De todo el dinero tomado en préstamos por el país a través de los bonos desde el 2013 hasta el 2017, más de la mitad, el 57,21% se ha destinado a construcción de infraestructura, distribución de tierras, construcción de viviendas, fabricación de cemento y potenciación del sistema eléctrico. El resto ha llevado el Ministerio de Hacienda para el pago de obligaciones financieras y la atención de otros requerimientos que no son directamente obras de infraestructura.
Con esto se demuestra, en cifras, que el endeudamiento contratado por el Gobierno ha sido eminentemente con el propósito de potenciar el país en sus costados más débiles. Y permitir así el crecimiento de la economía nacional que en los últimos años ha sido el ejemplo frente al débil desempeño de otras naciones de la región.
De acuerdo con la contabilidad del Ministerio de Hacienda, el principal destino del dinero que se ha captado en préstamos ha sido el Ministerio de Obras Públicas (MOPC) para encarar las obras de infraestructura del país. Así, de los 2.880 millones de dólares captados desde el 2013 hasta el 2017 en bonos, 1.174 millones de dólares, el 40,78% del total se le ha transferido hasta el 28 de febrero último al MOPC. El segundo ministerio que más plata ha recibido es el Ministerio de Hacienda, que embolsó 1.132 millones de dólares, el 39,33%, para cubrir las acreencias del país en el exterior.
Entre los organismos del Estado que más dinero llevaron de los préstamos externos está la Ande, que percibió el 10,42% para sus trabajos de infraestructura y tendido eléctrico, seguido de la Senavitat, con el 2,58% de la deuda para atender sus inversiones en viviendas y la INC, que llevó el 2,57% para sus gastos en la potenciación de su fábrica de cemento. En tanto que el Indert participó con el 1,24% del dinero de la deuda para sus proyectos de distribución de tierras para los sujetos de la reforma agraria.
Con la enumeración de los principales organismos públicos que utilizaron el dinero captado a través de la deuda se puede tener una clara idea de que el Gobierno se ha endeudado para invertir en lo más importante que necesita el país: infraestructura, vivienda, distribución de tierra, potenciación eléctrica y de cemento. Que son todos sectores que ayudan a potenciar la economía y a mejorar la situación de la gente más necesitada.
En cuanto a las obras, hay que recordar lo señalado recientemente por el presidente del Banco Central del Paraguay, quien destacó que la política de colocar bonos, con un déficit fiscal sostenible, ha permitido que la inversión del país, que era menos del 1% del PIB antes del 2014, subiera al 3% del PIB en la actualidad. Lo que quiere decir que el Paraguay ha podido invertir tres veces más que lo que hacían los gobiernos anteriores al actual mediante el recurso de endeudarse prudentemente con los bonos.
Había sostenido también que la experiencia de otras naciones indica que un país como el nuestro, que no posee suficientes recursos internos, tiene como única forma para incrementar su inversión en infraestructura endeudarse de modo sostenible. La captación de la deuda debe estar en línea con la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), ya que pretender hacerlo mediante la reducción de los gastos corrientes es prácticamente imposible.
Sostuvo que el país no tiene otra opción que endeudarse para poder crecer. "El costo aquí es el déficit y más deuda, mientras que el beneficio es mayor infraestructura", dijo. Y agregó que volver a un equilibrio fiscal (al 0%) sería cortar en un 50% las obras, lo que no es conveniente, ya que es una deuda sostenible.
Una mirada hacia el destino que se ha dado a las principales partidas de los bonos colocados en el exterior confirma la bondad de nuestro endeudamiento para beneficiar al país. No solo ha sido prudente, sino que se ha utilizado para mejorar la infraestructura y ciertos servicios fundamentales para el bienestar de la ciudadanía. Y sobre todo ha ayudado al crecimiento económico nacional que a la larga favorecerá a los más diversos sectores de la nación.