Tras escrutarse el 99% de los votos de Michigan, que otorga 16 votos electorales al ganador, la balanza se inclinó casi definitivamente hacia el candidato demócrata Joe Biden, que quedó con 264 votos (de 270 necesarios) contra 214 de Donald Trump. Horas antes el representante republicano también perdía Wisconsin (10 votos) por un escaso margen.
Un final no apto para cardiacos mantuvo en vilo ayer no solo a los electores de los Estados Unidos, sino a todo el mundo por la importancia que representa la conducción política de esta potencia.
A pesar de tener Carolina del Norte (15 votos), Georgia (16 votos) y Pensilvania (20 votos) prácticamente asegurados, los números solo alcanzaban a 265 de los 270 necesarios y quedaba Nevada (6 votos) con 75% escrutado, que ofrecía una escasa ventaja a Biden por 49,2% contra 48,6% de Trump. La diferencia era de apenas unos 8.000 votantes, que serían cruciales para ambos candidatos para llegar al sillón de la Casa Blanca.
Ante este panorama, y como había anunciado incluso el día de las elecciones, el equipo de Donald Trump, representado por el abogado de campaña Rudy Giuliani, cuestionó la validez de los votos enviados por correo y adelantó que presentaría una demanda federal, puesto que dudaban de los resultados obtenidos en Pensilvania (T), Wisconsin (B), Michigan (B), Arizona (B) y Nevada (este último con 25% pendiente de conteo), “por posibles infracciones”.
Al cierre de nuestra edición, tras el recuento parcial de los votos, Joe Biden encabezaba las cifras con 50,4%, con 71.665.646 de papeletas a su favor, seguido por Donald Trump, quien alcanzaba el 48% y un caudal electoral de 68.338.087 votantes.