La actividad económica del Paraguay muestra una marcada retracción. De acuerdo con el informe oficial del Banco Central del Paraguay, acumula una caída del 2,8% al cierre de junio. Analistas económicos y el sector empresarial ya hablan de que prácticamente la economía paraguaya atraviesa una recesión, afectada tanto por problemas endógenos como exógenos.
Es decir, tanto a nivel interno, como consecuencia de la falta de obras públicas, muchas de las cuales, muy importantes, quedaron a medio camino, la menor producción agrícola, específicamente la soja. A nivel externo se menciona la inestabilidad del mercado internacional, la baja de precios de algunos commodities. Todo esto hace que la economía se esté resintiendo fuertemente.
A todo esto se le suma otro factor negativo y que tendría serias consecuencias sobre la economía local: la devaluación del peso. De acuerdo con las carteras económicas del Gobierno y el sector industrial, a raíz de la caída de la moneda argentina sus productos serán más competitivos frente a los nacionales, lo cual generará un aumento del contrabando. Es decir, aumentará la informalidad.
La consecuencia que derivará de esto será una menor venta de los productos locales, que traerá otro efecto negativo, posibles despidos y consecuente desocupación.
Al respecto, la ministra de Industria y Comercio, Liz Cramer, señaló que desde el propio Gobierno se deberán aplicar medidas que impidan el aumento del contrabando. Por un lado, la concienciación a la gente sobre el llamado “contrabando por conveniencia” –si bien no se considera tal o no está penado– y el cambio de normativas en Aduanas.
La crisis política y social por la que atraviesa el país desde hace varias semanas, como consecuencia del acta bilateral entre Paraguay y Brasil, firmada el 24 de mayo pasado, también afecta seriamente a la ya bastante golpeada economía local.
Y el panorama no es mejor. Los actores económicos del país coincidieron en que estos frentes externos –e internos– “pegarán” fuerte a la débil actividad económica. Recortaron todas sus expectativas en las variables económicas, de acuerdo con el resultado de la encuesta de Expectativas de Variables Económicas (EVE), preparada por el BCP.
De un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 3% para este año, el mercado interno redujo a 1,5%. En línea con los organismos internacionales, el BCP también ajustó a la baja su proyección oficial del crecimiento económico de 3,2%, prevista al principio, a 1,5%. La estimación de expansión para el año que viene por parte de la banca matriz tampoco es muy alentadora, ya que de esperar un 3,7%, se prevé que el PIB varíe a 3,5%.
Si bien el Ejecutivo anunció no hace mucho un paquete de medidas económicas, de aproximadamente 1.544 millones de dólares, para lograr reactivar esta desacelerada economía paraguaya, a raíz del impacto en el país de los factores regionales adversos, todo parece moverse muy lento y no se nota aún un cambio positivo; al contrario, persiste la desconfianza por parte del sector empresarial. Y a nivel microeconómico ese escepticismo aumenta, ya que la gente común no ve aún un beneficio, persiste el menor movimiento comercial, el aumento de la desocupación y la subocupación.
Mientras tanto, el Gobierno sigue atascado en una profunda crisis política sin encontrar una salida. Es hora de que haga algunos ajustes para estabilizar la situación, revertir la mala imagen que tiene desde que asumió y reactivar la alicaída economía. Es hora de priorizar la economía por encima de la política.