• POR LIZ ALDERMAN

El 15 de noviembre, Grecia, el niño problema de la eurozona durante mucho tiempo, dio un paso importante para asegurar su independencia financiera, pues está buscando dejar de depender de la ayuda económica internacional que la mantuvo a flote durante los últimos ocho años.

El anuncio del gobierno sobre un intercambio de bonos podría ayudar a reducir la impresionante deuda que en algún momento amenazó con sacar a Grecia de la eurozona. Se prevé que el intercambio fortalezca la confianza para el próximo verano, cuando el país al fin deje de recibir ayuda financiera internacional, la cual será, para esa fecha, de 326.000 millones de euros (380.000 millones de dólares).

El anuncio se dio después de que Grecia vendiera con éxito bonos en los mercados internacionales en julio. Esa venta, la primera después de una pausa de cinco años, formó parte de una iniciativa mayor para demostrar la continua recuperación que ha tenido el país de los problemas derivados de la crisis financiera que comenzó en Wall Street hace casi una década.

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El primer ministro Alexis Tsipras anhela el día en que pueda vender de manera regular los bonos griegos a inversionistas extranjeros, lo cual eliminaría las ataduras que el país tiene con los apoyos financieros. Eso también ayudaría a persuadir al Banco Central Europeo para que compre bonos griegos como parte de su enorme programa de estímulo regional –lo cual se ha negado a hacer este banco durante años–, y así mejorar aún más las finanzas griegas.

"El regreso a los mercados de capitales es parte de una historia de éxito tardía que están intentando crear el gobierno de Grecia junto con el Banco Central Europeo y la Comisión Europea", señaló Jens Bastian, un consultor de economía radicado en Atenas y ex miembro del grupo de expertos de la Comisión Europea en Grecia.

El anuncio que el gobierno realizó el 15 de noviembre estaba relacionado con una oferta para convertir 20 bonos griegos con un valor de 30.000 millones de euros en cinco nuevas emisiones de deuda con vencimientos a largo plazo.

Los bonos iniciales se emitieron después de una reestructuración que se hizo en el 2012 de la deuda de Grecia, la cual obligó a los inversionistas privados a sufrir pérdidas significativas. Es probable que los nuevos bonos sean más líquidos, y más fáciles de comprar y vender, situación que creará mayores incentivos para que los compren inversionistas de Wall Street como Pimco y Franklin Templeton.

Sin embargo, el intercambio solo funcionará si los tenedores de bonos actuales aceptan vender. La fecha límite para que el gobierno griego pueda recibir ofertas es el 28 de noviembre.

No obstante, la oferta ya tuvo efectos. A medida que la noticia del intercambio se filtró en los mercados financieros, el rendimiento de los bonos griegos disminuyó de manera drástica a 5 por ciento, una gran diferencia con las tasas de 22 por ciento que los inversionistas requerían que el gobierno desembolsara debido al riesgo que implicaba comprar sus bonos en el momento más álgido de la crisis. Como resultado, es posible que en el futuro el país reciba préstamos con tasas de interés relativamente bajas.

Por el momento, hay un ambiente más tranquilo de vuelta en Grecia, después de años de conflictos financieros, lo cual llama la atención de los inversionistas. En particular, las empresas y firmas financieras estadounidenses han intensificado la búsqueda de acuerdos, ya que la economía griega ha mostrado señales de estabilidad.

A pesar del interés que han mostrado los inversionistas internacionales ante la posibilidad de obtener recompensas monetarias por invertir en la deuda de Grecia, la economía del país continúa con dificultades, mencionó Bastian, a lo que añadió que la historia de éxito es "exagerada".

La semana pasada, el ministro de Finanzas de Grecia disminuyó la proyección del crecimiento económico para este año de 1,8 a 1,6 por ciento. El desempleo ha disminuido, de 27 por ciento en el peor momento de la crisis a 21 por ciento actualmente, pero sigue siendo el último lugar en la eurozona de 19 países.

Los bancos aún están renuentes a prestar dinero, y los préstamos no productivos en los balances de los bancos siguen impidiendo la recuperación, afirmó Bastian. Esto ha tenido un impacto muy grande en las pequeñas y medianas empresas, las cuales son el motor de la economía griega.

Además, para el promedio de los ciudadanos griegos que siguen luchando por recuperarse tras años de adversidades, no tiene mucha importancia la reciente maniobra por complacer a los acreedores extranjeros.

Mania Kouvari, de 46 años y maestra en una escuela estatal de Grecia, vio la emisión de bonos como un intento para distraer a la opinión pública del hecho de que Grecia sigue endeudada con los poderes internacionales y en gran parte bajo supervisión extranjera, esto último debido a que recientemente los tramos de préstamos de los fondos de ayuda han requerido, como condición, una dolorosa austeridad que ha aprobado el parlamento.

"Intentan mostrar una imagen positiva para que la gente invierta en Grecia y todo parezca normal", comentó. "Sin embargo, debajo de la superficie, las cosas no son normales. La gente la está pasando mal".

Kouvari relató que han recortado su salario en tres ocasiones durante los últimos siete años, y que uno de sus dos hijos no tiene empleo. "¿Esa es una historia de éxito?", cuestionó.

Stelios Avanitis, un jubilado de 68 años, mencionó que sus nietos "trabajan casi gratis".

"Aquí no tienen un futuro verdadero", opinó. "Además, el gobierno nos habla de bonos. Eso no es relevante para nosotros. De todas maneras estaremos endeudados los próximos años".

(Niki Kitsantonis y Landon Thomas Jr. contribuyeron con el reportaje).

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