- Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
“El dinero no hace la felicidad, pero genera una sensación tan parecida que solo un especialista podría notar la diferencia”. Como dice la letra de una canción: “Con el dinero se compra sexo, pero no amor; con dinero se compra una casa, pero no un hogar”.
El dinero en sí motiva, pero no inspira. Si entiendes y crees que es un recurso necesario para adquirir aquellas cosas que desea tener, hace sentido.
Y si dicho fin lo podrías lograr sin dinero, pues bienvenido sea, pues te habrías ahorrado el trabajo de ganarlo.
Recuerda que aquella persona pudiente no es la que más tiene, sino el que menos necesita. Los seres humanos necesitamos dinero para satisfacer necesidades insatisfechas y más se acrecienta cuantas más necesidades los tengamos.
Entre los emprendedores se dan más necesidades de transcendencia que de otra cosa, lo que hace que debamos tener cuidado con las técnicas de motivación que los pueda utilizar. Un emprendedor no se motiva por dinero, sino por lo que podría obtener a través de este.
El dinero que se obtiene de las ventas es la consecuencia de una buena estrategia, pues si no lo tenemo diseñado, sería probable que se pueda cumplir contigo el famoso dicho: “Pan para hoy y hambre para mañana”.
Toda empresa debe tener un propósito especifico y bien definido, trabajando con ahínco para que se puedan cumplir en función a las expectativas, pues hoy día los mercados y segmentos de negocios son cada vez más competitivos.
El dinero se constituye en un medio para alcanzar otros fines, como seguridad, satisfacción de necesidades o la realización de metas personales, y no un fin en sí mismo.
Cuando perseguimos el dinero como objetivo final, corremos el riesgo de sacrificar la felicidad y los valores personales en el proceso, sin que la acumulación de riqueza por sí sola traiga una satisfacción duradera.
El dinero es un medio de intercambio, unidad de cuenta y depósito de valor que nos permite adquirir bienes y servicios esenciales para vivir, lograr metas para financiar objetivos que van más allá de lo básico, tales como educación, viajes, desarrollo profesional o la seguridad financiera a largo plazo.
Y también, porqué no, para nuestra felicidad, pues facilita una vida plena al poder cubrir nuestras necesidades básicas, permitiendo la búsqueda de aquello que realmente importa, como el crecimiento personal, la ayuda a otros o mismo nuestros niveles de relacionamiento con otras personas.
Como un fin en sí, deberíamos evitarlo, pues podría ser una fuente de infelicidad, dado que la acumulación de riqueza por sí sola no garantiza nuestra satisfacción como seres humanos.
Además, podría llevar a sacrificar otros aspectos de nuestra vida que también revisten importancia como son nuestra salud, el tiempo que lo dedicamos a nuestra familia o el desarrollo personal.
No deberíamos de permitir que el dinero se vuelva en una meta insaciable, dado que nunca se alcanza por completo, exigiendo sacrificios cada vez mayores.
El dinero es una herramienta fundamental que potencia y mejora aquello que realmente es valioso en la vida, pero no debería ser el objetivo final.
La clave está en utilizarlo como un medio que nos permita poder construir una vida significativa y alineada con los propios valores, más allá de la mera acumulación de riqueza.
Uno de los problemas por los que sigue pasando una parte de nuestra sociedad se refiere a la falta de educación financiera, lo cual nos llevan a no poder hacer un buen manejo de nuestras finanzas personales.
No es bueno ser amarrete, pero su buen y racional uso nos puede dar satisfacciones en la vida, pues nos permiten conseguir los bienes que estaríamos precisando en un momento dado o incluso ser “nuestra salvación” ante coyunturas desfavorables que se pudieran presentar.
Tengamos claro que el dinero en sí no es malo. Constituye una herramienta, como lo es un martillo, que puede ser utilizado para diversos propósitos.
Lo que marca la diferencia no es el objeto sino el motivo de quien usa el martillo o el dinero.

