- POR JORGE TORRES ROMERO
- Columnista
La clasificación de la selección paraguaya de fútbol al Mundial 2026, luego de 16 años de ausencia, es un logro histórico que refleja la importancia de apostar a un proceso, puesto que, de ninguna manera se trata de una cuestión fortuita. Es que, uno de los factores clave fue el trabajo de la dirigencia que creó las condiciones para recuperar la confianza de la afición en el trabajo del cuerpo técnico y los jugadores, incluso en momentos de resultados adversos.
Este respaldo fue crucial para que la Albirroja pudiera desarrollar su potencial y consolidar su juego. Sabemos que apostar por un proceso implica tener una visión que trasciende el resultado inmediato. Se entiende que el éxito no siempre es lineal y que requiere tiempo, esfuerzo y adaptación constante.
Esta perspectiva a largo plazo ayuda a mantener la calma, incluso en momentos de incertidumbre como los que se tuvo incluso al inicio de este proceso rumbo al 2026. A sabiendas de esto, Robert Harrison y su equipo al frente de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF), decidieron apostar a varios frentes y uno de ellos tiene que ver con las grandes inversiones efectuadas en infraestructuras para todas las categorías y modalidades del fútbol, sea para niveles de preparación y competición tanto a nivel de clubes como de selecciones.
Esta labor dirigencial tuvo como objetivos primordiales la obtención de logros deportivos: títulos a nivel continental —en certámenes organizados por la Conmebol—y clasificaciones para los mundiales—organizados por la FIFA—. De este modo, la planificación, construcción, inauguración y puesta en funcionamiento de nuevos centros de alto rendimiento deportivo, como el Carfem, el Cardif y el Complejo Deportivo “Esc. Luis María Zubizarreta”, a más de las habilitaciones y mejoras de campos de juego para las diversas competencias de la APF, incluidas las canchas del Parque Guasu Metropolitano y la asistencia a clubes para mejorar su infraestructura, crearon las condiciones para que el talento natural de los futbolistas paraguayos pueda desarrollarse y evolucionar buscando alcanzar su máximo potencial.
Este denodado trabajo dirigencial, no muchas veces dimensionado en su proporción e importancia, empezó a mostrar sus frutos con los logros deportivos obtenidos en estos 9 años (2016-2025).
Al hacer un recuento de los principales resultados, verificamos que se han conseguido 19 medallas de oro, plata y bronce; 15 clasificaciones a mundiales de fútbol, 14 títulos en torneos sudamericanos y 1 clasificación a juegos olímpicos. Nada de esto es casualidad. El éxito no es solo el resultado final, sino también el camino que se recorre. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.