La situación de estabilidad macro­económica, baja inflación y equili­brio fiscal del Paraguay que se logró en gobiernos anteriores mediante un gran trabajo, en especial, durante la última administración, es excelente y resulta la envi­dia de otros países. Debemos valorarla y pre­servarla como el principal tesoro que tenemos en la actualidad.

Pero, dicen los expertos que, para seguir ade­lante en la tarea del desarrollo, el país no se puede quedar solo con el tesoro. Ahora tiene que comenzar a movilizar con mayor dina­mismo la estructura productiva con más y mejores inversiones para dar aceleración a los motores del crecimiento. Y no es que anterior­mente no se haya crecido, que lo ha hecho en buena forma.

Pero la tarea es ahora continuar lo iniciado anteriormente con mucho más ímpetu, ya que se tiene el camino del equilibrio macro fiscal allanado y solo se tiene que apretar el acelera­dor del progreso por la senda ya iniciada. Esa es la principal responsabilidad que le incumbe ahora al Gobierno, que tiene que percatarse de esta delicada misión que debe asumir.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Este es el diagnóstico realizado y la propuesta surgida en el seminario sobre Retos y Opor­tunidades para el Desarrollo del Paraguay lle­vado a cabo esta semana por el Banco de Desa­rrollo de América Latina, más conocido por la sigla de su anterior denominación de CAF.

Los técnicos que analizaron la situación del país resaltaron que Paraguay tiene una macro­economía envidiable y que lo importante es ahora sostenerla en medio de un panorama mundial más complicado. Que para ello la única alternativa es adoptar rápidas medidas para no estancarse y seguir adelante. Entre las tareas que son urgentes, señalaron que hay que invertir más en infraestructura para mejorarla y ordenar el gasto público, para priorizar los gastos de capital en lugar de los corrientes que no tienen mayor relevancia en la vida del país.

Otra de las conclusiones es que ahora que la estabilidad se ha logrado es el momento de impulsar la productividad en los más diversos campos. Lo que implica enfrentar las princi­pales debilidades en materia de innovación tecnológica y lo que se relaciona con la movi­lidad de las empresas y la administración del empleo.

También se remarcó en no considerar los logros en la macroeconomía como un obje­tivo final, sino que hay que insistir en hacer frente a los desafíos en materia de inversión, en infraestructura, educación, salud, protec­ción social, que constituyen los puntos más débiles del panorama actual. Y que para finan­ciarlos habrá que aprovechar mejor las rega­lías y beneficios financieros generados por la hidroeléctrica de Itaipú, ya que su deuda se está a punto de cancelar.

La consigna surgida del encuentro interna­cional es clara: ya tenemos estabilidad, ahora hay que acelerar el crecimiento. El desafío es simple: se debe comenzar a invertir con más ímpetu si no nos queremos estancar.

Todo lo señalado son propuestas generales que tienen un gran valor. La realidad actual del país es que, a pesar de su estabilidad macroeco­nómica, está sufriendo una fuerte desacelera­ción a la que hay que hacer frente de manera inmediata y eficaz. Ese es el reclamo unánime de todos los sectores de la economía ante un gobierno que en sus primeros nueve meses ha mostrado un cierto letargo para encarar los desafíos y emprender su trabajo con eficiencia.

Los retos del momento para las autoridades nacionales implican la inmediata adopción de medidas drásticas para acelerar la inver­sión y el control efectivo del gasto público. Al mismo tiempo, tienen que tomar cartas en el asunto para acelerar la formalización de la economía que en un gran porcentaje está en negro. Por ello debe cumplir y hacer cumplir sus compromisos de responsabilidad fiscal, mediante medidas efectivas de control del comercio informal, contención y represión del contrabando, la evasión y elusión fiscal, para aumentar la base imponible y así recaudar más mediante una mayor eficiencia.

Las recomendaciones realizadas en el foro organizado por el CAF son muy oportunas y vienen a caer como anillo al dedo en las actua­les circunstancias. Tendrían que comenzar a aplicarse ahora mismo para salir del atolladero y respirar con más tranquilidad.

Es bueno que el Gobierno comprenda que ya se ha logrado el equilibrio macro fiscal en el pasado reciente y que el reto urgente que tiene ahora es dinamizar la economía a todo pulmón con más inversiones y medidas que ayuden a mejorar el gasto público.

Dejanos tu comentario