Gris, triste y desolador, ese es el panorama en la lejana localidad de Yabebyry, departamento de Misiones, situada a 69 km de San Ignacio y 288 km de Asunción, en el sur del país. Allí, más de 800 familias sufren las consecuencias de las constantes lluvias que no solo llevaron al desborde del arroyo Yabebyry, sino a la excesiva humedad, impidiendo que el suelo –mezcla de arcilla y arena– absorba al agua sobrante que hoy en día deja las calles y casas anegadas, los cultivos destruidos y la ganadería en serio peligro.

"Son 40 días de lluvias y eso es lo que dejó así la ciudad. Estamos totalmente inundados, aislados. La tierra ya no aguanta, está toda blanda", dijo el concejal municipal, Alcides Montañez.

Los alumnos caminan descalzos ya que las clases no se interrumpen, pese a la inundación.FOTO:PANFILO LEGUIZAMON

"Hay agua por todos lados. La gente no deja su casa, pero sí resguarda sus pertenencias en sitios más altos, porque el agua brota del piso. Algunas familias se lavan los pies antes de dormir y al levantarse nuevamente pisan el agua", indicó.

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El gobernador de Misiones, Derlis Hernán Maidana, dijo que si bien en Yabebyry la gente no abandona su hogar, la situación es crítica, no solo por el acceso, sino porque además la excesiva humedad destruyó cultivos que forman parte del sustento familiar, genera goteras en el tejado y además rodea las casas, especialmente las que están en las zonas bajas y en terreno arcilloso.

La vida de gran cantidad de animales vacunos corre serio riesgo debido a la subida de las aguas.FOTO:PANFILO LEGUIZAMON

"Lo normal de lluvia es 200 milímetros, pero ahora cayeron 900. Los cultivos están destruidos y los animales ya no tienen dónde pastar. En algunos casos tampoco tienen dónde dormir, porque ya todo está inundado. La situación está bastante crítica, porque hay escasez de alimentos para el ganado", indicó.

Las zonas más afectadas de Yabebyry son las compañías Galeano Cué, Panchito López y Baúles, esta última azotada por la crecida del río Paraná, mientras que Panchito López sufre las consecuencias del desborde del arroyo Yabebyry, que desemboca en el río Paraná.

El aislamiento es otro gran problema, ya que la única vía de ingreso que tienen los pobladores es por San Ignacio, que tiene poco más de 40 km de empedrado, pero 22 km de camino lodoso y resbaladizo, por donde solo se puede llegar con ayuda de tractor.

Vista del arroyo Yabebyry, completamente desbordado cortando el paso para el ingreso por Ayolas.FOTO:PANFILO LEGUIZAMON

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