El neumólogo y ex minis­tro de Salud, Carlos Morínigo, señaló que las falencias y la corrupción llevaron a la decadencia de la gestión de salud pública, y esta comenzó cuando el Ejecutivo decidió dividir las funciones, estableciendo “superpoderes” a personas que no necesaria­mente formaban parte de la estructura interna de la car­tera sanitaria. Morínigo fue tajante al señalar que, en nin­gún caso, un ministro puede delegar la función adminis­trativa.

El coordinador del Ineram fue invitado ayer al programa “Fuego cruzado”, que se emi­tió por canal GEN, señaló que a casi un año del ingreso de la pandemia del covid-19 al Paraguay, y que práctica­mente se le levantara como un héroe al ministro Julio Mazzoleni, cuando se aplica­ron las medidas adecuadas en el tiempo correcto. Indicó que esa decisión debería haber ser­vido para preparar al sistema sanitario, agilizar los proce­sos administrativos, planifi­car, hacer un proceso de aná­lisis de lo que vendría a futuro, pero lastimosa­mente eso no ocurrió y hoy se tiene las conse­cuencias con la crisis sanitaria.

“Hoy tenemos un intento fallido, bajo un nauseabundo olor a corrupción de compras de insumos chi­nos, con eso empezó la deca­dencia. Posterior a eso, tenían la plata, pero tenían miedo de gastar, un error crucial de esta gestión fue mantener al director de insumos estraté­gicos, que atajó todas las lici­taciones. Nos hizo ver figurita durante todo el año pasado y este año, por el temor a abrir licitaciones, firmar orden de pagos, que hasta ahora tenía­mos”, comentó.

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EL ERROR ESTRATÉGICO

Morínigo señaló que la deca­dencia de Salud Pública comenzó cuando se instaló los “superpoderes” en la car­tera sanitaria, ante la salida del tufo de corrupción, y con la ins­talación del Comité Covid, que debía controlar las compras de insumos. A partir de ahí los procesos de compra se enlen­tecieron, porque todo se revi­saban y lo hacían personas que no tenían el suficiente criterio sanitario ante la emergencia.

Indicó que el principal error que comentó el Ejecutivo fue separar las funciones, el minis­tro de Salud se debía encargar de las cuestiones sanitarias y otra persona encargarse de la compra de insumos y medica­mentos. “Esa persona encar­gada de las compras debía tener la misma empatía que el minis­tro de Salud, con respecto a la celeridad de los procesos. En Salud Pública no podés esperar un minuto, porque ese minuto es vida, y se tiene que agilizar los procesos”, comentó.

Remarcó que el otro grave error al instalar esos “super­poderes”, que se hizo con per­sonas ajenas al Ministerio de Salud, habiendo en la insti­tución personas técnicas, preparadas y capacitadas en los procesos de adquisición, y que conocen cuales son las necesidades reales y urgente de la cartera. “Cuando uno es ministro no puede delegar la función administrativa, por­que todo lo que haga ese personal administra­tivo será responsabi­lidad del ministro, y tenés que tener conocimiento igual de lo que va a hacer ese administra­dor”, acotó.

SITUACIÓN DEL INERAM

El doctor Car­los Morínigo recordó que el hospital ya lleva 75 años de vigen­cia, y que fue creado en la posguerra del Chaco, en 1945, ante una necesidad impe­riosa de una epidemia que tuvo el Paraguay, que fue la tuber­culosis posguerra. Un hospital fundado por el profesor doctor Juan Max Boetner, y por año se lo conoció al hospital con ese nombre hasta que se especia­lizó en enfermedades respira­torias ambientales y hoy se ha convertido en el principal cen­tro de referencia de atención contra el covid-19.

Destacó que el hospital ha cre­cido en un 200%, y todo fue gracias al empoderamiento y autogestión, de muchas perso­nas del hospital comenzando por su director que es el doc­tor Felipe González. Añadió que el Ineram está brindando la mejor atención, incluso que muchos hospitales privados. “Mucha gente sale de alta y dice yo no sabía que el sector público tenía este hospital, de esta envergadura, con esta calidad de profesionales gra­tis. Sin desmeritar la medi­cina privada, pero los costos de esta pandemia han saltado al 1.000%, por los equipos de bioseguridad, los medica­mentos. Una persona de clase media para abajo es imposible que soporte un día de interna­ción en el privado”, enfatizó.

NO TIRA LA TOALLA

El doctor Morínigo aseguró que no está dispuesto a tirar la toalla, y abandonar el Ineram, porque lo considera su casa y su familia los que acuden al servicio. “Nosotros nos crea­mos con una vocación muy especial, yo creo que las cosas se pueden corregir, pero si uno asume la responsabilidad y dice, yo fallé y voy a corregir mi rumbo y voy a hacer bien las cosas, en ese sentido, dije que, o se van ellos, no nos vamos nosotros. A fin de que ellos rec­tifiquen su camino”, aclaró.

Finalmente hizo un profundo llamado a la ciudadanía, a cui­darse, a respetar los proto­colos sanitarios, a evitar las aglomeraciones innecesarias, porque se está pasando por la etapa más difícil de la pande­mia. “Tenemos los sistemas de salud totalmente colapsa­dos, conocemos todas las con­diciones de falta de insumos. Apelamos a la solidaridad de la gente, a la responsabilidad de la gente, que se cuide, porque ahora nos tenemos solamente entre nosotros para cuidar­nos”, concluyó.

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