El árbitro argentino Germán Delfino protagonizó un verdadero papelón en el Allianz Parque de Brasil. No fue decisivo para la eliminación de Cerro, que por ineptitudes propias no pudo quebrar al rival, con uno más, pero el juez se prestó al show local y la complementaria prácticamente no se jugó.

Delfino comenzó mal, aunque se reivindicó en la misma jugada. La primera gran falla subsanada, fue lo que pasó con Felipe Melo. El rústico volante brasileño le entró con una patada asesina a Víctor Cáceres, en las narices del juez argentino, quien solo decidió en principio mostrarle una tarjeta amarilla.

Al percatarse que Melo casi le rompe la pierna a “Topo”, por las marcas impresionantes que quedaron en la tibia del azulgrana, el árbitro se animó a expulsar al jugador brasileño.

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A partir de ahí, manejó de manera regular el trámite, hasta que a partir de la media hora del segundo tiempo, se alió al show local y no tuvo carácter para hacer que el partido continúe de manera normal.

Por la pérdida de minutos tras la lesión de Rodrigo Rojas y otros momentos perdidos, el juez adicionó 8 minutos, pero de esa cantidad, solamente el balón corrió 2'. Delfino ayudó a parar el trámite y en lugar de hacer jugar se metió con los pasapelotas, el arquero rival y para completar con el “showman” de la noche, el delantero Dyverson, quien “tribuneó” al máximo y entró con la clara misión de acabar con el juego y llevarse a algunos azulgranas. El que cayó fue Marcos Cáceres.

A partir de ahí, Delfino volvió a adicionar 5', de los cuáles solamente se disputó uno, entre problemas con pasapelotas y otras “mañas” que utilizó Palmeiras.

Germán Delfino no fue el responsable de la eliminación de Cerro, pero el actuar del juez argentino fue un papelón y no solo favoreció, sino ayudó al que no quiso jugar, que fue el “Verdao”. El Ciclón tuvo un hombre más de los cinco minutos y no supo aprovechar, por lo que tirarle toda la responsabilidad al árbitro, tampoco es acertado.

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