Medios y políticos han jugado por estos días con la dignidad política de los electores con groseras operaciones tendientes al voto cruzado. Aparte de ser una severa transgresión de las normativas que rigen sobre la materia constituye una aventura sin ética porque apuesta a suponer que todos los ciudadanos nadan en la estupidez, son susceptibles a campañas y ocurrencias de último momento.
Los ciudadanos paraguayos tienen las mismas dificultades que afrontan los ciudadanos de otros pueblos cuyo estadío político es la transición hacia una democracia de mayor calidad; pero tal situación deficitaria en materia cívica no se solucionará con más de lo mismo que se critica: no se puede invocar como un problema la presión política y reemplazarlo por la presión empresarial y mediática.
Los paraguayos tienen que votar con calidad, con dignidad y con libertad. Es una vergüenza toda la operación que se produce desde los grupos de medios para inducir a que los ciudadanos no voten por el partido al que pertenecen y trasladen sus votos a candidatos que ellos mismos ayudaron a promocionar.
Los observadores internacionales, hasta el momento, mantienen un "respetuoso silencio" ante esta manipulación abierta y descarada que en verdad merecería una respuesta de carácter porque lo que plantean estos medios es suplantar el proceso político de la democracia por una prótesis mediática que controle la voluntad de los electores.
Esta forma de hacer política desde los medios no tiene amigos ni enemigos, ni tiene paradigmas ni se vincula con intereses ciudadanos (aunque en el discurso lo menciona con frecuencia) sino responde exclusivamente al juego de poder de grandes corporaciones económicas en posesión de medios que determinan una u otra agenda y tras ella hacen marchar como soldados a sus voceros y punteros.
Los ciudadanos tienen hoy la posibilidad de responder a su voluntad, de sentirse dueños de su propio destino o ser un esclavo de los intereses mediáticos. Los ciudadanos pueden votar como les dicte la conciencia, por el color que quieran, por la lista que quisieran y por el partido que escogieran.
La intencionalidad de esta campaña es clara: generar condiciones para que, de producirse una victoria del candidato colorado, este no cuente con base de gobernabilidad y –como pasó con muchos Presidentes anteriores– el mismo termine dependiendo del apriete editorial durante toda su gestión.
Desde todo punto de vista es un procedimiento torpe porque las mayorías en el Congreso se obtienen por consenso interpartidario y no por hegemonías de colores, por lo cual tratar de perjudicar solo a los potenciales senadores colorados parece mucho más una acción de odio y visceralidad que un juego de precisión.
Cada elector tiene a esta altura mucha información sobre cada postulación, su deber es ahora encaminarse hacia una mesa electoral y sentirse un ciudadano con autonomía para apuntar su voto hacia el candidato que su razón y su corazón así lo determinen. Que la jornada electoral sea participativa, plena de normalidad y al final de este día contemos con el proyecto de nuevas autoridades para el Paraguay definido y decidido.
Por décadas sufrimos en el Paraguay la presión de una dictadura política-militar para votar en un sentido; no caeremos ahora en las garras de una dictadura mediática que nos enseñe como votar.
Feliz día electoral.