ADAM SATARIANO Y AMIE TSANG

LONDON.

Uber sufrió un tremendo revés cuando las autoridades encargadas de regular el transporte en Londres decidieron, de manera sorpresiva, negarle la renovación de su licencia de operación de taxis debido a una serie de problemas de seguridad persistentes.

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Esta situación pone en duda que la empresa pueda mantener operaciones en el mercado europeo que le ha resultado más lucrativo.

La decisión no afectará de inmediato la presencia de Uber en las calles de Londres. La empresa de transporte privado indicó que apelará la decisión, con lo que pondrá en marcha un proceso legal que podría ser muy prolongado. Uber podrá continuar sus operaciones durante ese tiempo.

AÑO DIFÍCIL

Sin embargo, la noticia se suma a una serie de problemas que han marcado un año difícil para la empresa. Por principio de cuentas, Uber protagonizó una decepcionante oferta pública inicial en mayo. Después, realizó cambios entre sus altos ejecutivos y aplicó varias rondas de despidos.

Por si fuera poco, enfrenta constante escrutinio del público en relación con la seguridad de sus pasajeros.

Transport for London, la dependencia encargada de regular los servicios de taxi y transporte privado en la ciudad, explicó que Uber no cumplió el estándar necesario para obtener una licencia de taxi como un servicio “apto y adecuado”.

Los reguladores señalaron que Uber mostró un patrón de fallas que ponen en riesgo la seguridad de los pasajeros; por ejemplo, su aplicación exhibe vulnerabilidades que permiten a conductores no autorizados transportar a miles de pasajeros.

“Por supuesto que es preocupante que hayan salido a la luz estos problemas, pero también es preocupante que no podamos tener ninguna garantía de que no se presentarán problemas similares en el futuro”, declaró Helen Chapman, directora de Licencias, Reglamentos y Cobros de Transport for London.

ENFRENTAR RETOS

La experiencia de Uber en Londres resalta el reto más amplio que enfrenta la empresa en el ámbito regulatorio. En Europa, ha batallado para posicionarse en países como Alemania, España, Italia y Dinamarca, donde su oferta se ha visto limitada debido a que existe legislación más estricta.

Londres es uno de los mercados más lucrativos para Uber, pero también es donde ha librado las batallas más complicadas con las autoridades gubernamentales.

En el 2017, las autoridades londinenses también revocaron la licencia de Uber, entre otras razones, por la laxa supervisión de los conductores.

Uber apeló la decisión y logró que se le concediera una licencia por quince meses después de que convino en aceptar más supervisión del gobierno y hacer varios cambios en sus políticas, como adoptar normas específicas para el reporte de incidentes a la policía, garantizar que los conductores cansados no salieran a trabajar y designar una nueva junta independiente para encargarse de las operaciones en el Reino Unido.

CAMBIOS POSITIVOS, PERO...

Las autoridades de la ciudad reconocieron que Uber “ha realizado varios cambios positivos y mejoras en cuanto a su cultura, liderazgo y sistemas”, pero añadieron que no ha sido suficiente.

Uber, que llegó a Londres en el 2012, cuenta con unos 45.000 conductores en la ciudad.

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