• Jorge Torres Romero
  • Columnista

La oposición paraguaya evidenció nuevamente su absoluta torpeza y quedó al descubierto que ese discurso de lucha contra la corrupción es solamente eso, un discurso.

Sin sonrojarse, la oposición, a cara descubierta justificó las fechorías del destituido intendente de Ciudad del Este, cuya administración fue denunciada por corrupción por sus propios exaliados a través de la Contraloría Ciudadana, luego señalada por la Contraloría General de la República y ratificada por la intervención.

A esto se suman dos acusaciones por parte de la Fiscalía, y por sus reiteradas chicanas, 10 meses después, una de las causas se destrabó la semana pasada.

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A pesar de todo eso, la oposición paraguaya, por tratarse de uno de los suyos, intentó justificar y minimizar las denuncias, así como desacreditar el trabajo de las instituciones contraloras.

Sin embargo, los colorados se mantuvieron en una posición distinta y ratificaron que no defenderán, como lo hizo la oposición, al “chancho de nuestro chiquero”. Por lo menos en el discurso, han repetido que respetarán las conclusiones del interventor.

El ex intendente de Asunción, Oscar “Nenecho” Rodríguez, tomó la decisión de renunciar antes de someterse a la eventual destitución en Cámara de Diputados, haciendo uso de este derecho que tenía, y de paso, evitar una confrontación electoral innecesaria a menos de un año de los comicios generales.

La oposición paraguaya, ante su desatino y desvergonzada actitud, ahora pretende instalar que detrás de la renuncia de “Nenecho” existe un manto de impunidad, ignorando que la fiscalía puede indagar la eventual existencia de hechos punibles.

Lo que quedó claro es que la oposición está desorientada, tuvieron la brillante oportunidad de hacer autocrítica, de desmarcarse de Prieto y afirmar que no tolerarán cualquier hecho de corrupción sea de quien sea, pero decidieron ponerse la soga al cuello y hacer el ridículo ante la opinión pública. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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