El senador trucho Rodolfo Friedmann no ha dado muestras de cordura a lo largo de su estrafalaria carrera política; más bien todo lo contrario, destacándose recientemente por haber renunciando al cargo y luego haberlo reclamado de nuevo, en una seguidilla de actos desquiciados que dejaron en evidencia falta de cordura; cosa que evidentemente no se trasluce cuando se trata de aferrarse a cargos o usurpar cargos ajenos, o a justificar sumas de dinero difíciles de recaudar honestamente, con supuestas herencias familiares negadas por su propio progenitor.
En resumidas cuentas, uno de los tantos aventureros de la politiquería en busca del enriquecimiento ilícito, dando bandazos oportunistas, más que trazando una trayectoria edificante y constructiva… ahí está su última batalla contra la ciudadanía guaireña, tratando de hacer una terminal con sus socios, en contra de los intereses de la comunidad y a favor de un claro y grosero negociado.
Valga este sintético prolegómeno para ubicar al personaje, él mismo desvirtuó la investidura que usurpa actualmente cuando dijo públicamente que estaba dispuesto a “ceder” el cargo que le regaló el senador Lugo a quien lo ganó legal y democráticamente en las elecciones, el senador Cartes.
En fin, una trayectoria política de incoherencias y desprolijidades, de asuntos turbios, más calamitosa y desquiciada, aunque productiva para sus arcas y que, a las claras, tiende más a aferrarse al poder para evitar rendir cuentas ante la ciudadanía, ya que tiene pendiente “responder los pedidos de informes aprobados por unanimidad por los trece concejales de la Junta Departamental de Guairá al respecto de los ejercicios fiscales 2015 y 2016 bajo la administración del entonces gobernador, Rodolfo Friedmann”. Como se puede leer y escuchar en diferentes medios de comunicación, incluso oficialistas, para que no queden dudas.
Hasta aquí la cuestión de la errática, oportunista y “delictiva” trayectoria del senador trucho y ex gobernador renunciante y renunciado, aferrado al cargo y con cuentas pendientes a rendir en su comunidad, y al país; es decir, ocultadas, despilfarradas malversadas.
Dado que aparece una millonaria “herencia” injustificable, resulta insólito que no esté investigado y obligado a la rendición.
Valga este repaso recordatorio de hechos que son de público conocimiento para preguntarnos si puede tener credibilidad una denuncia hecha por semejante delincuente de un posible “golpe de Estado”, ¿o suena más bien a cortina de humo o lata pararã?
Sin duda que Friedmann, dado el “resumido prontuario” presentado, que cualquier lector puede ampliar repasando la información de estos últimos tiempos, podría dictar cátedra de golpista en el sentido más popular y más sufrido por víctimas económicas en nuestro país, sobre todo los más necesitados, golpista de dineros públicos, apropiándose de las arcas públicas para riqueza propia. Si hay dudas, preguntar en Villarrica y releer los reclamos de los concejales guaireños al respecto.
¿No resulta dudoso que en un momento en que le están reclamando las deudas de sus “golpes” al erario público que estuvo bajo su administración, él resucite el fantasma de un “golpe” político, remoto en estos tiempos democráticos que corren, y que se declare “defensor del Gobierno” supuestamente amenazado para ponerse bajo su amparo, con la pretensión de “defenderlo” con “un millón de paraguayos en la calle”, cuando el que está necesitando y reclamando apoyo a todas luces es él?
Y más insólito aún que se le dé crédito en ciertos sectores de la prensa que, por cierto, apoyaron el último intento de golpe contra la democracia que hubo en este país, desde que empezó este proceso democrático, dándole alas y abundante publicidad al entonces golpista, Lino César Oviedo.
Y más insólito aún, si cabe, que el Gobierno Nacional le dé credibilidad y publicidad.