Ramón Ángel Hicks habla con Augusto dos Santos para el programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media. Repasa algunas de sus anécdotas increíbles que le dejó el mundo del fútbol y de la música, como por ejemplo, cantar guaranias con el mexicano Luis Miguel. Sus glorias, aquella famosa frase “hacerle un gol a Olimpia y morir tranquilo” y lo que espera de nuestra querida Albirroja en este mano a mano.

Fotos: Nadia Monges

ADS: Principios de los ‘90, Bataglia en frente, una picadita, ¿eso no se hace, Ramón Ángel Hicks?

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- No, eso está fuera del fair play, yo por eso le atropellé ahí.

- ADS: ¿Y te echaron?

- No, no me echaron, porque el otro provocó y más o menos hubo una indulgencia por eso. Pero hasta ahora nos reímos con Bataglia. Pero hay que remontarse un poquito antes. A mí me tocó muy rápido. Vine del seminario, entrené en Libertad, ya fui a la selección juvenil, vine en el ‘83 y ganamos la Copa América de Uberlandia, la famosa “monedita” que nos robaron, verdad. Habían vendido. Y nada, me fui a España, jugamos el mundial. Y a la vuelta, yo vengo y digo. Este, Olimpia ya fue campeón del mundo. Yo había jugado con Libertad, había jugado Copa Libertadores, había jugado un mundial de México, jugué partidos de la UEFA, la Champions League, y me faltaba jugar un clásico paraguayo, jugar por Cerro, hacerle un gol a Olimpia y morir tranquilo. Porque Olimpia era el referente, venía de ser hexacampeón.

- ADS: Lo grave fue que lo dijiste.

No, lo grave fue que lo sacaron de contexto. Yo dije: Voy a hacerle un gol a Olimpia y morir tranquilo, en el primer partido. Se juega el partido, hubo un penal dudoso, que en realidad sí me toca el arquero, yo aprovecho, y penal a los 45 minutos. Es más, tuve que chutar yo, porque Jacquet y Pedro me decían, levantate y chutá vos. El arco se me hizo así, pequeño, y eso que yo ya había jugado mucho. En el segundo partido, nos pasan por encima, 3 a 0, después 3 a 1, y Jorge sabe que había pica, y entonces empieza a hacer unas picaditas en el área chica. Y frente a mí. Porque yo venía de Europa, para ganar la Copa con Cerro. Ellos tenían un equipazo; Raúl Amarilla, Monzón. Y entonces le atropello...

- ADS: De hecho que consiguieron la segunda Copa.

- Claro, sí, en Ecuador.

- ADS: Pero le atropellaste.

- Sí, claro. Pero eso es lo que se vio. Igual se queda siempre en la cancha. Nosotros somos amigos, pero en la cancha es a muerte. Porque había que pelear para estar en la selección.

- ADS: ¿Cómo es tu historia particular con el fútbol?

- A los 11 años me voy al seminario. Estoy por los vagones del tren, mi papá era jefe de estación del tren. Nacimos todos allí. Después nos vamos a Barrio Obrero, pasa el tiempo, y yo me voy al seminario hasta el quinto curso. Me faltaba un año para ser cura.

- ADS: ¿En serio?

- Sí, con los redentoristas, en Paraná, Brasil.

- ADS: Estabas ya apunto.

- Sí, me faltaba un año para hacer votos de obediencia, castidad y pobreza. Ya estaba estudiando teología y filosofía. Hasta que le mandan la carta a Cuquejo, diciendo “este no puede ser cura, porque ya rompió todas las ventanas de la iglesia”.

- ADS: Tu presencia en Libertad fue el pedestal para todo lo que vino después, ¿no?

- Me fui, entré en la cancha trajeado, y me dice Salvador Breglia, ¿qué quiere? Estamos entrenando.

- ADS: ¿Entraste trajeado?

- Sí, y entonces yo le digo: Quiero jugar, verdad, y sé que juego más que los que están acá. Y Libertad tenía equipazo, venía de ser campeón. Pero yo quería llamar la atención para que me puedan dar una oportunidad. Báez, Espínola, Tabarelli, Arecio Colmán, Cristobal Maldonado, y yo tenía 17 años. Fui, me probó y, gracias a Dios, enseguida me ficharon. Jugué en la infantil y luego ya me llevaron con ellos (Primera) concentrado.

- ADS: ¿Cuáles fueron dos o tres liderazgos en tu vida, que se pararon frente a vos y te dijeron, adelante, mitã'i?

- Muchos, y con personalidad muy fuerte. Y si hay uno o dos o tres, mucho mejor. Son ópticas diferentes, algunos mentalmente, otros tácticamente. Aldo Florentín, uno de ellos, además que el liderazgo pues no pasa solamente por putearte, sino por ayudarte, por guiarte. Después estaba Rogelio Delgado, en el Mundial, por ejemplo (1986). Y el tema de esa selección es que todos sabían jugar. Estaba Hugo Talavera, Michelagnoli, y me ayudaban muchísimo, y me fueron puliendo. A patadas algunos y otros no tanto, pero me sirvió mucho.

- ADS: Estaba pensando en una frase de tu canción para el mundial, porque hasta duele un poco, cuando decís “llegamos al Mundial después de tantos años...” y parece que va a pasar de vuelta. ¿Recordás cómo decía?

...Volvimos al Mundial, después de tanto tiempo, donde la Albirroja con goles brillará...

- ADS: Quiero que me cuentes sobre el proceso de esta canción.

- Quiero terminar lo del liderazgo. Que no es porque tenés personalidad. Primero, tenés que jugar al fútbol. Vos tenías a Adolfino Cañete, que jugaba en Ferro, pero salió dos veces campeón. Le ganó al Boca de Maradona. Rogelio Delgado venía de ser campeón en Chile, Cabañas venía de ser ídolo con Bataglia y gente, en el América de Colombia. Romerito, campeón con el Fluminense. Vos tenés que tener la estrellita. No es que ascendés de soldadito a general. Pero hoy, todo cambió. Vos tenés que invertir en un marketinero, porque no necesitás ni rendir. Tenés que buscar un buen empresario.

- ADS: O sea, que para mandar en el pueblo, ya no necesitás ser sherif, ya no necesitás las estrellitas.

- Y sí, pero viste que no están los que tendrían que estar. Tenemos que copiar nomás la historia. Para ver cómo se llega. Que se puede llegar, pero ¿quiénes son los que llegan? Ahora los empresarios traen el jugador, traen el técnico.

- ADS: Se invirtió todo.

- Y no es luego eso, falta la prensa. Hago un asado, una camiseta acá, ya no hay esos valores. Por eso lo que seguimos así. Tenemos que hacer mil cosas para salir adelante, honestamente.

- ADS: Quiero llegar al Mundial de 1986, ¿por qué llegaron a ese Mundial, por qué se rompió el maleficio?

- Porque veníamos ya de un proceso, nos conocíamos desde la selección juvenil. Llegamos a la Primera, toda esa camada del ‘81, y mucho quedaron atrás, gente que pudo llegar tranquilamente. Nosotros habíamos hecho un juramento, Augusto. Y hoy eso sería patético. Recuerdo un partido contra Chile, hice el gol contra el “cóndor” Rojas, y yo salí contento en el estadio. Y de acá me agarraron. ¿Vos estás jugando para vos nomás? Milciades Morel y demás. Ellos tenían eso. Porque teníamos que respetar y era nuestra esencia. Porque teníamos que jugar así. Desborde y centro. Y ahora todos juegan así. Desde Manchester, el Madrid que sale de contragolpe, y nosotros queremos jugar ahora como juega el Barcelona, el piki piki que jugaban Chile y Perú, que no les llevó a ningún mundial. Cambiamos la esencia, pero más que eso, cambiamos el alma. Que no solamente es de los jugadores de fútbol. Venía una ráfaga de Olimpia ‘79. O sea se rompió la hegemonía de Brasil, Uruguay y Argentina, y en el ‘83, nosotros ganamos esa monedita, sabíamos que íbamos a ser los campeones, y sabíamos, y no es que ganamos 1 a 0, o cosas así. Le ganamos 3 a 0 a Colombia y a Chile, que tenían equipazos. En 12 años de jugar contra la Argentina de Maradona, de Batistuta, etc., nunca nos ganó.

- ADS: ¿Y por qué hoy entonces, cuál es el problema de la selección?

- ¿Cuál es la selección? Vos creés que esta es la selección? No se engañen, no se engañen. Nosotros sabemos jugar fútbol.

- ADS: Pero por algo llegaron.

- Y sí, fueron a buscarlos (risas), pero no me hagas hablar que van a venir con una escribana.

- ADS: ¿Cómo fue tu ida a Europa, cómo arrancó?

- Yo había tenido oferta locales, de Cerro y Olimpia, y de otros países. Había oportunidad de irme a Independiente de Argentina. Pero no me esperaba lo que se venía. Fuimos al Mundial, me dicen que hay varios clubes que te quieren llevar. Después me cuentan que Minguella (descubridor de Maradona) ya me habían hecho un seguimiento. Entonces nos vamos en un hotel de ahí y hablamos, en pleno Mundial. Y de ahí ya me fui a España. Me dice Minguella que querían contar conmigo, que ya arreglaron con el club y me dice: “Usted se va con nosotros al Barcelona de España”, y le dije, esperá, me fui al baño a rezar, no podía creer.

- ADS: ¿Te emociona hasta ahora?

- Hasta ahora, me acuerdo y me emociona. Terminó el Mundial, hicimos un gran Mundial. Él me dice que vamos a irnos a Barcelona. Yo ni sabía qué era Europa en ese tiempo. Entonces yo dije, ¿dónde firmo? Hicimos el viaje, Baraja, Madrid, Barcelona. Y entonces me fui a la Masia del Barcelona. Y ahí Minguella me dice que ya hay tres extranjeros, entonces no se podía. Y eso que Johan Cruyf, les dijo déjenlo a este Hicks, nosotros le hicimos seguimiento. Pero igual me dicen después, vas a ir a jugar en Las Palmas o en el Sabadell. Lo que sí, yo nunca vi los 500 mil dólares que supuestamente pagaron por mí. Y entonces me fui a protestar. Yo no tenía ni plata. Vivía cerca de la rampla. Me fui a Sabadell a preguntar cuándo iba a cobrar. Me entregaron un sobre, con tarjetas, que ya tenían en Europa en esa época. Y me dice José Luis Núñez, el presidente, ¿usted ya se gastó todo la prima? Y yo le digo, no, no, nunca tengo nada. Y entonces el tipo me dice, pero si en el sobre que le entregamos cuando vino, está ahí la tarjeta y su dinero.

- ADS: Nunca revisaste el sobre.

- ¡Nunca revisé! Y yo no tenía ya ni para comer casi. Entonces fui al banco, le dije al cajero, puede sacar toda la plata que hay acá para mirar al menos.

- ADS: ¡No te puedo creer!

- (Risas) Cuando eso había pesetas. Me dieron 200 mil pesetas para sobrevivir, para mi taxi, para moverme por ahí. No pude entrar al Barcelona, pero estuve en el Sabadell. Entonces ahí llamo a Paraguay y avisé a casa que ya estaba todo bien.

- ADS: ¿Qué historias entrañables tenés del fútbol? ¿Te emociona por ejemplo recordar al “Lobo” Diarte?

- Muchísimo, por su calidad. Y también a Roberto Cabañas. Mucha gente le veía como un tipo quizás muy bueno, pero en realidad él me enseñó que en esto del fútbol hay que ser hijo de p.... Porque era la sobrevivencia.

- ADS: Sobre Roberto... te cuento. Yo tenía un periódico en mi pueblo, en Pilar, tenía 18 años más o menos, y el segundo número de mi periódico tenía una foto de Roberto Cabañas que le traía a Asunción porque tenía que jugar por la selección de Alberdi contra Cerro Porteño.

- Él, como Chilavert, que andábamos todos descalzos. El hambre que tenía y la confianza propia.

- ADS: ¿Qué le hacía particular a él?

- Y viste que yo por ejemplo jugaba exquisito, no tenía esa fortalece, esa fuerza. Y él me decía, pegales, Ramón. Rompele la boca. Y mirá que tenemos que jugar después en Montevideo, o en Buenos Aires, nos esperan los Ruggeri, los otros. Era una cuestión de supervivencia. Era defender a nuestro país, para nosotros. Y él siempre fue así, en Boca, en América, en todos lados. Era alguien que solamente quería ganar.

- ADS: Era arrollador en todo sentido.

- Te cuento. Nosotros compartíamos habitación y cada tanto me decía, mirá, yo tengo 30 botines y vos dos, cómo podés andar así. Era siempre agrandado, era su forma de ser. Pero, tenía su lado de niño muy bueno. Y mirá que yo lo veo también a Chilavert así. Siempre tratando de tener la razón, que debe ser también un esfuerzo mental muy fuerte.

- ADS: Probablemente Chilavert y Roberto Cabañas, que no jugaron al humilde en la Argentina.

- Vos te das cuenta que todos los que no fueron a jugar de humilde en Argentina, después triunfaron. El que fue a la Argentina, porque no es Argentina, son los porteños. Ellos se creen el mejor, se la creen. Ellos siguen diciendo que Las Malvinas sigue siendo de ellos. Por eso son grandes también.

- ADS: Lo único que me falta es que me digas que grabaste con Luis Miguel.

- No, te contaron mal, canté con él. Me fui para el centro asturiano, en México, que es toda una institución así. Y me fui ahí para cantar. Me llama Pepe Gol, José Saturnino Cardozo, y me dice tenés que venir, vamos a jugar un partido en Acapulco contra los mexicanos del 86, Hugo Sánchez y los demás. Y ya éramos veteranos todos nosotros, dejamos el fútbol hace rato. Y cómo voy a hacer, le dije. No, no, me dice. Hablá con el dueño de Corona. Y bueno, José era palabra mayor entonces en México, y nos fuimos en el jet privado del tipo hasta Acapulco. Y me dice, no vayas a contar que vas a jugar esta noche. Era un partido de las estrellas, estaba por ahí Verónica Castro, y varios otros. Terminó el partido y nos fuimos a cantar. Y me piden cantar. Y yo dije, voy a cantar, pero por una caja de coronita. Fiesta, música, todo, todo todo. De repente vienen y me dicen, te invita Luis Miguel a la inauguración de su casa de Acapulco, que va a ser mañana. ¿Luis Miguel? Yo dije, será otro jugador, porque jamás creí que pueda ser el cantante. Entonces voy a la casa de Cardozo en Acapulco. Nos levantamos a la mañana, y me pongo un shorcito y remera, si futbolista nio soy. Y Cardozo me manda a la mierda luego, andá preparate, ponete algo mejor, en la casa de Luis Miguel nos vamos a ir. Y yo seguía sin entender. Entonces fuimos después a la casa, por enfrente no podíamos entrar porque estaba lleno de fotógrafos, paparazzis, nambré, entonces nos vamos por otra entrada, de atrás. Ingresamos y veo así ya dos escaleras tipo colgantes ahí, con flores, plantas, y de repente aparece para recibirnos, así todo vestido de blanco, Luis Miguel el cantante! Y me dice, ¿vos sos Ramón Ángel, el que cantás? Ahora vamos a cantar todas las guaranias.

- ADS: ¿Qué es lo más importante que te dio el fútbol?

- Mis hijos, sin dudas.

- ADS: Y dos de ellas cantan, ¿no?

- Sí. Y las otras encantan, son buenas personas. Bueno, todos cantan. Mi casa es un concierto. Yo soy un tipo, bendecido.

- ADS: ¿Cantás con ella?

-Sí... yo corrijo las canciones. Cuando compone, le digo, metele un estribillo...

- ADS: Mirá que ya está más famosa que vos...

-Sí, así es, al revés pues es eso.

- ADS: ¿Por qué Chapaku?

- Es cacique. Lo toman como un cacique. Me empezaron a llamar así en Asturias. Como dice Rogelio, fuera de la cancha, Ramón es un santo, dentro es un hijo de p...

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