Estas palabras de “Yo el Supremo” de 1974 caen como anillo al dedo en estos días, ya lo describía una de las plumas más ilustres del Paraguay. Un día como hoy, pero del 2005, a sus 87 años, a consecuencia de un paro cardíaco y justamente también en su día, el Día del Periodista, fallecía en Asunción Augusto Roa Bastos.
Hoy no solamente queremos recordar la partida de una de las plumas más elogiadas nacidas en suelo guaraní. Ni tampoco restar elogios para quien mejor supo expresar la paraguayidad de sus más distintas facetas, como lo hizo Augusto Roa Bastos.
Seleccionamos solo algunas de las más destacadas frases de este escritor paraguayo:
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Lanzaron edición conmemorativa de “El trueno entre las hojas”
La Fundación Augusto Roa Bastos lanzó una publicación conmemorativa por los 70 años de la aparición de “El trueno entre las Hojas” del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos. La obra se publicó originalmente en noviembre de 1953 en Buenos Aires (Argentina). El precio de esta edición es de G. 100.000.
Como homenaje, tiene la misma portada de la primera aparición, a cargo de Andrés Guevara, un dibujante y artista plástico paraguayo que estuvo radicado muchos años en la capital argentina y quien mantuvo una sólida amistad no solamente con el Cervantes paraguayo, sino también con Josefina Plá y Olga Blinder, entre otros grandes figuras e intelectuales compatriotas.
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En el prólogo del libro, a cargo del escritor nacional Bernardo Neri Farina, se menciona una cita del escritor Hugo Rodríguez Alcalá, quien en el primer estudio sobre la obra decía: “Y el Paraguay que Roa nos pinta es, en verdad, una tierra que ha devorado el poder cósmico del trueno; una tierra que vive en la violencia, en la justicia, en la explotación”.
En elemento destacable de la edición conmemorativa es que cuenta con ocho estudios preliminares de críticos y analistas paraguayos e internacionales, que ofrecen distintas miradas sobre la obra literaria y facilitan al lector la comprensión y el alcance de la misma.
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Los trabajos son de Bernardo Neri Farina, Pedro Gamarra Doldán, Kathleen March, Andrés Colmán Gutiérres, Aníbal (Tata) Ferreira, Fides Gauto, Carmen Luna Sellés, José Vicente Pairó Barco y Sonha María Steckbauer. Además, contiene ilustraciones especiales y un glosario de las voces en guaraní realizado por Feliciano Acosta.
“Libro incómodo para una sociedad paraguaya que, aunque atosigada de violencia psicológica y física se negaba siempre a verse reflejada de esa forma, “El trueno entre las hojas” sacudión el ambiente con su aparición”, puntualiza el prologuista. Los ejemplares pueden ser adquiridos al teléfono 0981 296-738 y en las principales librerías del país.
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Hace 83 años murió José F. Estigarribia en siniestro aéreo causado por humareda
Por Lourdes Torres - Periodista - lourdes.torres@nacionmedia.com
Este jueves 7 de septiembre se cumplen 83 años del trágico accidente aéreo que cobró la vida del entonces presidente de la República, José Félix Estigarribia, su esposa Julia Miranda Cueto y el piloto Carmelo Peralta. Se trataba de un viaje que salió de Asunción con destino a San Bernardino, donde tenían pensado pasar el fin de semana. Pero la aeronave nunca llegó a destino, ya que cayó precipitadamente en la zona de Altos.
Era una tranquila mañana, aquella la del sábado 7 de septiembre de 1940. El presidente José Felix Estigarribia se dirigió bien temprano al Palacio de Gobierno para firmar unos documentos, entre ellos un telegrama que envió al presidente del Brasil, haciendo llegar sus saludos por las fiestas patrias del vecino país. Terminada esa gestión, se dirigió a su domicilio particular para recoger a su esposa, las maletas y dirigirse al aeropuerto, menciona en comunicación con La Nación/Nación Media, el historiador Claudio Velázquez.
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Respecto a José Félix Estigarribia, comenzó recordando que fue el principal conductor militar en la Guerra del Chaco, porque fue el responsable de las enormes victorias que tuvo el Ejército paraguayo en esa contienda. Culminada la guerra toman el poder en Paraguay los franquistas, con quien Estigarribia tuvo diferencia y va a un breve exilio, en 1937 vuelve al Paraguay bajo el gobierno de Félix Paiva, y es designado embajador ante los EE.UU, donde tiene un crecimiento político y luego es propuesto como presidente de la República, al término del gobierno de Félix Paiva en 1939.
Nos comenta que, debido a su corto tiempo de mandato, no pudo desarrollar importantes acciones en el gobierno; no obstante, Velázquez resaltó que una de las importantes acciones como diplomático fue conseguir un importante crédito de los Estados Unidos para dar inicio a la construcción de lo que sería la Ruta II, que hoy lleva su nombre y une Asunción con Ciudad del Este. Aclaró que, si bien no pertenecía al Partido Liberal, abraza la corriente liberal para hacerse de la carrera política.
Un sábado normal
José Félix Estigarribia estaba casado con Julia Miranda Cueto, con quien este fin de semana estaban planeando una suerte de retiro para descansar en la ciudad de San Bernardino. Previamente, desarrolló sus actividades presidenciales con normalidad. Tenía su casa ubicada sobre la calle Juan de Salazar.
“Incluso parte del personal doméstico atestigua esto, ninguno de ellos hablaron de alguna discusión fuerte que haya tenido con su esposa. Ni tampoco hablan que el viaje haya sido fuera de los planes. Era algo organizado por ambos para pasar juntos el fin de semana. Aparentemente, tenían previsto hospedarse en el Hotel del Lago, donde normalmente los políticos pasaban el fin de semana. El presidente Estigarribia realizaba frecuentemente este tipo de viajes de fin de semana, si no era en San Bernardino, era en alguna estancia de algún amigo”, mencionó Velázquez.
Medio de transporte
Velázquez mencionó que existe una gran interrogante entre varios historiadores, sobre por qué el exmandatario optó por viajar en avión para ir hasta San Bernardino, porque, igualmente, podría viajar por tren o llegar en automóvil. Al respecto, mencionó que Estigarribia constantemente optaba por viajar en avión, por un gusto personal. “Asumo yo que tanto vio o experimentó el uso de la aviación durante la guerra, que quedó con preferencia hacia este medio de transporte, esa es la conclusión que se llega por su vida misma, pero no existe un documento que lo confirme”, acotó.
Respecto a la causa del siniestro, indicó que se manejaron dos hipótesis, por una parte, que hubo una discusión del tipo matrimonial entre los esposos presidenciales. Algunas versiones hablan de que habrían discutido durante el vuelo, y en ese momento ella saca un arma que dispara y produce la desestabilización del avión Potez, lo que produce su caída.
“Esto está totalmente descartado, desde el momento que se menciona que fue algo planificado, y organizado por la pareja. Además, la pericia confirmó que no se halló rastros de disparos en el avión. Si se producía algún disparo, iba a quedar alguna evidencia que iba a ser hallada por la pericia. Incluso, se mencionó que el piloto, Carmelo Peralta, recibió un disparo, y eso se descartó con la autopsia”, mencionó.
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En una segunda hipótesis, se mencionó la posibilidad de un sabotaje planeado por rivales políticos. Velázquez indicó que esto también fue descartado desde el primer momento en que se confirmó que Estigarribia no tenía decidido con qué aeronave iba a viajar. Esto considerando que solía utilizar un avión Breda, pero al momento de llegar al hangar no estaba disponible, entonces se le ofrecen otros dos aviones, que los descarta también y toma la decisión de volar con el Potez, con el cual se accidentó.
“Si es que había un plan de sabotaje, iba a ser imposible prever en qué avión iba a volar. Si es que el accidente se producía en su avión de rutina, ahí sí se podía hablar de un sabotaje. Pero al elegir a último minuto en qué avión volar, tras descartar otras dos opciones”, precisó.
Momento del siniestro
Claudio Velázquez mencionó que, conforme a los registros que se tienen, el avión Potez comenzó a entrar en una situación de crisis perdiendo el rumbo, debido a la grave falta de visibilidad del terreno, como consecuencia de la intensa humareda causada por la quema de pastizales. Recordó que la aviación en aquellos tiempos se manejaba con referencias visuales, es decir, se guiaban por las vías del Tren, por el Lago Ypacaraí. Indicó que no había GPS, ni ninguna tecnología como hoy en día tienen.
“Debido a la cantidad de humareda que había, por la quema de pastizales, es que el piloto pierde la orientación y eso se produjo alrededor de las 11:00. Allí el piloto Carmelo Peralta realiza maniobras para poder ubicarse y como fueron maniobras un tanto bruscas, es ahí donde se produce el perjuicio definitivo sobre el cigüeñal, que es finalmente lo que determina la caída”, relató.
Al respecto, mencionó que de acuerdo al profesor Antonio Sapienza, que es historiador náutico, el avión cayó en caída libre como un ladrillo, es decir, cayó brutalmente, no es que planeo buscando un aterrizaje de emergencia. A tal punto, que el avión en la tierra quedó completamente destrozado y eso se puede ver en las fotografías de la época.
“Se dice que Carmelo Peralta quedó con graves traumatismos, que la familia decidió llevar el velatorio con el cajón cerrado. Mientras que la pareja presidencial fueron hallados abrazados, la señora Julia Miranda Cueto se la encontró abrazada a su esposo”, comentó.
Mencionó que hoy en día, en el lugar del siniestro, se erige un monumento en honor a los fallecidos. Como dato interesante del suceso, indicó, que hay registros de que un peón de la zona que fue uno de los primeros en llegar, visualizó el sombrero blanco con sus iniciales JFE, que habitualmente solía usar. Por lo que exclamó en guaraní “Koa la ñande ruvichá”.
Destacado Piloto de Guerra
Respecto al piloto Carmelo Peralta, el historiador lo destacó que era uno de los mejores pilotos paraguayos que tuvo un gran destaque durante la Guerra del Chaco. Recordó que durante un combate aéreo registrado el 12 de agosto de 1934, Peralta se laureó con la hazaña de derribar al mejor piloto boliviano, Rafael Pavón, que era conocido como “El as de la aviación boliviana”, y con esa hazaña, se consagró en la historia de la aviación de Paraguay.
Peralta era oriundo de la ciudad de Quiindy, y culminado la guerra se quedó por Asunción para prestar servicio en la aviación paraguaya como medio de transporte. Mencionó además que el avión Potez, originalmente era un avión bombardero y ya en esos años, posterior a la guerra, se transformaron las cabinas agregando asientos para convertirlos en avión de transporte.
Duelo y Honores a los caídos
Claudio Velázquez mencionó que de acuerdo a las publicaciones del Diario El País, de la época, una vez preparados para el velatorio, tanto el presidente José Félix Estigarribia y la primera dama Julia Miranda Cueto, fueron velados en el salón principal del Palacio de López, mientras que al capitán Peralta lo tuvieron en una pieza contigua.
Una larga e interminable fila de jefes y oficiales del Ejército Nacional, políticos y la sociedad civil rindieron sus respetos a los fallecidos. Mientras que, al piloto Peralta, sus camaradas de Arma rindieron su homenaje. Los cadetes de la Escuela Militar montaron guardia de honor con sus gorras enlutadas en la escalera principal y en las galerías del palacio. Agentes de la Policía Nacional guardaron el orden de la circulación de las interminables columnas de la gente que desfiló ante las capillas ardientes.
“Lágrimas de dolor hemos visto correr por las mejillas de jefes, oficiales y soldados, endurecidas en las batallas, lágrimas viriles de un dolor que no sabe ocultarse; lágrimas de mujeres, lágrimas de niños…”, señalaba el diario El País, en su portada.
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La joven de Sapucai que profetizó la guerra con Bolivia y otra en Europa
Juan Carlos dos Santos, Twitter: @Juancads
Mencionada en uno de los textos de Augusto Roa Bastos, la profetiza del cerro Verde fue una muchacha de Sapucai quien, según testigos, volvió de la muerte hablando maravillas, algo sorprendente para una joven de 20 años y que apenas había terminado el segundo grado.
Los medios escritos de fines de 1929 y comienzos de 1930 narran el tumulto que se generó a su alrededor y algunas crónicas periodísticas llegaron a calcular en más de 80.000 personas, todas apiñadas en los alrededores del cerro Verde, en el distrito de Sapucai, quienes siguieron sus prédicas durante tres meses, ni un día más y ni un día menos, tal como ella lo había anunciado.
Medios impresos como El Diario, La Tribuna y Crítica peleaban las mejores notas y las mejores fotos del extraño suceso que, como todo en la vida, tuvo gente a favor y también detractores, incrédulos ante los anuncios que hacía Epifanía, entre enero y marzo de 1930: una guerra con Bolivia y una situación pavorosa que se estaba gestando en Europa.
SENSACIÓN ENORME EN TODO PAÍS
Está causando una sensación enorme en el país y hasta en el extranjero la aparición y prédica de la hermosa joven profetiza del cerro Verde. El domingo último se batió el récord de la romería. La hermosa y misteriosa joven tiene frases lapidarias para el mal casado, el ebrio, el amancebado y todos los delincuentes.
Lo que dice esta misteriosa mujer es comentado por todas partes, toda la atención y la curiosidad pública está concentrada en ella. Nadie se acuerda ni siquiera del estado de sitio. La profetiza del cerro Verde es hoy por hoy el polo magnético que atrae todas las miradas y todos los comentarios.
Unos comerciantes de Sapucai queriendo sacar provecho de las romerías que acuden a escuchar a la profetiza, instalaron cerca de la casa de ella algunos puestos para venta de caña. Era una verdadera profanación cometida en los dominios de la profetiza, tras su prédica anti alcohólica. El público se encargó de echar, poco menos que a patadas, a dichos comerciantes, así como fueron echados por Cristo los mercaderes del templo.
En cerro Verde no se ve un solo ebrio. No hay ninguna autoridad e igualmente hasta hoy no ha ocurrido, entre tanta gente, el más mínimo incidente. Hay sí, en todo momento, una solemnidad religiosa.
CARAVANAS INTERMINABLES LLEGAN HASTA SAPUCAI
Epifanía Britos comenzó a predicar desde el 1 de enero del corriente año (1930). Dice ella que tiene misión de hacerlo así durante 3 meses. El lunes próximo pues será el último día de su prédica. Hasta que el Espíritu Santo disponga otra cosa. Ella misma queda maravillada de todo lo que dice y al igual que su auditorio, escucha salir de su boca, cosas con las que nunca ni siquiera ha soñado.
No es más que un autómata dice. No es ella quien habla, es el “Espíritu Santo” que se vale de su boca para comunicarse con los hombres. Y el “Espíritu Santo” si lo quiere, puede hacer hablar a cualquier latón.
PRÉDICA EN UN GUARANÍ QUE CAUTIVA
Diariamente, menos los domingos, cerca de dos horas por la mañana y dos horas por la tarde, habla esta rara mujer ante un auditorio numeroso que se renueva continuamente. Su prédica hecha en un guaraní que cautiva es, sin solución de continuidad. Es como una corriente interminable y sonora.
El timbre de voz es el mismo desde el comienzo hasta el final, dos horas enteras. Ella ni se fatiga ni suda ni bebe agua hasta terminar de hablar y así hace cerca de tres meses.
Desde que el sol comienza a despuntar, se ve arribar hacia la casa de la profetiza una caravana interminable de hombres, mujeres y niños. Vienen de los más apartados puntos de la República en carretas a caballo, a pie, sin pensar ni en la fatiga de los largos viajes, ni en el sol que no es muy amable en verano.
Caapucú, Misiones, Tabapy, Quiindy, Yaguarón, Coronel Martínez, San Joaquín, Santa Elena, Ajos, Azucarera Itapé, Caballero, Valenzuela, Barrero Grande, Piribebuy y muchos otros puntos son los lugares de donde la gente viene en romerías. Y allí están aguardando la palabra de la joven predicadora. A las 9 comienza la prédica por la mañana y dura hasta las 11.
VAN CURIOSOS E INCRÉDULOS, REGRESAN ENCANTADOS
Cuando habla la profetiza, nadie se mueve, se la escucha en medio de un profundo y religioso silencio. Algunos caen desmayados a consecuencia del calor. Los atienden unos amigos. Los demás siguen escuchándola atenta y religiosamente. Nadie está obligado a creer en lo que ella dice ni en ir a escucharla. Ella no invita a nadie, no hace más que avisar a los que tienen oídos para oír y a los que tienen voluntad de cumplir lo que el Espíritu Santo dice por intermedio de ella, cumplieron.
La profetiza se vale de comparaciones, algunas de ellas muy ingeniosas, para hacerse comprender mejor a su auditorio. A los hombres que habitan este mundo los compara con un sembrado de trigo. Es decir el trigo verdaderamente viene a ser el hombre que vive como Dios manda.
Millares de peregrinantes entre los que se venían muchas familias de Asunción, llegaron hasta el poético lugar en que vive la profetiza. Y todos vuelven a sus casas encantados, maravillados con la hermosa Epifanía y con una interrogante en los labios, ver para creer dicen algunos.
CALANDRIA NATIVA QUE HABLA DE LA GUERRA EUROPEA
Y allá van y la ven y la palpan y la escuchan a la profetisa. No es sueño ni ilusión ni invención de nadie. Es una realidad y es un misterio. ¿Quién es esta joven hermosa, sencilla, encantadora y subyugante? ¿Dónde aprendió tantas cosas esta calandria nativa?
¿Por qué ella habla de la guerra europea, a la que considera como la antesala del juicio final?
Habla de la guerra del Paraguay, de López, de La Biblia, de las religiones, de la moral y de tantas otras cosas que venimos publicando. Y en su casa no se ve ni un papel de diario.
Además la profetiza es excesivamente sencilla y dada con todos. Ella no se da a sí misma ese aire de solemnidad, de santidad, que bien podría hacerlo. Nada de eso, se la nota hasta ingenua.
La profetiza relata cómo iba a formarse la Nueva Era
El pavoroso día iba a comenzar con la guerra entre Bolivia y Paraguay. Se complicarían en dicha guerra todos los países de América. Por su parte, en el Viejo Mundo iba a arder igualmente la tea incendiaria. Y así, de este modo, vendría la sangre, la miseria, la fiereza, el ensañamiento entre los hombres que se convertirían en lobos. Durante todo este periodo, soplaría un fuerte viento del Sud, luego vendría la peste, la sequía interminable. El cuadro que pinta con su elocuencia sencilla es pavoroso y espeluznante. Sus palabras parecen pinceladas y el auditorio mira con horror en su imaginación, el panorama sangriento del mundo que se va despedazando.
Enviado de El Diario a la localidad de Sapucai para seguir las prédicas de Epifanía Britos, la profetiza del cerro Verde.
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Roa Bastos cumpliría 106 años: “Su pluma luchó contra el poder omnímodo”
Por Rebeca Vázquez (rebeca.vazquez@nacionmedia.com)
El célebre escritor Augusto Roa Bastos nació en Asunción el 13 de junio de 1917. Este martes, el máximo exponente de la literatura paraguaya cumpliría 106 años. En una fecha tan importante, su hija Mirta Roa lo evocó a través de sus recuerdos y resaltó el gran legado que dejó su padre para el Paraguay. “Su pluma luchó siempre contra el poder omnímodo (absoluto)”, señaló. En consonancia con el natalicio, también se recuerda el aniversario número 70 de la primera edición de “El trueno entre las hojas”.
Mirta Roa Mascheroni, hija del célebre escritor, recordó en contacto con La Nación/ Nación Media que su padre se enamoró de su madre, Lidia Mascheroni, en Iturbe, departamento del Guairá. El dramaturgo nació en Asunción, pero al poco tiempo se trasladó junto a su familia a dicha localidad. “De esta relación de novios, que concluyó en boda, hay unas cartas de amor muy hermosas que se escribían, cuando mi padre estaba en Asunción y mi madre en Iturbe”, contó.
Así vivió Roa Bastos su paternidad
Sus padres se casaron en 1942, indicó Roa Mascheroni. Cinco años más tarde, durante el mandato de Higinio Morínigo, Roa Bastos tuvo que enfrentar su primer exilio y se instaló junto a su familia en Buenos Aires, Argentina. Su hija rememoró que, como padre, Roa Bastos era muy particular.
“Para nosotros, con mi hermano Carlos, que ya nació en Argentina, el proceso de creación de papá era una tortura, porque no se podía hacer ruido, se aislaba para escribir. De modo que había que hacer un silencio absoluto. Estaba mamá para lograr que se respetara ese coto sagrado que era su escritura hasta que él salía de su encierro”, explicó.
Roa Bastos tuvo otros amores e hijos, pero su hija aún conserva los mejores recuerdos de su padre. “Son muchos y entrañables: cuando trataba de enseñarme a leer o los días de fiesta escolar en que me llevaba en bicicleta a la escuela. Me enviaba cartas. Me enseñó a querer al país. Me decía que nuestra patria necesitaba de todo nuestro afecto y la devoción de nuestra alma”, resaltó.
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Máximo premio a la literatura castellana
La entrevistada detalló que su padre fue autor de 7 libros de cuentos, 3 obras de teatro, 8 novelas, 4 libros de poesía, 1 de metaforismos, 3 libros de cuentos para niños, más de 20 guiones cinematográficos y muchos ensayos, además de artículos de prensa durante su paso por el antiguo diario paraguayo El País. Roa Bastos debutó en la literatura profesional con “El trueno entre las hojas”, cuya primera edición celebra este año su aniversario número 70.
“El libro ‘El trueno entre las hojas’ fue el primero que Roa editó en la prestigiosa editorial Losada, de Argentina, de aquella época”, detalló. A lo largo de su distinguida carrera, el autor paraguayo fue merecedor de numerosos reconocimientos, pero marcó un hito al alzarse con el Premio Cervantes en 1990. De la mano del rey Juan Carlos I de España, el dramaturgo recibió hace ya más de 30 años el máximo premio de la literatura castellana.
“Ese fue un hito increíble. Recuerdo que nos llamó para contarlo y decirme que estaba invitada. Fue una emoción demasiado grande. Había tenido tantas nominaciones al Nobel, que habían quedado en la nada, pero esto era real. Pude compartir con él las mesas redondas, las conferencias, los homenajes”, rememoró.
Un legado invaluable
En el natalicio del escritor, Mirta Roa recordó el legado “invaluable” que dejó su padre para la historia del país. “Nunca abandonó su espíritu, aunque los exilios le impusieron la lejanía física. Incorporó en su literatura la lengua guaraní, universalizó al Paraguay y lo proyectó al mundo. Su obra era lo que mucha gente necesitaba decir y no pudo”, destacó.
La entrevistada resaltó además que su padre siempre se caracterizó por hacerle frente al poder “omnímodo” o absoluto y bregó asimismo por la reconciliación entre los paraguayos. “Todo eso está en su obra”, agregó.
El trabajo de la Fundación Augusto Roa Bastos
Tras el fallecimiento del dramaturgo el 26 de abril del 2005, con el propósito de mantener viva la obra de Augusto Roa Bastos, se formó la Fundación Augusto Roa Bastos, que actualmente está dirigida por el famoso escritor Víctor Jacinto Flecha. Sobre la misión de la organización, dicho autor mencionó: “Roa es el máximo escritor que produjo este país. Nuestro objetivo principal es siempre dar a conocer su obra, revalorizarla y permanentemente cuidarla”, expresó.
En el marco del aniversario número 70 de la primera edición de “El trueno entre las hojas”, la fundación está buscando que otras instituciones se plieguen a las celebraciones. “Tenemos varios proyectos. Estamos viendo con entidades y con organizaciones como para crear cursos de aprendizaje de lectura a través de Roa. Queremos llegar a las escuelas para explicar todo el contenido que tiene la obra de Roa”, concluyó.
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