ANDREW ROSS SORKIN Y KATE KELLY

El 17 de julio, Goldman Sachs nombró a David M. Solomon su nuevo director ejecutivo, con lo cual el experimentado banquero inversionista quedará a cargo de un gigante de Wall Street que enfrenta cada vez mayores desafíos.

El nombramiento de Solomon pondrá fin al periodo de Lloyd C. Blankfein, el ex vendedor de oro de 63 años que ha dirigido la firma desde el 2006 y logró que atravesara la crisis financiera. El 1 de octubre, Blankfein cederá el lugar de director ejecutivo y permanecerá como presidente hasta finales de año. Solomon, de 56 años y actual presidente del banco, asumirá el cargo de presidente a principios del 2019.

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Es probable que el nombramiento de Solomon sea el inicio de una serie de cambios gerenciales en los rangos directivos de la firma, cuando el nuevo director ejecutivo elija a sus propios tenientes. Asimismo, Solomon tendrá la responsabilidad de crear un plan para aumentar 5.000 millones de dólares el ingreso del banco en un periodo de tres años.

“Para avanzar, las organizaciones deben evolucionar, cambiar, adaptarse”, comentó Solomon en una entrevista conjunta que dio con Blankfein la noche del 16 de julio antes del anuncio formal.

El anuncio llegó el mismo día que Goldman Sachs informó sobre mejores resultados financieros de los que se esperaban.

En marzo, Solomon fue nombrado el único presidente de la firma, lo que generó expectativas de que en algún momento ascendiera al cargo más alto.

Blankfein supervisó el periodo de cambio en Goldman Sachs. Su negocio de administración de fondos –aunque es más pequeño que el de Morgan Stanley, tal vez el competidor más cercano de Goldman Sachs– casi se duplicó. Las acciones de Goldman Sachs subieron un 57 por ciento durante el cargo de Blankfein, un mejor rendimiento que el de todos los bancos de Estados Unidos excepto dos: JP Morgan Chase y Wells Fargo.

Más recientemente, Goldman Sachs ha estado bajo presión. Sus negocios de comercialización de títulos, que se habían considerado una de sus grandes fortalezas desde hace mucho tiempo, han tenido un peor rendimiento que el de otros grandes bancos en años recientes, por márgenes muy amplios.

No obstante, “en este periodo me siento bastante optimista respecto de nuestro posicionamiento”, señaló Blankfein. “También me siento muy bien sobre el entorno externo”.

En la actualidad, Solomon ya ha presionado para que haya cambios en el negocio de Goldman Sachs. Ha introducido tecnología más inteligente en la comercialización de acciones y en la administración de inversiones. Ha cambiado a vendedores desde sus mesas de operaciones corporativas a la división de banca de inversión para optimizar las interacciones con los clientes. Está expandiendo a nuevas áreas el incipiente negocio de banca minorista de Goldman Sachs, llamado Marcus.

Para algunos analistas y otros observadores cercanos de Goldman Sachs, el giro debió haber llegado antes.

“El rendimiento de Goldman Sachs definirá el legado de Blankfein durante los años posteriores a su partida”, comentó Mike Mayo, un analista bancario de Wells Fargo que ha cubierto durante 15 años a Goldman Sachs. Mayo añadió que el plan de crecimiento “caerá en la categoría ‘más vale tarde que nunca’”.

Durante el primer año completo que Blankfein dirigió Goldman Sachs, la firma generó cerca de 1.000 millones de dólares por semana en ingresos, principalmente por su comercio de acciones y bonos. Después, vino la crisis financiera que restringió a la industria bancaria, a la cual le siguió un regreso a las ganancias sólidas en el 2009. Luego, a estas las desafió una serie de regulaciones nuevas que alteraron el legado de su modelo de negocios.

“En mi época, hubo oportunidades que tal vez me perdí, y hubo trampas en las que caí”, confesó Blankfein. “A fin de cuentas, mientras estuve a cargo de la firma, enfrentamos riesgos existenciales más o menos en la primera mitad de la crisis financiera y extraordinarios riesgos de reputación, en parte por lo bien que superamos los riesgos existenciales”.

La firma también encaró una gran cantidad de críticas por beneficiarse de la crisis financiera a costa de algunos clientes. La Comisión de Bolsa y Valores la multó con 550 millones de dólares por sus actos.

La elección de Solomon marca un cambio cultural en Goldman Sachs. Solomon es un banquero de inversiones más que un operador en una cultura que han dominado las operaciones comerciales durante buena parte de la década pasada. A diferencia de muchos de sus pares que crecieron dentro de Goldman Sachs, Solomon fue contratado como socio después de un ascenso meteórico en Bear Stearns, una firma rival.

En gran contraste con el típico director ejecutivo de Wall Street, Solomon es conocido por tener diversos intereses externos, entre ellos coleccionar vinos raros, practicar yoga y, por el que es más famoso, ser DJ de música electrónica bailable una vez al mes bajo el nombre artístico de DJ D-Sol.

La biografía de Solomon en Spotify –donde acaba de lanzar su primer sencillo, una remezcla de la tonada de “Don’t Stop” de Fleetwood Mac– dice: “Su mantra personal es nunca perder de vista lo que te apasiona”.

En cuanto a qué podría hacer Blankfein a continuación, respondió riendo: “Ahora estoy en el mercado laboral”.

“Lo más probable es que siga el consejo de la gente y me tome un par de semanas de descanso”, comentó. Después, con un guiño hacia su uso de Twitter, el cual ha sido noticia en alguna ocasión, agregó: “Esto es algo que quiero hacer: tuitear sin restricciones”.

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