Reunidos ayer en Santiago, la capital chilena, los presidentes de los países de la región llevaron a cabo la primera cumbre de esta nueva iniciativa política denominada ProSur, este foro fundado para el progreso y el desarrollo de Latinoamérica. Según los impulsores de este espacio de discusión y de reflexión, el objetivo de este organismo es dar impulso a las políticas públicas y de “defensa de la democracia”.Precisamente, el texto de declaración que funda ProSur hace una encendida defensa de los valores democráticos y excluye casi de manera implícita a Venezuela, al interponer la insalvable cláusula de que para ser miembro de esta alianza los países que la integran deben poseer credenciales democráticas, situación que nítidamente descarta al país caribeño, que hoy soporta una grave crisis social, política y económica.
Los preceptos de ProSur, contenidos en su declaración fundacional, destacan el compromiso para consolidar y profundizar el desarrollo sostenible, erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones, lograr una mayor igualdad de oportunidades y permitir a nuestros ciudadanos desplegar sus talentos, capacidad de innovación y el emprendimiento, aspectos que se complementarían de manera eficaz al haber uniformidad de criterios y de ideas. Situación que ya no se lograba con la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), aparecida en el 2011 y que desde el 2017 está paralizada.
El advenimiento de este nuevo bloque, que intenta recuperar sus orígenes sobre las bases democráticas heredadas del Grupo de Río, supone de facto la carta de defunción definitiva de la Unasur, aquella alianza pergeñada y ejecutada por líderes de naciones que eran movilizados por el estricto interés de su ideología.
La ruptura de esta entidad que tuvo como impulsores a Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández, Lula da Silva, Hugo Chávez o Evo Morales termina de derrumbarse en los últimos años en la medida que estos personajes fueron desapareciendo del escenario político en sus respectivos países.
El caso Venezuela ha sido el botón de reinicio para que los países de la región tomen partido. La grave situación que arrastran millones de venezolanos, obligados a huir de su tierra para no morir de hambre, y el grave deterioro institucional al que ha desembocado gracias a las desatinadas políticas de Nicolás Maduro han despertado en los países del continente la intención de buscar nuevos espacios de diálogo y de soluciones.
Estimulados por la convergencia de ideas y con el firme propósito de llevar acciones concretas para Venezuela, el Grupo de Lima ha servido como antecedente inmediato exitoso de las gestiones que se han empezado a llevar a cabo a favor del pueblo de Venezuela.
Un aspecto que determina que efectivamente ProSur es una instancia antagónica a Unasur es el hecho de que aquellos gobiernos que son regidos por mandatarios de izquierda, como la Bolivia de Evo Morales o el Uruguay de Tabaré Vázquez, hayan enviado a Santiago de Chile a funcionarios de tercera categoría.
Un mensaje para nada sutil de La Paz y Montevideo respecto a la conformación de este foro, para cuyo acto fundacional contó con la presencia de los mandatarios de Chile (cuyo presidente Sebastian Piñera además de anfitrión de este bloque asume la presidencia pro tempore del mismo), Argentina, Brasil, Paraguay, Colombia, Ecuador, Perú y Guyana estuvieron presentes en la sesión fundacional de ProSur.
Estos países, al igual que México y Cuba, siempre fueron aliados incondicionales del chavismo, tanto con Hugo Chávez como con Nicolás Maduro y no han ocultado su apoyo al actual régimen de Caracas ante los organismos como la OEA o Naciones Unidas, a pesar de la catástrofe humanitaria suscitada en el país caribeño.
Sin ningún tipo de dudas, ProSur suplanta a Unasur. El retorno a los orígenes de espacios como el Grupo de Río o del Mercosur o del Grupo de Lima, hará que ProSur no solo se constituya en un reemplazo natural e ideal de Unasur, sino que se termine convirtiendo en sepultura de Unasur, definitivamente.