• Por Ricardo Rivas
  • Corresponsal en Argentina
  • X: @RtrivasRivas

Todas las encuestas de opinión que mensuran los climas social y político en la Argentina sugieren que el oficialista partido La Libertad Avanza (LLA), que fundara y lidera desde 2021 el presidente Javier Milei, podría triunfar sin mayores dificultades en las elecciones parlamentarias de medio tiempo que se realizarán en este país el venidero 26 de octubre.

El espacio público aquí, desde muchos meses, solo lo ocupan las especulaciones y pronósticos electorales con las novedades poco atractivas con lo que les interesa a cada uno de ellos para estar en buenos lugares para ser elegidos o elegidas. La organización federal de la Argentina posibilita que en las 24 provincias los comicios se realicen en fechas diferentes de los procesos electorales nacionales y, justamente por esa razón –legal y legítima– las campañas en desarrollo todo lo obturan. Son casi el tema único.

Desde la implosión del sistema político cuando la crisis de diciembre de 2001 con sus graves consecuencias el sistema político argentino está profundamente afectado. Los partidos políticos que no consiguen reorganizarse y sus dirigencias se prueban y prueban en todo tipo de alquimias que mucho se parecen a ejercicios extremos de supervivencia.

El otrora poderosos Partido Justicialista (PJ) –el peronismo– al igual que la largamente centenaria Unión Cívica Radical (UCR), son espejismos que reflejan en la narrativa de las dirigencias imágenes de un pasado tan lejano que apenas saben o recuerdan acotados grupos etarios.

La vida cotidiana de millones de familias trashuma muy lejos de los relatos que, notablemente, proponen menos de lo mismo y, a los unos y a las otras, con resabio tanguero, los “miran sin comprender”. El radicalismo no se queda atrás. Con claras señales de viajar por estos tiempos sin GPS, lo preside el senador nacional Martín Lousteau, quien fuera ministro de Economía (2007-2008) de la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015); y, ministro de Producción (2005) en el gobierno del peronista Felipe Solá en la provincia de Buenos Aires.

“Todas las efemérides son lejanas en el tiempo. Dan cuenta de hitos construidos en el siglo pasado que siempre vuelven, una y otra vez, en docuseries o en canales satelitales que abordan la historia, los recuerdos, pero no son parte de los efímeros contenidos que circulan y se consumen por estos tiempos en TikTok, ni en Instagram ni en los múltiples sistemas de comunicaciones y mensajería reticulares actuales”, responde a La Nación un pequeño grupo de académicos que aceptan compartir sus coincidentes pareceres con reserva de sus identidades porque “no queremos recibir presiones innecesarias”.

En ese contexto, mirar la política permite visualizar imágenes sorprendentes –en algunos casos inimaginables– que dan cuenta de que todos los oficialismos (el nacional y los de las 24 provincias) las dirigencias juegan simultáneas en varias canchas, de tamaños diversos, con y contra aliados y adversarios transitorios de todo pelaje con los que –silenciosamente, con pretensiones de discreción– plantan relaciones borgianas. “No los une el amor sino el espanto” porque, entre ellos, pareciera existir una coincidencia profunda: “se agotan ‘mis’ tiempos” y “no puedo ni debo” quedarme sin la microcuota de poder que construí hasta aquí para que el 10 de diciembre venidero deba volver al llano, ser uno menos y mirar a la política –como lo escribió Discépolo (Enrique Santos, poeta)– con “la ñata contra el vidrio”.

“Nuestra patria se encuentra afectada por profundas polarizaciones que nos separan y por la priorización de intereses sectoriales sobre el bien común, lo que ha generado una sociedad herida y dividida. No podemos ser indiferentes ante la realidad de muchos hermanos en situación de pobreza y exclusión”, diagnostica la Iglesia argentina en un documento que hizo público al término de las deliberaciones de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas), en Mar del Plata.

Con la inflación aplastada y controlada; el dólar en los niveles que sugiere el Fondo Monetario Internacional (FMI); y, las cuentas fiscales en equilibrio, el presidente Milei avanza. Una y otra vez, tanto el jefe de Estado como el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili, repiten que “el déficit no se negocia”.

Una buena parte de las mismas oposiciones dialoguistas que, desde el 10 de diciembre de 2023, cuando se inició la gestión del señor Milei, lo acompañaron para delegarle poderes especiales y otorgarle las herramientas legales para concretar profundas reformas fiscales, desde algunas semanas votan en su contra en el Parlamento con leyes para aumentar, entre otras erogaciones, los haberes de los jubilados; los fondos para atender a las personas con discapacidades; o, incrementar los recursos para la educación pública.

El presidente Milei veta todas esas iniciativas y paga costos políticos. La Constitución Nacional se lo permite. “No hay ninguna posibilidad de que yo permita que esto suceda. No vamos a volver atrás. No vamos a volver al pasado. No vamos a volver al sendero de la decadencia. Y al Congreso le digo: si ustedes quieren volver atrás, me van a tener que sacar con los pies para adelante”, respondió el jefe de Estado el pasado viernes por la noche en una cadena nacional.

Las tensiones crecen. Faltan 27 días hasta el domingo 7 de setiembre cuando se desarrollen las elecciones parlamentarias en la provincia de Buenos Aires donde reside casi el 40 % del total de la ciudadanía autorizada a votar. Allí gobierna Axel Kicillof, peronista K, quien fuera ministro de Economía de la expresidenta Cristina. Todos los sensores están puestos en esa fecha y en la evolución de las campañas en este territorio interminable que desde muchas décadas es considerado un bastión peronista.

Desde el propio Gobierno nacional hay voceros que con la más profunda reserva dicen que “estamos cabeza a cabeza”. El resultado allí preocupa. No solo al oficialismo de LLA. También a eventuales inversores externos a los que una eventual fortaleza electoral del kirchnerismo se asegura que los preocupa. En ese territorio, sin distinción de partidos, con larga trayectoria, nuevos o constituidos on demand, las candidaturas se resuelven con casting. Como en el cine. Artistas, periodistas (especialmente de la tele), deportistas, tuiteros, instagramers. ¿La condición para acceder a las candidaturas? Ser conocidos o conocidas.

Las encuestas permanentes coinciden en señalar que “La Libertad Avanza, hasta ahora lidera con un promedio del 40 % de intención de voto”. Agregan que “el peronismo se ubica en torno del 28 %”. Señalan también que “la mayor preocupación de la política es tratar de saber qué cantidad de gente irá o no a votar”.

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