• POR MICHAEL J. DE LA MERCED

El 7 de marzo, el enorme fabricante de chips Broadcom prometió mantener a Estados Unidos al frente de la emergente tecnología móvil en caso de adquirir Qualcomm: el último intento por tranquilizar las inquietudes del gobierno de Trump sobre seguridad nacional relacionadas con su hostil oferta de compra de 117.000 millones de dólares.

En un comunicado, Broadcom señaló que, en caso de completar el que sería el acuerdo de la industria tecnológica más grande en la historia, no solo mantendría el gasto actual que realiza Qualcomm en investigación y desarrollo, sino que también aumentaría esa cantidad. Añadió que crearía un fondo de inversión de 1.500 millones de dólares para capacitar a ingenieros estadounidenses.

La respuesta llegó después de que el Comité de Inversión Extranjera de Estados Unidos (CFIUS, por su sigla en inglés), el panel gubernamental encargado de revisar las implicaciones de seguridad nacional que conllevan las transacciones, ordenara una prórroga para la asamblea de accionistas de Qualcomm, debido a que Broadcom busca ganar una mayoría de puestos en el consejo administrativo de la empresa.

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Esa estrategia proactiva destacó lo mucho que la Casa Blanca valora la tecnología inalámbrica 5G como asunto de seguridad nacional y su temor por estar detrás de China en la carrera para desarrollar estándares. La decisión puso bajo el reflector las iniciativas para expandir el alcance del panel como una manera de impulsar la agenda económica nacionalista de la Casa Blanca.

El gobierno de Trump ya ha impedido varios acuerdos que involucran a compradores chinos, haciendo referencia a problemas de seguridad nacional. No obstante, aunque Broadcom no es una empresa china –legalmente sus oficinas centrales se encuentran en Singapur, y tiene planes de trasladarse a Estados Unidos en mayo–, ha causado temor porque podría socavar el papel de Qualcomm como líder de la tecnología 5G.

Qualcomm ha argumentado que podría quedar bajo el control de su rival, en caso de que Broadcom gane la mayoría de los puestos directivos.

En una carta que el CFIUS envió el 4 de marzo a ambas empresas, mencionó que el gobierno estaba preocupado por los recortes de costos que Broadcom podría efectuar en Qualcomm. El CFIUS comparó la manera de actuar de Broadcom respecto de las adquisiciones con el capital privado, una simplificación para decir que reducirá el gasto en investigación y despedirá empleados para respaldar la rentabilidad.

No obstante, en su comunicado del 7 de marzo, Broadcom buscó disipar esa noción. "Broadcom tiene un historial comprobado de gestionar la investigación y el desarrollo en busca de un impacto máximo y de invertir en franquicias fundamentales", señaló la empresa.

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