El Viceministerio de Economía del Ministerio de Hacienda informó que las inversiones siguen cayendo y que de enero a noviembre último la dis­minución de la inversión física realizada por el Gobierno Nacional alcanzó el 15% comparada con igual período del 2017. El bajón en las ero­gaciones de capital por parte del Estado para­guayo es importante, ya que en los once meses de este año el Gobierno dejó de derramar recursos financieros en obras por valor de 681 mil millo­nes de guaraníes, si se compara con el período enero-noviembre del año pasado.

El informe de Hacienda revela que la inver­sión física realizada por el Estado entre enero y noviembre de este año ascendió a 3 billones 841 mil millones de guaraníes, comparados con los 4 billones 522 mil millones de guaraníes que había alcanzado en igual periodo del año anterior. Lo invertido en lo que va del 2018 es incluso infe­rior a lo que invirtió entre enero y noviembre del 2016, cuando se alcanzaron 12 mil millones de guaraníes más en las erogaciones de capital.

De acuerdo con los datos proporcionados por la cartera fiscal, se puede afirmar que la relación de ingresos tributarios y remuneraciones está en alrededor del 65%, lo que en términos prácticos significa que de cada 100 guaraníes que recauda el Estado a través de los impuestos, 65 guaraníes se destinan a pagar salarios y solo el resto iría para los gastos de capital.

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Otro detalle que es llamativo, y hasta preocu­pante, es que mientras las inversiones físicas disminuyeron en 15% en lo que va del año, el aumento del gasto por salarios en la administra­ción pública fue del 9,8% en el periodo estudiado. Esto constituye un hecho alarmante, pues mien­tras caen las inversiones que producen empleo y riqueza, se incrementan los gastos improducti­vos. En términos estrictos, estamos peor porque no mejoramos como país las inversiones estatales y cargamos al fisco con más erogaciones impro­ductivas que antes, situación que no se debería sostener si pretendemos el desarrollo sustentable.

El exceso de gastos improductivos por parte del Estado es uno de los defectos más graves de la economía porque los recursos que se destinan a ellos son los que se necesitan para las obras públicas y otras inversiones necesarias. Es jus­tamente el principal foco de la crítica por parte de los especialistas de la economía y del sector productivo del país, que es el que mueve el apa­rato económico y aporta los recursos con sus impuestos.

Todos los gremios empresariales y especialistas del área han insistido en la necesidad de dismi­nuir el gasto público y aumentar las inversio­nes estatales no solo para hacer más eficiente la utilización de los recursos del fisco, sino tam­bién para movilizar la economía del país, que se encuentra desacelerada.

Gracias al informe de Hacienda nos estamos percatando de que el Gobierno no ha hecho lo suficiente para disminuir sus gastos en salarios, que crecieron en casi 10%. Y que tampoco fue capaz de invertir más ni igual que el año pasado, por lo que la inversión física cayó 15% hasta noviembre.

En su participación en un reciente evento denominado Basanomics, dos ex ministros de Hacienda y un ex presidente del Banco Central de la administración anterior fueron enfáticos en la necesidad de reducir los gastos rígidos y potenciar la inversión pública para sobrellevar con éxito al país en momentos difíciles.

Resaltaron que, ante los embates a la econo­mía por la caída de los precios internacionales y la incertidumbre de nuestros principales paí­ses vecinos, es fundamental priorizar la inver­sión pública como uno de los motores del creci­miento.

Ante la evidencia de la importante caída de la inversión pública en lo que va de este año y el aumento de los gastos rígidos como los salarios, el Gobierno Nacional debe comenzar a revertir la situación. Ambas cosas están en sus manos hacer.

No tiene excusas.

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