- Por Mônica de Carvalho
- Profesora de FDC, Brasil
¿Será que lo que una persona es en su vida privada influye en la manera en que ejerce su actividad profesional? ¿Cuál es la probabilidad de que una empresa enfrente problemas relacionados con fraudes o errores en sus informes financieros en función de la personalidad y la conducta doméstica de su CEO? Estas son las preguntas que tres investigadores estadounidenses intentan responder. Analizando una muestra de empresas de Estados Unidos, los investigadores encontraron un vínculo interesante entre simplicidad y rigor, y desentrañaron algunos de los mecanismos de contagio entre las malas prácticas en la vida privada y las conductas igualmente corruptas en la esfera corporativa.
Según el estudio, lo que podría denominarse un “ejecutivo indulgente” corresponde al perfil de un CEO “no frugal”. Este tipo de líder tiende a fomentar un entorno de control corporativo menos riguroso, lo que resulta en una mayor probabilidad de fraudes cometidos por otros empleados y de errores –aunque no intencionados– en los informes financieros. La indulgencia también se manifiesta en el debilitamiento de los controles internos y en la relación con el Consejo de Administración a lo largo del tiempo.
Además, los ejecutivos no frugales son más propensos a contratar CFOs con características similares y a implementar paquetes de incentivos basados en acciones que pueden comprometer la integridad de los reportes. En esencia, su postura se traduce en una gestión menos atenta a la disciplina y al riesgo financiero de la organización. Es decir, los hábitos relajados en la vida doméstica suelen delatar una actitud permisiva en la esfera profesional.
Los investigadores identificaron registros de infracciones cometidas por CEOs de una muestra de empresas en diversas conductas personales, como conducir bajo los efectos del alcohol, posesión de drogas, violencia doméstica, comportamiento imprudente, alteración del orden público o multas por exceso de velocidad. La relación establecida es clara: las infracciones legales, incluso en el ámbito personal, son un síntoma de desprecio por las normas y la ley, así como de falta de autocontrol.
Por otro lado, el estudio analizó también sus hábitos de consumo y posesión de bienes de lujo, así como la ostentación de signos externos de riqueza: automóviles costosos, embarcaciones, múltiples residencias. El artículo establece una conexión directa entre los hábitos de consumo de lujo de los CEOs y su conducta corporativa. La posesión de bienes suntuosos se interpreta como un signo de baja frugalidad, una característica personal que se proyecta en el entorno profesional a través del “canal de la cultura”.
Este aspecto refuerza el anterior, mostrando que los ejecutivos con baja frugalidad tienden a crear un ambiente de control corporativo laxo, abriendo nuevamente la puerta a un mayor riesgo de errores –intencionales o no– y de infracciones. En contraste, los CEOs frugales promueven una gestión más rigurosa y disciplinada.
Así, las elecciones de consumo domésticas de un ejecutivo se presentan como un reflejo de un estilo de gestión que moldea la cultura de la empresa, impactando directamente la eficacia de los controles internos y el riesgo de mala conducta financiera. En otras palabras, quienes renuncian a poseer y exhibir bienes de lujo son más propensos a ejercer una gestión más estricta.
La combinación del canal de la “propensión” (basado en la conducta personal) con el canal de la “cultura” (frugalidad) configura un perfil de actuación específico, especialmente en lo que se refiere al cuidado de las finanzas de la empresa.
De manera interesante, los investigadores descubrieron que, en ambos casos –cuando hay propensión y ostentación–, aumenta la probabilidad de problemas en los reportes financieros de las compañías. En otras palabras, la mala conducta fuera de la empresa genera un efecto contagio en la vida corporativa, incluso a través de la contratación de profesionales con perfiles similares para el cuerpo directivo.
El estudio, en suma, confirma una vieja verdad: no se pueden cosechar peras de un manzano. Y aún más, en la vida corporativa, todo es, tal como parece ser.
“Executives’ “off-the-job” behavior, corporate culture, and financial reporting risk”. Publicado no Journal of Financial Economics, Volume 117, Edição 1, Julho 2015, páginas 5-28.

