimi­nando las asignaciones para comida y catering, que ya no se adquieran nuevos vehículos y se regule la compra de muebles y útiles. Pidieron que los viajes al exterior se hagan solo en clase económica. Tam­bién han solicitado no ingresar funciona­rios nuevos, tanto en calidad de contrata­dos como nombrados, además de suprimir los contratos de seguros privados elevados para los funcionarios, quienes tendrían que pasar a cargo del IPS. Pidieron can­celar el sistema jubilatorio de los parla­mentarios por uno menos oneroso para el Estado. Todas peticiones a las que difícil­mente les den curso.

El proyecto de presupuesto que enviará el Gobierno al Congreso no tiene mayores variaciones y será más de lo mismo. No se ven mayores ahorros en las previsiones de gastos como se reclama y los proyectos de inversión son importantes, pero no serán de más envergadura que los previstos para este año.

Es de esperar que en el Congreso los legis­ladores actúen con mayor sabiduría que en años anteriores y que antes que agregar nuevas erogaciones improductivas, como acostumbran, propongan recortes en las mismas. Y sobre todo que incluyan nue­vas propuestas para realizar obras públicas para de ese modo incentivar la reactiva­ción de la economía con más inversiones y menos gastos superfluos.

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