No tuvo que esforzarse mucho el presidente de la Eurocámara para concluir que en el Paraguay las críticas no son objetivas. Estuvo además elegante, atendiendo a las reglas de la diplomacia internacional, ya que otros observadores, menos diplomáticos, como comentaristas nacionales e internacionales, denuncian que las "críticas" no es que sean subjetivas, sino que son tan extravagantes y hasta extraviadas que solo pueden responder a ignorancia de las leyes o a una parcialidad manifiesta.

El representante de la UE lo dijo sumándose a muchas otras voces internacionales asombradas por la obstinación, un tanto aldeana, de pensar que estamos en el ombligo del mundo y que lo que digamos aquí, aunque tenga poco sentido común y ningún sustento jurídico ni lógica alguna, es una verdad absoluta que el mundo entero va a aceptar sin dudar, así como la acepta el entorno áulico, es decir, el grupo de cortesanos que rodean, merodean y adulonean al mandamás o al grupo de poder de turno.

Podrida herencia de la dictadura: cada grupo, grupúsculo o grupete político tiene sus hurreros, en la calle, en los medios, en las redes sociales. Y ese entorno replica vitoreando las afirmaciones, por más descabelladas que sean, del que se siente dueño de la verdad y trata de imponérsela al resto de la sociedad, insultando despiadadamente a los que no aceptan esa verdad absoluta de la que ellos son dueños.

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Y hasta se siente con la suficiente iluminación de considerarse con derecho a escrachar y a atentar contra la integridad y los bienes de los que discrepan con ella. Así hasta se ha proclamado como a héroes justicieros a un grupo kelembú de protestatarios al servicio de intereses políticos sectarios.

Donde más elocuentemente ha quedado palpable este aldeanismo político es con el tema de los bonos, incluidos en un presupuesto único vigente, el mismo que el del 2016, establecido por la Constitución Nacional y respaldado por el criterio de la Corte Suprema, a quien la Constitución otorga el poder de interpretar la constitucionalidad en casos de disputa.

  • Se puede decir elegantemente, que las críticas no son objetivas, y hasta que, lo que es más grave, las informaciones no son objetivas ni intentan serlo, sino todo lo contrario. Eso en el mejor de los casos. En el peor, que, como dice el lenguaje jurídico, hay parcialidad manifiesta, es decir, manipulación o, en el menos malo de los casos, el de los hurreros, que hay ignorancia de las leyes.

Obstinadamente, se empecinaron en establecer la ilegalidad del Presupuesto 2016 que la Constitución establece para el 2017, y en que habría una catástrofe que podría llevarnos a la ruina y a terminar en manos de los "buitres". Pretendiendo que la sociedad internacional rechazaría la acción legal y, más aún, necesaria y positiva para el país, del Ejecutivo y que serían rechazados o subvaluados por faltar el supuesto imprescindible aval legislativo.

La respuesta del mundo fue todo lo contrario: los bonos fueron aceptados y con una alta valorización a nivel mundial. Organismos públicos y privados referentes de peso a nivel mundial han calificado de positiva la gestión económica del Gobierno, y los bonos "maldecidos" por los dueños de la verdad, han obtenido una calificación más alta de la esperable.

Viene pasando reiteradamente con los grupos o grupetes de la "oposición", que son varios que ya están haciendo campaña política electoral para el año que viene, que tratando de manipular la información con el respaldo de una fuerte campaña mediática, instalando a través de las redes sociales posiciones y verdades absolutas que poco tienen que ver con la realidad, sino más bien con los deseos de imponer públicamente sus posiciones políticas de cara a las próximas elecciones.

Se puede decir elegantemente, que las críticas no son objetivas, y hasta que, lo que es más grave, las informaciones no son objetivas ni intentan serlo, sino todo lo contrario. Eso en el mejor de los casos. En el peor, que, como dice el lenguaje jurídico, hay parcialidad manifiesta, es decir, manipulación o, en el menos malo de los casos, el de los hurreros, que hay ignorancia de las leyes. Por no decir ignorancia total.

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