- Por Óscar Gómez
- Periodista
- oscar.gomez@gruponacion.com.py
Se esperaba un partido parejo, pero no tanto. Si bien los primeros veinte minutos de partido fueron muy aburridos, cuando ambos equipos desplegaron el juego que hoy los pone en lo más alto de la tabla, dieron un atractivo espectáculo al que solo le faltó el gol.
Cada uno generó la misma cantidad de situaciones y hasta cometió la misma cantidad de errores. Aunque ninguno lo pagó caro.
Los equivocaciones más evidentes fueron de Olimpia, especialmente en el primer tiempo, a través de sus dos centrales, quienes volvieron a tener un partido muy pobre y siguen siendo salvados por Otálvaro y Farid Díaz y en última instancia por Alfredo Aguilar.
El planteamiento de Nacional parecía que de entrada iba a ser el que la mayoría de los equipos proponen ante Olimpia, el de esperar atrás y buscar algún contragolpe que pueda rendir frutos. Pero cuando ingresó Adam Bareiro por el juvenil Fernando Romero la historia cambió.
El peso en ataque cambió y el acompañamiento de los volantes y laterales comenzó a sumar. Nacional dominó todo el primer tiempo y tuvo cinco oportunidades clarísimas. Todas ellas a través de Bareiro, pero el duelo ante Aguilar lo ganó el golero franjeado.
Garnero no podía creer el primer tiempo de su equipo. Como nunca estuvo impreciso y lo sufrió mucho. Camacho no conectaba con Mendieta, las habilitaciones de los centrales iban a cualquier parte y el panorama se ponía complicado para la complementaria.
Pero el ingreso de Roque volvió a cambiar la cara del ataque franjeado. Y también generó cinco claras. Espínola intervino de gran manera en todas y fue otro de los motivos por los cuales el juego acabó sin goles.