- Colin Moynihan y Liz Moyer
- © El New York Times 2017
En cuatro oportunidades las autoridades intentaron lograr la condena de William T. Walters, un famoso jugador deportivo de Las Vegas. Y cuatro veces el hombre conocido como Billy eludió victoriosamente la justicia.
Pero el viernes, la suerte de Walters cambió, ya que un jurado federal en Manhattan lo condenó por cargos de conspiración y delito informático con valores en uno de los mayores juicios por abuso de información privilegiada en los últimos años.
El veredicto se produjo después de que los jurados hubieran deliberado poco más de medio día.
"Decir que me sorprendió sería el eufemismo de mi vida", dijo Walters, de 70 años, a periodistas al salir de la sala de audiencias. "Si hubiera hecho una apuesta, habría perdido. Acabo de perder la jugada más grande de mi vida. Francamente, estoy en estado de shock total", añadió.
Su abogado, Barry H. Berke, dijo que apelaría el veredicto.
En este último caso, Walters fue acusado de usar información privada de un miembro del directorio de una compañía de procesamiento de lácteos –Dean Foods, con sede en Dallas–, lo que le permitió obtener ganancias y evitar pérdidas ganando más de US$ 40 millones entre el 2008 y el 2014.
Los fiscales dijeron que Walters había suministrado al miembro del directorio Thomas C. Davis un teléfono celular prepago llamado Bat Phone para usarlo al transmitir información secreta y que, a veces, se hablaban en código, refiriéndose a Dean Foods como "los Cowboys de Dallas".
"Al involucrarse en ese esquema de fraude de acciones, Walters subestimó la determinación de la policía de perseguir y atrapar a los que engañan al mercado", divulgó en un comunicado Joon H. Kim, fiscal de Estados Unidos en Manhattan.
El juicio culminó exitosamente el caso de abuso de información privilegiada más importante en Manhattan desde que aquel que involucró a Rajat Gupta, ex director gerente de McKinsey y director de Goldman Sachs, quien fue condenado en el 2012 por proporcionar información privilegiada al millonario administrador de fondos de cobertura Raj Rajaratnam.
La investigación sobre las actividades de Walters y su juicio atrajo a nombres prominentes del mundo de las finanzas y del golf profesional, arrojando luz sobre la forma en que las apuestas deportivas y Wall Street a veces se superponen.
Carl C. Icahn, el inversionista multimillonario que es un asesor no remunerado del presidente Trump, apareció en testimonios y declaraciones judiciales como si hubiera tenido conversaciones frecuentes con Walters. Un corredor de bolsa de Walters testificó en el interrogatorio cruzado que algunas de las ideas de negociación de acciones de Walters habían venido de Icahn, quien no fue acusado de ningún delito.
Durante una audiencia sin la presencia del jurado, uno de los abogados de Walters dijo al juez que Walters e Icahn eran amigos.
El abogado, Paul Schoeman, añadió: "El Sr. Walters tiene una larga historia invirtiendo en acciones, acerca de las cuales el Sr. Icahn ha anunciado públicamente su interés".
Phil Mickelson, el golfista profesional campeón, también fue mencionado durante el juicio como alguien que había negociado en acciones de Dean Foods y una vez le debía casi US$ 2 millones por deudas de juego a Walters.
Mickelson hizo aproximadamente US$ 1 millón negociando acciones de Dean Foods. Él acordó perder esos beneficios en un caso civil relacionado que fue presentado por la Comisión de Valores y Bolsa.
Conocido como Lefty, debido a su golpe de mano izquierdo, Mickelson no fue acusado de ningún delito. Y aunque alguna vez fue visto como un posible testigo en el juicio penal a Walters, nunca fue llamado a declarar.
Después de tres semanas de testimonios, el jurado comenzó a deliberar sobre el destino de Walters justo antes de las 16:00 del jueves último. Llegó a un veredicto a las 14:00 del día siguiente.
Walters se puso de pie para escuchar a los miembros del jurado cuando se presentaron en una sala silenciosa en el Tribunal Federal del Distrito, en Manhattan. Sacudía levemente la cabeza de lado a lado cuando la vocera del jurado pronunciaba la palabra "culpable" en respuesta a preguntas sobre cada uno de los 10 cargos.
Después de que el jurado se retiró, Walters abrazó a su esposa y a Berke, su abogado.