Con escaso análisis de por medio, en el Congreso Nacional avanzan hoy diversas iniciativas legislativas que pretenden incrementar los impuestos a diversos productos y rubros como la soja (que ya tiene sanción en general), el tabaco o las bebidas alcohólicas, así como las azucaradas.
No cabe duda que el Estado, por las enormes necesidades y los compromisos que tiene en ámbitos como la salud, la educación, la seguridad o la infraestructura, debe recaudar más para poder revertir el estado actual de las cosas. Pero la salida para tener más recursos no pasa por aumentar impuestos a algunos productos como los mencionados, pues se cae en la fundamentada imagen de que algunos sectores políticos solo buscan simplemente una revancha contra sus enemigos o reivindicaciones ideológicas de larga data, como sucede con el Frente Guasu.
La alianza de partidos que lidera el ex presidente Fernando Lugo no ha ocultado durante años sus intenciones y mantiene la presión sobre los productores de soja. Bajo la fachada de la “justicia tributaria”, esta agrupación mantuvo por años una suerte de “espada de Damocles” sobre el sector productivo, al que amenaza de modo no infrecuente con un gravamen a la exportación de la oleaginosa.
A este tipo de imprudencias se han sumado otras fuerzas políticas como el PDP y algunos sectores internos del Partido Colorado y del PLRA, varios de estos estamentos son aliados del presidente, Mario Abdo Benítez, en sus hostilidades con la disidencia colorada y la oposición en general. De allí que la motivación de estas propuestas de ley tenga que ver con intereses sectarios y no precisamente la mentada “justicia tributaria” que pregonan y de la que se llenan la boca.
Paraguay es un país marcado por una tremenda desigualdad. Eso ya nadie duda a estas alturas. Pero la pobreza en el campo no es consecuencia de los productores de soja, sino que responde al prolongado fracaso de las políticas implementadas para el sector rural. Sin embargo, si lo que se busca realmente es lograr ese equilibrio, esa justicia a nivel de captación de impuestos, el camino no es atacar a rubros específicos solamente porque los “enemigos” políticos se benefician de ello. El mecanismo correcto, sensato, responsable y equilibrado pasa por establecer una reforma integral, idónea, pensada y analizada a profundidad para revisar la estructura tributaria y que las autoridades económicas de nuestro país, y allí tienen mucho que ver Benigno López y sus expertos, presenten un paquete de medidas razonable y coherente.
Lo que se demanda del equipo económico, cuyos integrantes no solamente son experimentados y de profundo conocimiento en materia económica, sino que además poseen mucha prudencia, es que presenten un paquete que transforme al sistema de tributos del Paraguay a una instancia más justa, que los cambios sean progresivos, de tal suerte que el que gana más pueda pagar más impuestos y no discutir hoy tributos que atacan a sectores específicos.
Con toda lógica, no solamente los empresarios vinculados a estos rubros, sino que también los distintos gremios han lanzado advertencia sobre lo inoportuno y contraproducente que sería elevar los impuestos en este momento que atraviesa la economía paraguaya, de ralentización o desaceleración del crecimiento, sumado a los vaivenes que soportan tanto Brasil como Argentina, que indefectiblemente terminarán produciendo un efecto contrario al que se pretende. En el caso de las bebidas alcohólicas, el incremento tributario traerá enormes perjuicios como ser el contrabando o la reducción del régimen de turismo, del que se benefician las ciudades fronterizas; sin mencionar el factor empleo, que está seriamente en riesgo, ya que compromete por efecto de los puntos señalados arriba el puesto de trabajo de unas 250 mil personas que viven y laboran en Ciudad del Este, Encarnación, Pedro Juan Caballero o Salto del Guairá.
Lo que se pide al Gobierno no es mucho. Se solicita cordura y sensatez para que la aplicación de reformas a nivel tributario sea consecuente y equilibrada y no un mero acto de golpear al sector productivo o al sector importador. Que la realidad no se maquille porque en Paraguay necesitamos coherencia.