Hoy se inician las clases en los esta­blecimientos públicos de ense­ñanza del país a los que concu­rren más de un millón y medio de niños y adolescentes de todo el territo­rio nacional. Es una de las apuestas sociales, económicas y políticas más importantes del Paraguay, pues en esas aulas se juega parte del presente y del futuro de la nación. De ellas están saliendo y saldrán los ciudadanos que trabajarán por el bienestar nacional, así como desde esos mismos sitios se ha venido incor­porando, durante décadas, la mayoría de la población paraguaya.

La educación básica que se da en las escuelas y colegios tanto públicos como privados es el primer paso fundamental de los ciudadanos en la vida privada y pública, por lo que su impor­tancia no está en discusión. Y la trascendencia de la educación está cada vez más reconocida como llave para la realización personal de los individuos y su contribución a la sociedad.

Para una nación moderna, la educación es una de las principales inversiones que realiza. Por esta razón el porcentaje de su presupuesto nacional que invierte en educación es signo de la prioridad que tiene el país. Así como el porcentaje del PIB que destina a las activida­des educativas es un indicador de su progreso social y económico en el concierto de las nacio­nes. Normalmente, los países más adelanta­dos tienen una fuerte inversión educativa, así como los más atrasados se destacan por su escasa contribución a ese sector.

Tradicionalmente, siempre se ha creído, sin mayor fundamento, que en Paraguay se desti­nan pocos recursos financieros para la activi­dad educativa comparado con lo que se utiliza para la seguridad o la defensa nacional. Tal vez eso haya sido verdad en el pasado, cuando el país estaba en plena guerra o cuando los gobiernos de turno acentuaban la seguridad y la fuerza militar frente a la educación.

Felizmente, los números actuales indican que la principal preocupación presupuestaria es la educación y que la prioridad está en las aulas y en los alumnos de las instituciones educativas. Aunque el sector tiene aún muchas carencias, el análisis de los números es un serio indicador de la prioridad que le asigna actualmente.

En el 2018, el presupuesto del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) es el 18% de los gastos que tiene previstos realizar el Poder Ejecutivo, más que cualquier otra secreta­ría de Estado. El Ministerio del Interior tiene el 7,2%, en tanto que el de Defensa Nacional, 4,9% y Salud 13,5%. Si al presupuesto del MEC se le suma el de las universidades nacionales, tenemos que el Paraguay gasta en educación el 11% de todos los gastos del presupuesto esta­tal, incluidos entes descentralizados, autóno­mos, empresas públicas, etcétera.

Para ver la evolución que han tenido los pre­supuestos para la enseñanza a lo largo de los últimos gobiernos, es bueno recordar que los gastos previstos para educación en este año son superiores en 41,32% a lo que se gastó en el 2013. Es más del doble (260,63%) de lo des­tinado al sector en el 2008 y cuatro veces más (535%) que lo que se había gastado en educa­ción en el año 2003.

Por la dura historia que le tocó vivir a nuestro país en los últimos 150 años, con dos guerras internacionales, la población casi aniquilada y la economía devastada por mucho tiempo, el Paraguay sufre un atraso crónico en lo edu­cativo y lo social. Pero recordar ahora nuestra doliente historia no es una excusa para lamen­tarnos, sino un incentivo para que el esfuerzo que se haga tanto en el sector público como en el privado sea aún de mayores proporciones y de vastos alcances, porque es un gran desafío a nuestra capacidad de gestión.

Así lo han entendido las autoridades naciona­les que han dado pasos de gran envergadura en el campo educativo, no solo en materia de asig­nación presupuestaria, sino en la apuesta por mejorar la calidad. Que es lo que se ve cuando se observa la evolución de las inversiones en la educación pública, las becas para estudiantes de escasos recursos, o el pago de estudios de grado y posgrado para educadores y profesio­nales en las mejores universidades del mundo.

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