Por Augusto dos Santos

En un escaparate conviven, sin escándalo alguno, la Sagrada Familia y una alcancía de Cerro Porteño, los pastores bíblicos que cuidan las ovejas del Señor y una tropicalizada versión de Pepa Pig. “Hay todo, tío” en los mercados de artesanía de Areguá y otras regiones en este tiempo que va de Caacupé a Reyes.

Desde luego, la elaboración anual del pesebre de Belén es el motivo estrella por el cual los visitantes caminan por estos sitios y allí se encuentran con imágenes de la familia sagrada de dimensión discreta, algunas del tamaño de un pulgar y otras voluminosas casi de tamaño natural, que compiten por despertar el interés de compradores que indudablemente vienen motivados por el déjà vu personal de cada quien al respecto de aquel mágico tiempo en que se confiaba en que tres señores a bordo de camellos se llegaban hasta el patio de cada uno.

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Las festividades de Caacupé reinician un ciclo, esta vez más intenso de compras que abarcarán exactamente un mes hasta Reyes. Pero el culto a la virgen genera con especial intensidad en ese bello maridaje de lo sagrado con lo popular, que incluye no solo imágenes en tal curioso sincretismo, sino también olores como el singular abrazo del incienso y el choripán en las plazas contiguas al santuario.

DE BERNINI A STAN LEE

No es una casualidad que Areguá atesore esta oferta que ocupa todos los meses del año, pero tienen su época de mayor demanda por estos tiempos. Su origen, básicamente, se relaciona con el valor de su suelo. De hecho, sus olerías han sido casi fundacionales de la actividad alfarera en el Paraguay y ello se localiza en los albores de la colonia con el rico aporte de la cuenca del arroyo Yukyry.

Los precios son tan variados que se ubican en conjugación de todos los bolsillos. Sus colores nos arropan de la visión cándida de sus artesanos que se expresan con una vivacidad sin grises, apostando en todos los casos a impactar con sus vivos, sin sombras.

Capítulo a parte de su variedad, de la riqueza de una babel de imaginería popular aparcada en los tablones que la exhiben, que va mucho más allá de las épocas del arte, de las regiones culturales, las tendencias, donde conviven con absoluta naturalidad Buonarroti, Disney, Bernini y Stan Lee.

Hasta el Día de Reyes se extiende la oferta de temporada.
También hay un espacio para la fauna local en las expresiones artísticas.
La variedad de ofertas atrae a compradores de diversas partes del país.

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