- Por Arturo Peña Villaalta
- arturo.pena@nacionmedia.com
Entre noticias de festejos por el Día del Niño y las recordaciones de cada año sobre el arrojo de los niños combatientes de Acosta Ñu aparecía también su historia.
La publicación hacía referencia a lo vivido por Ana –usamos un nombre ficticio–. Ana fue abusada sexualmente y quedó embarazada con apenas 12 años. El abusador, su propio padre.
Tras conocer sobre el embarazo, el progenitor huyó, pero tiempo después, a pesar de existir una orden de captura sobre él, volvió a aparecer. La madre de Ana lo “perdonó” y lo dejó entrar nuevamente a la vivienda. Lo que era previsible, ocurrió. El hombre volvió a abusar de la menor, lo que culminó en un segundo embarazo. Con solo 15 años, Ana ya había concebido dos hijos de su propio padre. Es muy difícil encontrar adjetivos para el caso, porque fue aún peor. La serie de abusos continuó y Ana tuvo dos hijos más de su padre.
Es difícil imaginar esos días en la vida de Ana. Es difícil imaginar su vida hoy –su madre la expulsó del hogar tras el segundo embarazo–, en que su hija mayor tiene nueve años y la menor uno..
El padre abusador fue detenido y enjuiciado días atrás. Fue condenado a 17 años. Los abusos iniciaron en 2015, según la investigación.
Muchas interrogantes surgen a partir del caso de Ana, y de otras muchas Anas cuyos casos de abuso aparecen uno tras otro en los informativos. ¿Cómo pueden darse este tipo de situaciones de abuso tan graves, sin que haya reacción? ¿Estamos tan ciegos? ¿Qué nos pasa como sociedad? Tantas, pero tantas preguntas…
Según un informe reciente del Observatorio del Ministerio Público, más de 18 mil causas por abuso sexual en niños se registraron desde el 2020 hasta julio de 2025 a nivel país. El mismo informe explica que en el año 2020 se dieron 2.620 causas; en 2021 aumentaron a 2.958; en 2022 escalaron a 3.808 causas; en 2023, 3.542 causas; el año pasado se registraron 3.536, y este año, de enero a julio ingresaron al sistema penal 1.960 causas.
Las víctimas presentan un promedio de edad de entre 10 a 13 años, franja que se mantiene entre 52 y 57 % en todos esos años. Los casos de entre 5 a 9 años representan un 34 %. Los niños y niñas víctimas de abuso sexual de 0 a 4 años representan, en promedio, el 10 % de los afectados en casi 6 años. El 85 % de las víctimas, en general, son de sexo femenino.
Ana, con solo 12 años, fue abusada y embarazada por su propio padre. Aquellos festejos del Día del Niño de su infancia probablemente fueron irrelevantes, tristes. Una niñez truncada, y en el seno de su propia familia, que le tendría que haber dado protección.
Las estadísticas de los últimos cinco años hablan de números sostenidos de abuso sexual en niños cada año, con más aumentos que descensos significativos.
Se han dado pasos, como modificaciones en el Código Penal o la creación de un registro nacional de agresores sexuales. Pero aún falta, y mucho. Hay que pisar tierra con más firmeza sobre el tema de los abusos sexuales a menores. Entender que no es un tema más de la agenda, que no es solo discursos grandilocuentes o catarseo en las redes. Es momento de hacer más, como Estado, como sociedad.
No solo el 16 de agosto es el Día del Niño. Todos los días es el Día del Niño.