Los números de la economía paraguaya en los tres primeros meses del año no son para alegrarse mucho porque estamos creciendo menos que el año pasado y el comercio exterior sigue en tono pesimista, por lo que decididamente se estima que en el 2019 el Paraguay no se expandirá tanto como se tenía previsto inicialmente. Pero como toda actividad humana, la economía es dinámica y cambiante, por lo que resta tener la esperanza de mejorar los indicadores con decisiones acertadas de parte del Gobierno, el mejor desempeño del sector privado y ojalá con el comportamiento más amigable del mercado internacional.
El martes último, el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo una revisión de sus datos y consignó que este año la economía paraguaya crecerá un poco menos de lo que se había previsto en los análisis anteriores. En su último informe sobre las Perspectivas Económicas Mundiales, refiriéndose a Paraguay indica que prevé el crecimiento del país para este año en 3,5%, lo que comparado con sus pronósticos de octubre del año pasado, cuando hablaba de 4,2%, representa 7 décimas porcentuales menos. Esta disminución en las previsiones del crecimiento paraguayo es similar a las de otros estudios conocidos como el del BCP (3,5%, en forma provisoria), el de Itaú (3,5%) y el de Basa (entre 3,75% y 3,25%), todas cifras inferiores al 4% y más que se habían calculado anteriormente. Una semana atrás, el Banco Mundial había rebajado también sus perspectivas de crecimiento para el 2019 de 3,9% inicial a 3,6%, 3 décimas menos que en su informe anterior.
Las explicaciones del FMI refieren que esta disminución se debe principalmente a los efectos de la sequía en la producción agrícola nacional, además de otros factores como la disminución del turismo de países vecinos y la caída del comercio fronterizo debido a las devaluaciones monetarias que han sufrido. Así y todo, el Paraguay seguirá siendo uno de los países con buen desempeño económico con una tasa que está por encima del promedio latinoamericano, según el organismo multinacional.
Datos difundidos el martes último por el Banco Central del Paraguay (BCP) aseguran que el comercio exterior paraguayo sigue en baja, pues tanto las exportaciones como las importaciones han tenido una caída por encima del 6% de enero a marzo. Mientras nuestras ventas al exterior tuvieron una declinación del 6,1% comparada con igual período del año pasado; nuestras compras sufrieron también una caída del 6,9%. Pero la balanza comercial sigue siendo positiva, ya que el país exporta un poco más de lo que importa.
Llamó la atención el alto crecimiento de las exportaciones de cereales, que tuvieron un alza de 61,5% en el primer trimestre, seguidos por las materias plásticas que se vendieron 1,4% más y las autopartes con un alza del 0,2%.
Pero los productos estrellas de la exportación como la semilla de soja y carnes sufrieron una retracción notable. Los granos de la oleaginosa se exportaron por un 17,1% menos, con lo que se dejaron de percibir 661,4 millones de dólares. Por la baja en la exportación de carnes se recibieron 245,1 millones de dólares menos, en tanto que por la menor venta de energía eléctrica (-5,8%) se consiguió la disminución del ingreso en 505,4 millones de dólares. Solo con estos tres productos, el país vio disminuido su ingreso en 1.411,9 millones de dólares de enero a marzo pasado si se hace la comparación con lo obtenido en similar período del 2018.
Estos datos de los tres primeros meses del año hablan de la necesidad de que las autoridades nacionales aprieten el acelerador a la hora de aumentar las inversiones públicas y tomen medidas para incentivar la inversión privada y se puedan mejorar tanto la producción como el comercio.
A Paraguay no le conviene disminuir su ritmo de crecimiento para poder continuar su desarrollo y así poder vencer el atraso crónico que le afecta. El desafío que tiene no es sobrepasar el índice puntual de los demás países, sino superarse a sí mismo para alcanzar las metas que necesita para el bienestar de su pueblo.