Las relaciones entre el Paraguay y los Estados Unidos de América datan de más de un siglo y medio, ya que, desde el gobierno de don Carlos Antonio López, el primer presidente consti­tucional, ambos países mantienen vínculos diplomáticos. En esta larga historia, el país del norte ha prestado su ayuda en múltiples ocasiones, ya sea en términos económicos como en asuntos políticos de relevancia. Y aunque hubo momentos de aspereza, como cuando agentes de la dictadura de Stroessner agredieron al embajador norteamericano Clyde Taylor en febrero de 1987, que provocó la protesta de Washington, el balance en la amistad entre ambos es altamente positivo.

Los Estados Unidos son la mayor democracia del mundo, el país más poderoso del planeta, uno de los mayores mercados de consumo de alimentos, con el que nuestras excelen­tes relaciones deben progresar aún más. Se debe pasar a la etapa de un mayor provecho comercial y económico de ese vínculo diplo­mático y político tan auspicioso.

Por las circunstancias históricas que vivi­mos hoy, se da la oportunidad de que nues­tro relacionamiento con el gran país del norte se encamina hacia nuevas formas de beneficio en lo económico, en que salgamos ganando tanto los paraguayos como los norteamericanos.

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No puede admitirse que sumando nues­tras exportaciones e importaciones nuestro comercio entre ambos mercados llegue solo a un poco a más de 1.000 millones de dóla­res anuales. No puede ser que Paraguay solo exporte entre 300 o 400 millones de dóla­res a la mayor economía del planeta, sin que revisemos por qué es tan bajo el nivel de ven­tas a ese país.

Este es el momento de ajustar las estrategias y de iniciar un intercambio comercial digno de ambas naciones. No solo que Paraguay tiene que exportar más e importar en mayor cantidad, sino que tiene que disminuir su déficit comercial y llegar incluso a un superá­vit en la balanza de comercio con EEUU.

En el relacionamiento diplomático, la Can­cillería Nacional debe apurar con su contra­parte de EEUU la instalación de la Comisión Bilateral del Acuerdo Marco sobre Comercio e Inversiones (TIFA, por su sigla en inglés) y comenzar a identificar cuáles son los produc­tos que tendrán acceso al mercado estado­unidense. La asunción del nuevo embajador de ese país puede ayudar mucho, pues en sus breves intervenciones ha demostrado entu­siasmo por mejorar los negocios entre ambos.

Es llamativo, en ese sentido, lo que dijo el embajador Lee McClenny el miércoles último en el encuentro de la Cámara Para­guayo-Americana de Comercio (Amcham): "Paraguay y EEUU tienen desde hace muchos años una relación comercial de beneficios mutuos que puede ser mejorada, por eso estamos hoy aquí, para subrayar la importancia de los nexos comerciales entre ambos países".

No cabe duda de que los negocios entre nues­tras dos economías deben mejorar en todo sentido, y así como se espera la buena predis­posición norteamericana es necesaria una mayor agresividad comercial de los empresa­rios paraguayos.

Ya lo dijo un directivo de la Amcham, Para­guay tiene que hacer mucho para crecer y diversificar sus envíos, y en ese sentido, la pelota está en la cancha paraguaya, hablando en términos futboleros. Hasta ahora lo que más se exporta es el azúcar orgánica, seguida de la yerba mate, artículos de cuero, artesa­nías, que se embarcan en pequeñas cantida­des. La mencionada cámara es consciente de que hay que buscar nichos que permitan la colocación de nuevos productos, para elimi­nar el déficit comercial, aumentar y crecer tanto en la venta como en las compras.

Este es el desafío del momento, pues tene­mos que hacer que nuestra secular amistad con la gran democracia del norte se convierta además en un mejor negocio para ambas naciones. Más que buenos amigos, toca ahora que seamos mejores socios aún.

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