Michael J. De La Merced

Hace un par de semanas United Technologies anunció que planeaba combinar su negocio aeroespacial con Raytheon: la unión de las dos firmas produciría un nuevo gigante de la manufactura en los mundos aeroespacial y de las armas y aeronaves militares.

Si esta fusión de intercambio de acciones tiene éxito, sería el último ejemplo de consolidación dentro de las industrias militar y aeroespacial, además de que crearía un nuevo coloso diseñado para prosperar en tiempos de auge y para superar los de austeridad.

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Juntos, los negocios aeroespaciales de Raytheon y United Technologies producen motores Pratt & Whitney, misiles Tomahawk y los aviones de combate F-35. Para 2019, se espera que la empresa combinada —la cual se llamará Raytheon Technologies— tenga ventas de alrededor de 74.000 millones de dólares.

La combinación se volvería uno de los acuerdos más grandes de 2019, en un momento en el que el mundo de las fusiones ha sentido un pellizco de la incertidumbre económica y, en el caso de las grandes transacciones, un mayor escrutinio antimonopólico. Como argumento de venta de su unión, United Technologies y Raytheon resaltaron el hecho de que ninguna de las dos empresas se traslapa mucho con la otra, con lo cual esperan evitar que su acuerdo sufra bloqueos regulatorios.

NEGOCIOS CASI NO SE TRASLAPAN

Durante algún tiempo, la consolidación ha sido una consigna en la industria militar, pues las empresas han argüido que volverse más grandes les da una mayor escala y mayores ahorros en los costos que pueden dirigirse a la investigación y el desarrollo, así como al rendimiento para los accionistas. La proliferación de contratistas de defensa de hace años se ha transformado de manera drástica en tan solo un puñado de empresas, entre ellas Boeing, Lockheed Martin y Raytheon.

Raytheon fabrica misiles, sistemas de radar y tecnología de comando y control que usan ejércitos de todo el mundo. Con miles de millones de dólares en contratos gubernamentales, Raytheon es una de las empresas ganadoras gracias a los esfuerzos del presidente Trump por aumentar el gasto militar.

Asimismo, hace poco tiempo, recibió la autorización de la Casa Blanca para fabricar partes de bombas de tecnología de punta en Arabia Saudita, las cuales se usan en las bombas inteligentes Paveway de la empresa.

El negocio aeroespacial de United Technologies —cuyos motores se usan en los aviones comerciales de pasajeros de Airbus y en los F-35— ya ha logrado algunas adquisiciones, entre ellas la compra de Rockwell Collins, un fabricante de partes de avión, por 30.000 millones de dólares.

No obstante, United Technologies y Raytheon aseguran que sus negocios casi no se traslapan.

Tan solo el 25% del negocio de United Technologies estuvo relacionado con defensa, después de que la empresa vendió el negocio de helicópteros Sikorsky a Lockheed Martin hace 4 años, comentó Greg Hayes, presidente y director ejecutivo de United Technologies, en una entrevista telefónica conjunta con Tom Kennedy, presidente y director ejecutivo de Raytheon.

UN POCO PREOCUPADO”

“No puedo recordar la última vez que hubo una competencia importante en contra de United Technologies”, mencionó Kennedy.

Hayes afirmó que no veía “ningún problema” con las revisiones antimonopólicas del Departamento de Justicia. Además, agregó que no veía la necesidad de que el acuerdo con Raytheon obtuviera una aprobación antimonopólica de China, después de que los reguladores chinos detuvieron varias semanas la adquisición que realizó United Technologies de Rockwell Collins.

Sin embargo, el lunes, cuando se le preguntó sobre la fusión, Trump señaló que estaba “un poco preocupado” sobre el potencial que tiene el acuerdo para eliminar la competencia en el sector de la defensa.

“Es difícil negociar cuando hay dos empresas y a veces hay una oferta”, comentó durante una entrevista con CNBC. “Estados Unidos debe comprar cosas, ¿eso lo hace menos competitivo?”.

Así como las empresas buscan beneficiarse de compartir tecnologías y costos en la prosperidad, también da la impresión de que el acuerdo podría ayudar si los negocios aeroespacial y militar sufren desaceleraciones.

Algunos analistas han predicho que el gasto militar en Estados Unidos irá a la baja en el futuro cercano, después de una explosión inicial al comienzo del gobierno de Trump. Además, hace un par de semanas atrás, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, una agrupación comercial de aerolíneas de todo el mundo, redujo su pronóstico para las ganancias de la industria de este año, pues está disminuyendo el tráfico aéreo.

ESCINDIRSE EN TRES EMPRESAS

No obstante, Hayes argumentó que Raytheon Technologies tendrá un futuro brillante, con crecimiento en los dos sectores a los que pertenece. “Este acuerdo no tiene nada de defensivo”, mencionó. “Es ofensivo”.

La transacción anunciada se originó en un tipo diferente de actividad comercial de United Technologies: en noviembre, el conglomerado anunció que planeaba escindirse en tres empresas más pequeñas que cotizarían en la bolsa. Una iba a ser su negocio aeroespacial; la segunda, Otis, el fabricante de ascensores y escaleras eléctricas; y la tercera sería Carrier, un gran productor de equipos de calefacción y enfriamiento.

Esta maniobra, la cual tenía como objetivo crear negocios con un mayor enfoque, ha seguido la tendencia de imperios industriales que se reducen para calmar a los accionistas. Otros conglomerados, como General Electric, han realizado maniobras similares para mudar operaciones no medulares.

No obstante, la separación del negocio aeroespacial de United Technologies la convirtió en un socio atractivo de fusión para Raytheon, porque las dos empresas tendrían una capitalización de mercado similar y se podrían beneficiar de compartir tecnologías. Kennedy, quien durante algún tiempo había jugado con la idea de cerrar un acuerdo, llamó a Hayes y mencionó la idea de una fusión. Para diciembre, las dos empresas comenzaron las conversaciones para llevarla a cabo.

Raytheon vale alrededor de 52.000 millones de dólares y United Technologies tiene una capitalización bursátil de 114.000 millones de dólares, antes de que se divida en tres.

PORCENTAJE DE ACCIONES

En los últimos 30 años, la industria de la defensa en Estados Unidos se ha reducido de forma constante, de alrededor de cinco docenas de empresas a un puñado de grandes contratistas.

Algunos funcionarios militares están renuentes a más consolidaciones en la industria, y han señalado que buscarían bloquear fusiones que involucraran a los cinco actores principales.

A pesar de esto, el aumento de la presión para reducir los costos ha provocado consolidaciones, según analistas. Por ejemplo, el Pentágono ha presionado a los proveedores para que se concentren en la reducción de costos.

Una fusión, en especial a esta escala, podría ayudar a Raytheon a ahorrar dinero en toda su cadena de suministro, de acuerdo con analistas. También podría apoyar el negocio de exportaciones del contratista.

Conforme los términos de la fusión de intercambio de acciones, los accionistas de cada empresa recibirían una participación en la empresa recién combinada. Los accionistas de United Technologies serían dueños de alrededor del 57% del negocio combinado.

Hayes sería el director ejecutivo de la nueva empresa, mientras que Kennedy sería el presidente ejecutivo. Se espera que Hayes asuma el cargo de presidente dos años después de que se cierre el acuerdo.

El consejo de administración de la empresa combinada estaría conformado por consejeros que actualmente están en funciones: ocho de United Technologies y siete de Raytheon.

Se espera que la fusión se complete más o menos al mismo tiempo que United Technologies divida los negocios de Carrier y Otis.

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