Cada vez que se produce una inundación, se repiten los mis­mos gestos por parte de las autoridades que pudieran tener la buena intención de la asistencia a los pobladores, pero no tienen el talento de pensar en soluciones de fondo para los inundados.

De hecho, el problema de la inundación es un problema complejo y multidisciplina­rio. Una cosa es la inundación en los baña­dos de Asunción por el ciclo de la subida del río y otra es la inundación de Pilar a consecuencia del colapso de los sistemas de bombeo de agua ante un excepcional temporal. Pero ambos casos tienen un denominador común: necesitan una solu­ción estructural que va mucho más allá de una bolsa de víveres o la visita solida­ria de las autoridades.

Durante el gobierno de Horacio Cartes se encaró un plan que claramente repre­senta una salida estructural al problema de los inundados de Asunción: la cons­trucción del barrio San Francisco.

Pese a la oposición existente, la admi­nistración anterior construyó un barrio modelo para miles de vecinos, muchos de los cuales anteriormente eran eternos refugiados en ocasiones de inundación. Pero también dejó instalado un plan de construir un nuevo asentamiento para ubicar a los bañadenses en un siguiente barrio.

Lamentablemente, no se ha visto sufi­ciente entusiasmo para sostener el propio barrio San Francisco en el nuevo proceso y hasta el momento la gestión del Minis­terio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (ex Senavitat) en general es bajísima en ejecución, lo que no deja la esperanza de encarar un nuevo barrio en breve.

Este tipo de iniciativas son claves para superar el problema de la inundación porque son mucho más estructurales que toda la asistencia de emergencia que se pueda brindar. Lamentablemente, la mala política lucra del dolor de los inun­dados muchas veces y en algunos casos, al no plantearse soluciones de fondo, da la impresión de que se prefiere dejar las cosas como están y paliar las crisis con bolsas de víveres o chapas de zinc, lo cual es una salida demasiado endeble y provi­soria.

Es de esperar que las autoridades piensen en alternativas permanentes y en planes reguladores que tengan una visión previ­sora al respecto de lo que puede suceder en una situación extrema. Estas situa­ciones se irán repitiendo con mayor asi­duidad en el futuro fruto del cambio cli­mático, advierten todos los expertos, lo cual lleva a pensar que la política asis­tencialista –como pasa en la salud– es un recurso que insume muchísimo costo, pero no representa ninguna solución per­manente.

Una verdadera solución al problema de la inundación es el modelo del barrio San Francisco. Ello supone una idea urbanís­tica que se ubique lejos de las aguas, pero cerca de los asentamientos originales, que les provea la infraestructura necesa­ria para el buen vivir y que represente una oportunidad de futuro para los eternos damnificados.

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