Una reciente gira del ministro del Interior, Juan Ernesto Villamayor, por la zona norte del país donde está instalada la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) ratificó la intención del nuevo gobierno de seguir apostando por mejorar las condiciones de las distintas dependencias policiales del país. Una iniciativa que ya había comenzado con la administración anterior, que fue una de las gestiones que dedicó más recursos a la infraestructura y a las mejoras dentro de la Policía Nacional en los últimos años.
No cabe duda de que seguir la línea trazada por el gobierno anterior en cuanto a la inversión en sus fuerzas públicas determina no solamente las intenciones que tiene la flamante administración de Mario Abdo Benítez, sino que muestra un gesto político de respaldo hacia el cuerpo de seguridad interior más importante del país: la Policía Nacional.
Lo hace porque tiene el firme compromiso de dotar de más estructuras y equipos a las fuerzas del orden, ya que los distintos gobiernos tras la larga dictadura de Alfredo Stroessner han comprendido, en mayor o menor medida, que la ciudadanía requiere de protección y de servicio, aspectos en los que trabajan los policías todos los días, los 365 días del año.
Desafortunadamente, el crecimiento poblacional y el estancamiento económico que hubo en varios pasajes de la historia reciente del país han también multiplicado los niveles de criminalidad, además de soportar una creciente corrupción interna de las fuerzas policiales. A esta ola delictiva había que responder con acciones más concretas de parte del Estado, que no solamente tenía un contingente numeroso, sino también poco entrenado y carente de equipos apropiados.
Desde la administración anterior se ha insistido justamente en dotar a las fuerzas policiales de la estructura necesaria, de los equipos y suministros así como del entrenamiento más apropiado para poner en condiciones a todo el estamento.
Por eso, la promesa de lograr más ampliaciones, mejoras y remodelaciones edilicias de diversas comisarías y sedes de la Policía Nacional, tal como lo hiciera la administración Cartes, así como invertir en más recursos técnicos y equipos no solo en el Norte, sino en el resto de la geografía patria, no puede ser menos que recibida con beneplácito debido a las enormes responsabilidades que tienen los agentes del orden.
Un ejemplo de cómo una idea –aunque inspirada en el exitoso modelo panameño– bien desarrollada y operativizada puede tener resultados a favor de la ciudadanía es la Unidad de Operaciones Tácticas Motorizadas (Grupo Lince), que ha tenido una enorme repercusión y aprobación ciudadana por los resultados contra el crimen. Esta unidad es la prueba de que el Estado todavía puede dar respuestas verdaderas y efectivas contra el crimen, especialmente aquel que reviste características cotidianas y que produjeron que en el pasado la sensación de inseguridad se viviera en las calles.
Las mejoras en las comisarías del interior serían entonces la segunda etapa de una que ya se inició con las mejoras en varias legaciones de la capital y el Área Metropolitana. De hecho, varias comisarías y dependencias, así como el Policlínico Rigoberto Caballero, entre el 2017 y el 2018, fueron beneficiados con aportes realizados por Itaipú Binacional, que rondaron los 9.500 millones de guaraníes.
Una de las funciones primordiales que debe brindar el Estado es la seguridad, que solo va a darse en la medida que haya normativas adecuadas, entrenamiento constante e inversión. Solamente de esta manera la Policía Nacional podrá modernizarse y cumplir mejor con su rol constitucional de velar por la seguridad de todos los paraguayos.