Stanley Reed

LONDRES.

Lo más sorprendente de la reacción del mercado petrolero al asesinato del general iraní Qasem Soleimani por orden de Estados Unidos es que ha sido muy débil. Los precios se dispararon poco después del asesinato, pero el impulso ascendente ha disminuido desde entonces. El martes por la tarde, el crudo Brent, referente internacional de los precios del petróleo, disminuyó un 1,5% a 67,87 dólares por barril.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Según los analistas, la tenue reacción frente a un suceso que ha agudizado el riesgo de un gran conflicto en la región del mundo más importante para la producción de petróleo no es tan extraña como podría parecer. El flujo de petróleo no se ha interrumpido –hasta ahora– y los mercados se muestran escépticos de que, por ejemplo, Irán vaya a restringir el comercio del combustible cerrando el estrecho de Ormuz, el canal angosto por el que muchos barcos petroleros deben pasar para salir del golfo Pérsico.

Los mercados están “reflejando en los precios que consideran que solo hay una baja probabilidad de que algo suceda”, comentó Bjørnar Tonhaugen, director de investigación del mercado petrolero en Rystad Energy, una firma de investigación de mercado. Por ahora, los operadores han decidido que un incremento de tres dólares al barril de petróleo es “suficiente” en respuesta al aumento en las tensiones, mencionó.

BARÓMETRO DESCOMPUESTO”

Este conflicto entre Estados Unidos e Irán llega después de varios años de una presión bajista sobre los precios a causa de un exceso en el suministro, principalmente por el auge del esquisto en Estados Unidos.

Durante la última década, la producción estadounidense de petróleo ha aumentado a más del doble, por encima de trece millones de barriles al día, y Estados Unidos ahora es el principal productor del mundo. Estados Unidos ahora importa unos cuatro millones de barriles de petróleo menos que en el 2008 gracias a la explosión de su producción y a un mayor uso de vehículos más eficientes en el consumo de combustible.

La preocupación por las crecientes restricciones en el uso de los combustibles fósiles a causa de su papel en el cambio climático también ha afectado los precios, señaló Gary Ross, director ejecutivo de Black Gold Investors. La gente “no quiere invertir en el petróleo”, comentó.

Los mercados están ya tan acostumbrados a tener un excedente de petróleo en el mercado global que no les preocupan tanto las tensiones en el golfo Pérsico como antes.

“El petróleo se ha vuelto un barómetro descompuesto para medir las tensiones en el Medio Oriente”, opinó Helima Croft, directora de estrategias globales de materias primas en RBC Capital Markets, un banco de inversiones. “Ahora solo reacciona cuando sucede algo radical”.

SEGUNDO PRODUCTOR

Croft mencionó que los mercados habían ignorado en su mayoría las medidas que había tomado Irán para responder a la reinstauración de las sanciones económicas de Estados Unidos que impuso el gobierno de Trump. Estados Unidos y Arabia Saudita han señalado que Irán estuvo detrás de las minas navales que dañaron barcos petroleros y de un ataque aéreo a instalaciones clave que paralizó de forma temporal más de la mitad de la producción saudita de petróleo. En apariencia, estas medidas tenían como objetivo demostrar que Teherán dificultaría o imposibilitaría la exportación de petróleo de aliados de Estados Unidos como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos si el gobierno de Trump acorralaba las exportaciones iraníes.

“No sé cómo alguien puede ser optimista respecto de las capacidades disruptivas de Irán después de los ataques con drones y misiles teledirigidos”, opinó Croft. Saudi Aramco, la empresa petrolera nacional, logró restablecer la producción a una velocidad sorprendente, pero Croft señaló que no se sabe si la empresa será capaz de responder tan rápido a futuros ataques.

De acuerdo con los analistas, el ataque con drones en contra de Soleimani ocurrido en Irak perfectamente podría empeorar el entorno político de por sí tumultuoso en ese país. El asesinato ya ha generado ruido, como la petición del Parlamento y el gobierno de Irak de que Estados Unidos retire sus tropas, lo que a su vez produjo amenazas de sanciones del presidente Trump.

Irak es el segundo productor más grande de la Organización de Países Exportadores de Petróleo después de Arabia Saudita, y sus yacimientos petroleros casi no han sido afectados. Sin embargo, habría graves consecuencias si la agitación alcanza esos yacimientos, según dicen los analistas. Por ejemplo, la pérdida prolongada de la mitad de las exportaciones de Irak, cerca del 4% del suministro mundial, podría impulsar los precios a 90 dólares por barril, mencionó Tonhaugen. Además, Irak tal vez no tenga los sistemas de respaldo y otras salvaguardas que permitieron la recuperación de los sauditas después de los ataques de septiembre.

CAUTELA EN REPRESALIAS

Tonhaugen y otros expertos no creen que Irak recurra al “peor tipo de escenario posible” cerrando el estrecho de Ormuz, por el cual se transportan unos dieciocho millones de barriles de petróleo al día. Debido a que ocupan una buena parte del lado oriental del estrecho, los iraníes pueden alterar con facilidad el tráfico de barcos en la zona, pero los analistas no creen que vayan a hacer algo más que tomar por la fuerza o atacar una que otra embarcación, como lo han hecho en meses recientes.

Cualquier otra cosa sería “una invitación a una respuesta muy fuerte de Estados Unidos”, comentó Antoine Halff, analista jefe de Kayrros, una firma de investigación de mercados, e investigador sénior del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia.

David Fyfe, economista jefe en Argus, una firma de investigación, señaló que Teherán tendrá cautela de tomar medidas en represalia que puedan elevar los precios del petróleo de manera sustancial o que puedan poner en peligro el suministro para China, un patrocinador clave que compra una buena parte del petróleo que vende Irán y depende mucho del Medio Oriente para obtener combustible.

“No creo que sea mucho más probable ahora que se realice un bloqueo importante del estrecho de Ormuz que hace una semana”, opinó Fyfe.

ESCASAS RESERVAS

Por supuesto, los inversionistas podrían aumentar con rapidez el precio del petróleo si se cierra el estrecho o si las hostilidades entre Estados Unidos e Irán se incrementan hasta convertirse en un conflicto de gran magnitud.

Esto se debe a que los productores mundiales de petróleo tienen una pequeña reserva con una producción potencial de alrededor de dos millones de barriles al día que podrían sumar rápidamente. La mayoría de esa capacidad adicional está en Arabia Saudita.

Si se suspendiera la producción petrolera de millones de barriles al día, se vaciarían con rapidez los tanques de almacenamiento y se dispararían los precios del petróleo, según los analistas, aunque el gobierno de Estados Unidos podría calmar a los mercados liberando combustible de la Reserva Estratégica de Petróleo.

Un gran aumento del precio del petróleo tendría un impacto mucho más modesto en la economía estadounidense que en el pasado, pero podría perjudicar más a otros países como China e India.

Estados Unidos sigue siendo un importador de petróleo, pero casi exporta la misma cantidad de petróleo que les compra a otros países. Precios más altos en las gasolineras perjudicarían a los consumidores, en especial a las familias de bajos ingresos en regiones que no producen petróleo, como el noreste del país.

No obstante, los precios más altos les ayudarían a las regiones del país que producen petróleo, como Alaska, Colorado, Luisiana, Nuevo México, Dakota del Norte, Oklahoma, Texas y Wyoming. Precios más altos podrían expandir el empleo y la demanda del consumidor en esos estados.

Dejanos tu comentario