El catedrático, experto en relaciones de poder, expresó que el Brasil pretende convertirse en un árbitro jurídico de la región.

Francisco Durand Arp Nissen, PhD en Cien­cias Políticas y Econo­mía Política por la Universi­dad de Berkeley, California (EEUU), desarrolló una lec­tura de la coyuntura regio­nal referente a la “interna­cionalización de la justicia brasileña” y las ramificacio­nes de la Operación Lava Jato en el Brasil. “En ninguno de los casos investigados, en el caso Odebrecht en el Perú, la justicia brasileña ha pedido la extradición de un presidente peruano”, dijo Durand, quien escribió varios libros sobre el caso de lavado de dinero en el Perú.

Durand explicó la situa­ción de los ex mandatarios peruanos que son investiga­dos como parte de la ramifi­cación de las operaciones en el Perú. Citó a los afectados Alejandro Toledo (investi­gado, refugiado y encarce­lado en EEUU), Alan García (estaba siendo investigado y antes de dictarse sentencia se suicidó), Ollanta Humala (ha estado en prisión preven­tiva, fue liberado y continúa siendo investigado) y Pedro Pablo Kuczynski (con pri­sión preventiva, pero domi­ciliar). “En ninguno de los casos hubo pedido de extra­dición por parte de la justicia brasileña”, aseveró.

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Durand sostuvo que lo que ha sucedido en el Perú es un caso excepcional comparado con los países de América Latina, ya que los órganos de justi­cia internos han funcionado parcialmente bien. “Hubo acuerdo de cooperación judi­cial entre la fiscalía peruana y la fiscalía brasileña. Inte­rroga (fiscalía peruana) a Marcelo Odebrecht y a su gerente en el Perú, Jorge Barata, bajo ese acuerdo. Ha sido uno de los países en usar más intensamente esta forma de colaboración internacio­nal”. Este acuerdo de coope­ración permitió que los pre­sidentes sean investigados en el Perú y no en el Brasil, sen­tenció Durand.

“Aquí evidentemente hay un tema de justicia nacio­nal y justicia internacio­nal. Pero muy rara vez, un país vecino procesa al pre­sidente de otro país; en este caso Brasil investiga a Para­guay”, significó el catedrá­tico, quien reside en EEUU. Durand aseveró que esto es lo que se podría denominar como “internacionalización de la justicia brasileña”.

Expresó que hay anteceden­tes de este tipo, no en casos de corrupción, pero sí en casos de narcotráfico. “Es decir, que el crimen no se ha cometido en el país que aplica la justicia, pero tiene un impacto, como fue el caso de Manuel Antonio Noriega de Panamá (1989). En esa situación, la Corte de EEUU declaró que puede aplicar extraterritorialmente la Constitución. Es una inter­pretación norteamericana de su justicia”.

ASIMETRÍA DE PODER

“Los dos casos son pareci­dos, solo en el sentido político del término. Esto funciona cuando un poder o una poten­cia, aprovechando la asime­tría, presiona a un país que no tiene esas características y procede”.

Al referirse al caso puntual de Brasil y Paraguay, expresó que “la justicia internacional se aplica a partir de grandes potencias sobre pequeños países. Es decir, sobre la base de una asimetría de poder. Obviamente hay una asime­tría muy fuerte entre Brasil y Paraguay”.

El profesor Durand ahondó en las relaciones de poder existentes entre los dos paí­ses al mencionar que “hay otro elemento que se ha uti­lizado en el caso de EEUU y otros países: es que en el país pequeño o menos desarro­llado o dependiente, el sis­tema de justicia no funciona. Es un supuesto de ellos. Obviamente, un supuesto no probado. Entonces, como el sistema no funciona, la única manera de hacer justicia es que el país grande proceda a hacer estas investigaciones e intentar procesarlas fuera de su país de origen”.

DESTINO MANIFIESTO

En ese sentido, puso énfa­sis sobre la versión brasileña de la doctrina norteameri­cana del Destino Manifiesto (Manifest Destiny). “Eso evoluciona hacia la parte jurídica, en esa dirección. He enseñado varios años aquí en Estados Unidos sobre rela­ciones con América Latina, sobre el Destino Mani­fiesto, que sigue guiando la política norteamericana”. Explicó que es uno de los pilares de la Doctrina Mon­roe. “Recientemente, Donald Trump mencionó que la Doc­trina Monroe sigue inspi­rando a los Estados Unidos como cuando quiso organi­zar una salida del presidente Maduro”.

“Brasil, a su modo, tiene su ‘Destino Manifiesto’. Bra­sil es un caso excepcional en América Latina por varias razones. En primer lugar, porque es la única colo­nia portuguesa en América Latina. En segundo lugar, por su tamaño. En tercer lugar, porque en este gran territorio ha habido y sigue habiendo una expansión hacia el oeste. En el caso de Brasil, aún no ha terminado. A partir de algún momento del siglo XX, durante las dictaduras mili­tares del 64 al 83, tanto los empresarios, la clase polí­tica, como los estrategas de seguridad nacional del Brasil, elaboraron una doctrina bra­sileña de ‘Brasil Potencia’”, explicó añadiendo que eso no solo tiene planes específicos de expansión, sino también un elemento ideológico de convencer a su propio pue­blo de que su destino es ser una gran potencia.

ÁRBITRO JURÍDICO

“Dentro de esta mentalidad y dentro de esos programas y políticas, se enmarca bien esta iniciativa judicial bra­sileña de convertirse, diga­mos, en el árbitro jurídico. Es una interpretación muy próxima de los hechos. Hay elementos de coyuntura con el gobierno de Jair Bol­sonaro y del ex juez Sergio Moro en particular porque necesitan nuevos casos, casos que demuestren que siguen siendo los justicieros. Esto no lo harían con Argentina por­que sería una declaración de guerra”, concluyó.

PERFIL

FRANCISCO DURAND ARP NISSEN

Profesión: Sociólogo.

Ocupación: Catedrático Pontificia Universidad Cató­lica del Perú.

Formación: PhD en Cien­cias Políticas y Economía Política, Universidad de Ber­keley, California (EEUU).

Áreas de investigación: Grupos de poder, mercados informales y desarrollo ins­titucional.

Publicaciones: Odebrecht: La empresa que capturaba gobiernos; Poder político y gobierno minero; La mano invisible en el Estado; Poder Empresarial y sociedad civil.

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