El actual presidente de la Hono­rable Cámara de Diputados ha llamado la atención de los que lo conocen por su rápido enriquecimiento, que a los más suspi­caces ha hecho pensar que su actual opulencia tiene origen sospechoso. Es así porque de zapatero remendón en la década de los 90 en su pueblito natal a la riqueza que hoy ostenta luego de ejercer varios cargos públicos hay una diferencia difícil de entender. A menos que tales empleos manejando abun­dante dinero estatal hayan permi­tido su curiosa manera de multiplicar su patrimonio. De ahí la sospecha que muchos tienen sobre su integridad, que se aviva fuertemente cuando se cono­cen algunos hechos sobre su calidad de administrador de los bienes y dinero públicos.

Todo el mundo sabe que un funciona­riode origen humilde, que vive solo de su salario, no puede ostentaruna portentosa vivienda ni tener una flota de costosos vehículos niposeer otros patrimonios materiales valiosos como propiedades inmobiliarias, tales como estancias con animales de pura raza y demás. El razonamiento más elemental indica que esa persona o ha obtenido su fortuna ganando varias veces la lotería u otros juegos de azar o, en el peor de los casos, ha distraído el dinero público que administra mediante maniobras dolosas para apoderarse de él.

Por eso es que muchos vecinos de su pueblo natal, Sapucai, que lo conocen desde niño, sostienen que surápido enriquecimiento no tiene explicación si no es pensando lo peor.

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Y a eso se debe incluso la curiosidad periodística que ha llevado a indagar a algunos medios sobreciertas denun­cias de supuesto mal manejo de fondos en su último trabajo, en la Gobernación del departamento de Paraguarí, donde nohan quedado las cuentas muy cla­ras. Algunos testimonios y documentos encontrados hablan de posibles despro­lijidades que son dignas de una buena investigación para conocer el verdaderodestino de parte del patrimonio estatal.

Ya estando como gobernador habían surgido sospechas sobre el manejo de los fondos en la provisión de la merienda escolar, en la no concreción de proyectos que tuvieron financia­miento, incluso en la extraña justifica­ción de gastos con facturas decidida­mente falsas por estar clonadas, entre otros casos.

Últimamente, el testimonio recogido por algunos medios ha demostrado la escasa claridad con que se hanmanejado algunas erogaciones de la Gobernación de Paraguarí durante su gestión.

Para muestra, un solo ejemplo: lo acon­tecido con la ayuda al comité Kuña Aty, de la compañía Cerro Rokê, al que la gobernación entregó productos adqui­ridos con una factura que no corres­ponde a la firma señalada enella, aun­que sus datos fueron clonados para justificar laoperación. Se sospecha que, con este sistema de factura clo­nada, supuestamente legal, la gober­nación desviaba fondos cuyo destino no podía justificar realmente. Esta es la razón por la que esta simple factura, sin mayor relevancia, adquiere una importanciaextraordinaria para los investigadores.

Ojalá los organismos públicos, como la Justicia, investiguen esta y las nume­rosas denuncias que existen en torno a los manejos del ex gobernador de Para­guarí. Que incluso se aclare la admi­nistración que tenía cuando era inten­dente de Sapucai, donde sus viejos conocidos tienen muchaspreguntas que hacer sobre por qué no acreditaba los pagos de impuestos que le hacían, por qué para el empedrado que va a su chacra, que mandó hacer con dinero público, compró las piedras al marido de su sobrina, sin licitar, entre otras cosas.

El señor presidente de la Cámara de Diputados no tendría que sentirse molesto por las investigaciones porque si actuó bien, nada tiene que inquie­tarlo, puesto que el que nada debe, nada teme.

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