La carga impositiva al ingreso de autopartes producidas en Paraguay impuesta por el Brasil pone en peligro entre 10.000 a 12.000 empleos en el país, además del riesgo de perder el ingreso de alrededor de 300 millones de dólares al año. La medida de la administración de Jair Bolsonaro traerá enormes pérdidas a la economía paraguaya y representará otro golpe más para nuestra dura situación actual. Por ello, el Gobierno Nacional debe obtener rápidamente de las autoridades brasileñas que se mantenga el actual statu quo de que las autopartes producidas aquí sigan ingresando a su territorio sin pagar aranceles.

Recientemente, las autoridades aduaneras brasileñas emitieron una disposición en la que establecen la aplicación de tarifas arancelarias que se impondrán a las autopartes originarias de los países del Mercosur. Dado que, hasta ahora, Paraguay no había negociado aún con Brasil el tratamiento de ese punto, los productos hechos aquí deberán pagar un arancel del 16% para entrar en ese país ante el cero por ciento anterior. Esto haría más caros los accesorios, piezas y partes manufacturados aquí y no podrían competir en el mercado brasileño, por lo que no sería ya negocio producirlos en territorio paraguayo.

La industria de la maquila ha crecido de manera extraordinaria en los últimos seis años en nuestro país, por lo que en el 2018 llegó a exportar por valor de 675 millones de dólares. Hasta fines de mayo último estaban registradas 173 empresas maquiladoras que dan empleo a 17.000 personas. Las autopiezas constituyen cerca de la mitad de sus exportaciones. Tanto es así que el año pasado por los envíos de autopartes se llegó a facturar 260,7 millones de dólares.

Y en el primer semestre de este año el total de piezas y accesorios exportados alcanza a 139,7 millones de dólares, por lo que se aguardaba llegar a fin de año a 300 millones de la moneda norteamericana.

De acuerdo con los datos oficiales, en el 2018 la industria del vecino país recibió el 83% de todas las autopartes producidas por las firmas paraguayas, lo que representó una facturación de 216 millones de dólares, y en lo que va de enero a junio de este año, ya se enviaron productos por valor de 116 millones de dólares. En segundo lugar, está la Argentina, que este año ya llevó productos, especialmente cables, por 14,6 millones de dólares. Y luego se sitúan los Estados Unidos, con una facturación de 8,4 millones de dólares.

La decena de compañías que se dedica a la producción de piezas, partes y otros accesorios para vehículos a través del régimen de maquila son prácticamente todas de origen foráneo. Han venido a invertir en Paraguay por las ventajas encontradas aquí y la posibilidad de vender sus productos en el exterior sin las trabas que ahora quieren imponer las autoridades brasileñas.

La situación planteada ahora con la medida proteccionista del Brasil representa para el Paraguay un desafío extraordinario al que se le debe hallar solución en el menor tiempo posible si no se quiere ver colapsar a ese importantísimo sector de la producción nacional, con el consiguiente problema que traerá desde el punto de vista social con el desempleo que ocasionará.

La Cámara de Empresas Maquiladoras del Paraguay (Cemap), golpeada por esta realidad, ha solicitado del Gobierno Nacional que tome urgentes medidas para llegar a un acuerdo con el Brasil y con los demás países del Mercosur. El gremio industrial necesita seguridades y garantías suficientes para poder continuar sus actividades, promoviendo un sistema de inversión ventajosa con estabilidad en las condiciones de producción y comercialización.

Las negociaciones deben realizarse desde las más altas estructuras del Gobierno con la mayor rapidez posible para impedir la aplicación de esta traba que acarreará graves consecuencias.

Las embajadas y otras oficinas diplomáticas son útiles para las negociaciones, pero sus gestiones durarán meses para conseguir resultados. Por eso, en esta ocasión, por la gravedad del tema, es el presidente de la República quien tiene que solicitar de manera directa a su par del país vecino la revisión de la medida. Sin ir contra las normas de la diplomacia, se necesita la intervención de las más altas responsabilidades políticas para encaminar las soluciones con la prontitud que requieren los intereses de nuestro país.

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