Cada año, por estas fechas, en los medios de comunicación masivos, hablamos de la importancia de aplicar medidas pre­ventivas ante los riesgos para la salud que significan las altas temperaturas y otras características de nuestro verano.

Ahora, a las puertas de la fiesta de la Virgen de Caacupé, cuando numerosas personas de todas las edades, familias enteras, acostumbran pere­grinar hasta el santuario en el departamento de Cordillera, exponiéndose al sacrificio de largas caminatas y poniendo muchas veces en riesgo la salud de sus hijos pequeños y personas mayores en ese momento, vale recordar la importancia de las medidas sencillas pero fundamentales para no padecer consecuencias que pueden ser leves o muy serias.

Las altas temperaturas, como las que ya padece­mos en estos días, acarrean problemas derivados de los efectos de las mismas en el cuerpo humano. Las edades más vulnerables a padecer el llamado “golpe de calor” son la primera infancia (niños menores de 5 años) y las personas de la tercera edad (por encima de los 65 años), además de otras personas de cualquier edad que tengan alguna enfermedad crónica como diabetes, cardiopatías, hipertensión arterial, además de otras patologías. Las altas temperaturas, la fuerza de los rayos del sol y la inadecuada o falta de hidratación son una combinación letal que puede fácilmente llevar a un estado de shock y hasta perder la vida. Por eso, es muy importante repetir, aunque parezca una letanía innecesaria, las medidas básicas a tomar para no sufrir las consecuencias.

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Los niños menores de 5 años, y muy espe­cialmente los pequeños y bebés, no deben ser expuestos a los rayos del sol directos entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. Tampoco las personas mayores deberían hacerlo, ya que esa situación los agrede tanto en la piel como en el funcionamiento de sus órganos, produciéndose deshidratación en forma rápida y severa. Ambas edades, además, suelen ser reacias a hidratarse correctamente y no toman suficiente líquido pues padecen de menos sed. Estar protegidos del sol, con bloqueadores, sombreros y tomando mucha agua, jugos naturales o bebidas sin alco­hol, son sencillas costumbres que todos y a todas las edades podemos asumir para conser­var la salud.

Además de los peregrinantes, que deben redo­blar su cuidado, evitando someter a los niños al sacrificio de caminar bajo el sol o padecer calor y lluvias, hay muchas otras personas muy expues­tas a sufrir golpe de calor o complicaciones. Quie­nes practican deportes o hacen caminatas o running en parques y lugares soleados deberán aplicar protectores, hidratarse muy bien y evitar las horas “pico” de sol, que citamos antes. Una visita al médico antes de comenzar a hacer acti­vidad física en busca de mejorar el cuerpo para el verano sería la mejor manera de evitar sustos o complicaciones, especialmente para quienes no están realizándolas habitualmente. Tampoco estará de más la visita a especialistas en piel (der­matólogos) para detectar manchas producidas por el sol, lunares y el daño solar en la piel, que es acumulativo y puede derivar en enfermedades más serias.

Tampoco está de más tener en cuenta que en estos tiempos de excesivo calor se producen los choques bruscos de temperatura, entre los interiores de viviendas, oficinas o automóviles con aire acondicionado y la calle, con sus altí­simas temperaturas, lo que provocan trastor­nos al cuerpo para adaptarse rápidamente a dos situaciones extremas, desatándose enferme­dades respiratorias, cambios de presión arte­rial y otras consecuencias molestas. Para ello, se aconseja mantener una temperatura fresca pero no “helada” en interiores y automóviles, a fin de evitar el choque de ambas situaciones, que nos ponen en riesgo.

Cuidarnos y cuidar a los más vulnerables de los efectos indeseables del calor excesivo es en nuestro país una necesidad básica a la que tendríamos que estar acostumbrados desde la infancia o la etapa escolar. Con información correcta y muy fáciles formas de prevenir evitaremos tener más proble­mas que los que representan las molestias propias de las altas temperaturas en nuestro día a día.

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