Daniel Politi
Buenos Aires
En un intento por frenar la crisis financiera que ha asediado a Argentina en las últimas semanas, el presidente Mauricio Macri impuso nuevas restricciones a la compra de divisas.
Los controles cambiarios, que entraron en vigor, representan un cambio radical para Macri, quien asumió el cargo con la promesa de liberalizar la economía, pero, en cambio, de cara a las elecciones presidenciales de octubre, está estableciendo el tipo de medidas que solía criticar.
Esta estrategia es un reflejo del declive de la economía argentina desde la votación de las PASO el 11 de agosto, unas primarias que se consideran una proyección del comportamiento del electorado en las elecciones generales. El resultado fue una ventaja amplia y sorpresiva en la intención de voto para Alberto Fernández, el principal rival de Macri.
Fernández comparte fórmula con la ex presidenta y senadora Cristina Fernández de Kirchner, quien está postulada para la vicepresidencia. Los inversionistas parecen temer que una victoria de Fernández en octubre signifique el regreso de las políticas intervencionistas consecutivas implementadas por el kirchnerismo entre el 2007 y el 2015.
ENFURECIÓ A POBRES
En aquellos años, el gobierno distribuyó ayuda a los pobres sin una disciplina presupuestaria, lo que produjo déficits enormes que provocaron que los inversionistas salieran huyendo. El debilitamiento de la moneda incrementó los precios de las importaciones. Para cuando Macri tomó posesión, Argentina estaba ahogada en números rojos e inflación.
Él comenzó una serie de recortes presupuestarios, lo cual enfureció a los pobres y no generó el crecimiento económico prometido. No obstante, ante la posibilidad del regreso del populismo de izquierda, a los mercados internacionales les preocupa que Argentina se dirija de nuevo a un gasto excesivo.
Debido a que los inversionistas se han ido en desbandada, la moneda ha vuelto a caer.
Una de las primeras medidas de Macri tras tomar posesión en diciembre del 2015 fue eliminar las restricciones a la compra de divisas y la libre circulación de capitales.
Sin embargo, su esfuerzo por abrir la economía no marcó el inicio de una nueva oleada de inversiones y las condiciones han empeorado.
RESTRICCIONES
Es por eso que las nuevas restricciones “terminaron siendo inevitables”, dijo Martín Kalos, economista jefe de Elypsis, una firma local de consultoría económica. “Macri necesitaba tomar medidas drásticas y pragmáticas para que la crisis no continuara y empeorara de aquí a diciembre”.
Las nuevas restricciones cambiarias parecían haber surtido efecto, pues el peso se apreció ligeramente frente al dólar.
El Banco Galicia, en la avenida Corrientes de Buenos Aires, estaba más lleno que de costumbre. “Me sorprendió que todo parecía relativamente calmado”, dijo Walter Gastrell, jubilado de 78 años que acudió a ese banco para ver cómo reaccionaba la gente a los controles cambiarios. “Considerando todas nuestras experiencias con crisis, se siente como si la historia se repitiera”.
Gastrell dijo que se debatía entre sacar su dinero del banco o no por el temor de que el gobierno llegue a limitar los retiros después de un tiempo, como ya ha sucedido antes en el país.
El valor del peso argentino se ha depreciado más de 25% desde las elecciones PASO debido a la liquidación masiva de muchos bonos argentinos y de deuda. El Banco Central también ha estado perdiendo reservas por los intentos de apuntalar el peso.
Entre las restricciones anunciadas el 1° de setiembre está que los argentinos no podrán comprar más de 10.000 dólares al mes, mientras que las empresas necesitan autorización para comprar cualquier moneda extranjera que no utilicen para el comercio internacional.
A las empresas también se les ordenó repatriar sus ingresos por ventas en el extranjero en un plazo de cinco días hábiles.
FRENO AL TIPO DE CAMBIO
El gobierno “se vio en la necesidad de adoptar una serie de medidas extraordinarias tendientes a asegurar el normal funcionamiento de la economía, sostener el nivel de actividad y empleo y proteger a los consumidores”, según el anuncio oficial sobre los nuevos controles cambiarios.
“Los controles de capital no son lo ideal, pero son necesarios para ponerle un freno al tipo de cambio”, dijo Marina dal Poggetto, directora ejecutiva de EcoGo, un grupo de consultoría económica con sede en Buenos Aires.
Dal Poggetto dijo que la clave para saber si funcionan las medidas recién anunciadas será ver si los datos muestran una disminución en los retiros bancarios, mismos que se habían estado acelerando desde las elecciones PASO.
Aunque Fernández ha sido muy crítico de la gestión económica de Macri y de los préstamos por 57.000 millones de dólares que el presidente solicitó al Fondo Monetario Internacional (FMI) el año pasado, el candidato opositor no ha dicho qué acciones tomaría para revertir el tropiezo económico.
PASADO DE INCUMPLIMIENTO
Las nuevas restricciones fueron anunciadas días después de que Argentina dijo que buscará reestructurar los pagos de 101.000 millones de dólares de la deuda, en medio de las preocupaciones de que el país termine por caer en moratoria. Argentina ha incumplido ocho veces en el pago de su deuda soberana desde que se independizó de España en 1816.
Los recuerdos de esos incumplimientos provocaron temores entre los argentinos sobre el futuro de sus ahorros en los bancos, y entre amigos comenzaron a circular mensajes de texto en los que se preguntaban si sería necesario retirar los fondos. Sin embargo, hasta ahora no se han concretado las restricciones a los retiros sobre las cuales han corrido rumores.
Sandra Menéndez, contadora de 54 años, mencionó que vio más gente de lo habitual en la sucursal del banco de Santander Río a la que acababa de ir.
“Había mucha gente la semana pasada también”, comentó. Señaló que es la “psicosis argentina” típica de intentar refugiarse en el dólar cuando hay incertidumbre económica.
Menéndez sufrió pérdidas en sus ahorros, las cuales equivalían al precio “de un apartamento pequeño”, durante la crisis del 2001, cuando el gobierno declaró moratoria en los pagos de unos 100.000 millones de dólares de su deuda tras un grave colapso económico. Sin embargo, sigue teniendo confianza en el sistema financiero actual.
Hay quienes ya se están preparando para una posible mala racha. “La situación puede empeorar”, comentó Valeria Armesto, fotógrafa de 40 años, cuando estaba saliendo del Banco Galicia acompañada por sus hijos, de 6 y 8 años. “Nunca se sabe con este gobierno”.