El presidente de la República, en un acto público llevado a cabo ayer en conmemoración del aniversario 131 de la creación de la Asociación Nacio­nal Republicana (ANR), Partido Colorado, en María Auxiliadora, Itapúa, reivindicó a gran­des voces los ideales y grandes principios de la asociación política. Resaltó que estamos viviendo en una época en que la gente exige mucho a sus autoridades y que está dispuesto a liderar la transformación del país. Enfatizó que será el Partido Colorado, desde su gobierno, el que va a recuperar los grandes valores y que va a luchar contra la corrupción y contra la impu­nidad.

Su entusiasmo patriótico no le duró demasiado y luego se refirió a los que critican su tarea. Y en menos de un mes de asumir la Presidencia de la República se tiró contra los medios que le indican sus errores, señalando que todavía no se repusieron de su derrota y desde su liderazgo político utilizan desde la oscuridad sus medios de comunicación para tratar de desprestigiar al presidente de la República.

La extrema sensibilidad del primer manda­tario a las publicaciones periodísticas le hizo salir de sus casillas y atacó duramente a los que “desde la oscuridad” utilizan sus medios para desprestigiarlo. No se percató de que la tarea de la prensa libre es señalar objetivamente lo que ocurre, guste o no a los gobernantes, y que más que aplaudir, muchas veces le mostrará aspec­tos de la realidad que no le van a gustar. Nadie ha señalado hasta hoy hechos inexistentes ni mon­tado mentiras desde la “oscuridad”, sino que los medios se han ocupado de poner a la luz del día y a la consideración de la ciudadanía asuntos que algunos quisieran guardar en la oscuridad de los escondites.

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Por ejemplo, si se ha mencionado como inade­cuado el cierre de la embajada paraguaya en Jerusalén, la capital de Israel y sede del gobierno de ese país, es simplemente comentar un hecho real que ha producido un roce innecesario con una nación de gran importancia con quien tene­mos muchos programas de cooperación que convienen al país y que por esa razón pueden verse perjudicados. Si a la propia primera poten­cia mundial, Estados Unidos, le ha molestado esa medida de la administración de Abdo Bení­tez, debe ser por alguna razón valedera. Y por ello, el mismo vicepresidente de esa gran nación llamó al Presidente de nuestro país para expre­sarle su inquietud.

Es comprensible que a un alto funcionario no le agrade que se le señalen sus errores y menos a través de los medios de comunicación. Pero es parte del juego en un país libre donde las libertades de expresión y de prensa están con­sagradas por su Carta Magna y por sus leyes. Es, además, la nación que tenemos hoy, lejos en el tiempo y en la realidad de la dictadura de Alfredo Stroessner, quien había clausurado diarios y publicaciones, cerrado radios y apre­sado a periodistas por contar la realidad o por emitir sus opiniones. El señor Presidente debe percatarse de ello y tratar de no parecerse a los enemigos de la democracia, que lo primero que hacen siempre es tratar de castigar a los medios periodísticos, como nos muestra la experien­cia vivida en el país cuando el Partido Colorado estaba preso y maniatado bajo las garras del dictador.

Por ello, no está demás recordar que la Consti­tución Nacional, en su artículo 26, garantiza la libre expresión y la libertad de prensa, así como la difusión del pensamiento y de la opinión sin censura alguna. Y que toda persona afectada por la difusión de una información falsa tiene derecho a exigir su rectificación, como dice el artículo 28.

Tampoco es ocioso señalar que hace 131 años, en el manifiesto fundacional del Partido Colorado, los padres de esa agrupación política como Ber­nardino Caballero y José Segundo Decoud des­tacaron que para conseguir los propósitos de la ANR, mantendrían firme e inviolable, además de la libertad del sufragio, la libertad de la pala­bra, de la prensa, de la reunión, como condicio­nes para asegurar el derecho político.

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