La reciente misiva enviada por el papa Francisco desde el Vaticano al titular del Poder Ejecutivo del Paraguay, des­tacando lo positivo de la obra del barrio San Francisco, recientemente habilitado, es una muestra elocuente de lo que significa realmente la concreción de una obra de gran envergadura destinada a cumplir con uno de los más impor­tantes objetivos de combate a la pobreza, que es el de lograr soluciones habitacionales dirigidas a las familias más vulnerables.

El reconocimiento del Pontífice de la Igle­sia Católica es más que positivo, ya que Francisco es una de las personalidades mundiales más reconocidas y valoradas por el mundo entero. Inclusive por personalida­des y ciudadanos que no profesan las mis­mas creencias. Su propia historia de vida y su tarea como pastor de la Iglesia en su país de origen estuvo siempre estrechamente ligada al trabajo relacionado a la promoción y apoyo a los menos favorecidos, los que habitan en las llamadas "villas de emergen­cia" en el gran Buenos Aires, en donde se relacionó con humildes familias y migran­tes de países limítrofes que buscaban mejo­rar su calidad de vida en esa gran ciudad.

De esa convivencia nace su conocimiento y afectuosa relación con las familias para­guayas que, en gran número, ocuparon y siguen ocupando las humildes viviendas de esas zonas que lo tuvieron siempre como importante guía espiritual y muy cercano a los anhelos y deseos de los trabajadores más humildes.

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Y, en ese contexto, el papa Francisco apoya todo emprendimiento destinado a mejorar la vida de los más vulnerables de las socie­dades y, por ello, expresa su agrado por la obra del nuevo barrio que cumple con la premisa de ofrecer el derecho a una vida digna a los que están en una posición de desventaja económica y social. "Me con­gratulo con los avances en cuanto a la cons­trucción del barrio San Francisco y espero que muchas familias puedan ver cumplidos sus sueños de poseer un techo y un hogar digno", fueron las palabras usadas por el Pontífice con respecto a la obra al recibir el informe sobre los avances de la misma.

Son 1.000 familias las beneficiarias direc­tas de esta obra que en realidad es mucho más que ladrillos, cemento y tejas. Eso representa una cantidad importante de personas que cambian su manera de vivir, además de instalarse bajo un techo seguro, en un espacio en donde las aguas amena­zantes de las crecidas ya no sean la preocu­pación constante y la precariedad, el pan de cada día.

El San Francisco es un barrio concebido desde su primera piedra como una idea que combina las normas actuales de arquitec­tura y construcción, asociadas a lo más adecuado al entorno natural, las necesida­des y accesibilidad a educación, atención de la salud y otros beneficios dirigidos a lograr el objetivo principal: el de un cam­bio positivo en la vida de todas y cada una de las familias que lo habiten.

Actualmente, dentro del complejo habi­tacional ya se encuentran instaladas más de 850 familias adjudicadas para habitar en la obra emblemática que no solo cuenta con sus viviendas sociales, sino también un centro de salud, una comisaría, un salón multiuso, un centro cívico, una escuela ya habilitada con más de 600 alumnos prove­nientes del barrio y las zonas aledañas.

Próximamente, se habilitarán un colegio y empresas, como por ejemplo una planta industrial de calzados y prendas de vestir que bajo el régimen de maquila generará entre 1.500 a 2.000 puestos de trabajo para sus pobladores.

El barrio modelo cuenta a su vez con varios centros de asistencia que ayudarán a las ex familias provenientes de la zona baja de la capital a llevar una vida digna como un consultorio de la Secretaría Nacional Anti­drogas (Senad) para brindar atención y contención a las personas afectadas por el consumo de las drogas, uno de los flagelos que afectan a muchos jóvenes que mere­cen una atención especial que los apoye, al igual que a sus familias. También se esta­blecerá un centro del Banco Nacional de Fomento (BNF), que proveerá créditos para asistir de forma económica a las per­sonas interesadas.

Con todo esto, vale la pena recordar cada una de esas características para valorar la dimensión de esta obra y promover su visi­bilidad para que sea ejemplo de realización y capacidad de los paraguayos dispuestos a brindar lo mejor de sí en la búsqueda del bien común.

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