El Brasil es el país que tiene más inci­dencia en la vida del Paraguay, nos guste o no, y lo que ocurre en el vecino país tiene habitualmente una fuerte repercusión en suelo paraguayo, ya sea en la economía como en lo político. Por esta razón, la elección del nuevo presidente brasileño no puede resultar indiferente a los paraguayos porque su política puede mejorar o empeorar muchas de las cuestiones que tenemos con esa nación.

En la primera vuelta de las elecciones presiden­ciales triunfó el ultraderechista Jair Bolsonaro con un porcentaje de votos muy alto sobre sus oponentes, lo que hace pensar a muchos que en la segunda vuelta podría llegar a obtener la ven­taja necesaria para conseguir la presidencia.

Los resultados de las votaciones del domingo indican que una gran porción del pueblo bra­sileño está cansada y frustrada por la recesión económica y la alta corrupción que ha envuelto a la clase política. Según los analistas, por eso se están volcando hacia un ex militar, admirador del autoritarismo, que con mano dura podría enderezar los destinos de ese país tomando medidas para ello.

Mucha gente entiende que Bolsonaro ha inter­pretado la frustración de los brasileños casti­gados por la recesión y la corrupción de la clase política que envolvió también al ex presidente Lula da Silva y a su partido, el PT. Que el optar por el candidato derechista es consecuencia del escándalo del Lava Jato, que ha llevado a pri­sión a muchos políticos y empresarios meti­dos en uno de los casos más emblemáticos de la corrupción en la historia brasileña. Y tam­bién por la fuerte crisis económica que afecta a los habitantes de ese país, pues el ingreso per cápita cayó en los últimos años en 9%.

La decepción política de los brasileños es tan grande que en una encuesta realizada el año pasado solo el 13% de la población de Brasil reconocía que está satisfecho con la democracia que tienen, por lo que no es nada raro que gran parte de ese país abrigue esperanzas en un can­didato de perfil autoritario.

Algunos analistas de nuestro país temen que con Bolsonaro como presidente la relación de Paraguay con el Brasil pueda tener dificulta­des. Pero son solamente conjeturas sin mayo­res fundamentos en la realidad por el temor que algunos tienen hacia los candidatos de derecha así como otros les temen a las candidaturas de izquierda.

Se ha dicho que podría frenarse la venida de industrias brasileñas al Paraguay para acogerse al régimen de maquila, pero las empresas vie­nen por las ventajas tributarias que tienen en Paraguay, donde solo pagan el 1% de impuesto y otros beneficios muy difíciles de obtener en un país más estructurado. En los últimos cinco años la casi totalidad de las empresas que ingre­saron al Paraguay para acogerse al régimen de reexportación fue de origen brasileño y siguen viniendo.

Paraguay no tiene que temer ningún protec­cionismo. Porque Brasil le compra a Paraguay productos no por falta de proteccionismo, sino porque los necesita para su consumo y su mer­cado interno. Lo hace por su propia convenien­cia e interés.

Es prematuro todavía hablar de lo que podría suceder en el futuro, pero los analistas interna­cionales creen que en la segunda vuelta de las elecciones brasileñas le será muy difícil al can­didato Fernando Haddad, que obtuvo el 29,18% de los votos, ganar la presidencia frente a Bol­sonaro, que consiguió el 46,1%. Lo cierto es que, según todos los indicios, el Brasil está cansado de las frustraciones de los años recientes y está dándole la espalda a los proyectos de izquierda que las causaron.

De todos modos, nuestro país debe estar pre­parado para lo que sobrevenga estudiando las estrategias necesarias para hacer frente a las nuevas realidades y encarar negociacio­nes inteligentes para defender sus legítimos intereses.

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