- Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
Aquellas personas que irradian energía inspiran a sus equipos de trabajo para emprender lo imposible y disfrutar muchísimo del proceso, por lo que muchos lucharían con fuerza para trabajar con ellos.
Dar energía a otros no consiste únicamente en arengas a los subordinados, pues muchas veces antes que originar una motivación los estresan más. Para motivar a los demás hay que poseer un profundo conocimiento del negocio y muy buenos dotes de persuasión.
Jack Welch en su libro “Ganar o Ganar” nos da un ejemplo de personas que irradian energía positiva a los que los rodean. Se refiere a Charlene Begley, quien empezó en General Electric como directora de finanzas. Después de pasar algunos años en varias posiciones dentro de la empresa fue seleccionada para dirigir el programa Seis Sigma, dentro del rubro de transporte. Fue allí donde su liderazgo empezó a brillar.
Los miembros de su equipo, motivados por el entusiasmo de Charlene consiguieron que este programa destacase dentro de la compañía.
Comenta Welch que Charlene es una gran comunicadora que puede definir objetivos con claridad, siendo muy seria en el trabajo, pero no se toma demasiado en serio a sí misma; tiene un gran sentido del humor y comparte los méritos sin esfuerzo, manteniendo una actitud siempre optimista: por muy difícil que sea una tarea, siempre considera que puede llevarse a cabo.
El mundo está lleno de matices. Todos somos capaces de estudiar un asunto desde todos los ángulos y algunas personas inteligentes pueden analizar tales ángulos infinitamente.
Las personas eficaces saben cuando dejar de evaluar y tomar una decisión difícil, aunque no posean toda la información.
Nada hay peor que un jefe incapaz de tomar una decisión en el momento y lugar que sea necesario. Existen muchas personas inseguras en las organizaciones, lo que les inhibe a la hora de tomar decisiones, resultándole muchas veces fatal.
Lamentablemente, profesionales con este perfil ya no son para este siglo. Todos los días aprendemos algo nuevo. Vivimos en un mundo globalizado y Paraguay deberá acompañar con energía y optimismo todos los cambios que nos serán beneficiosos.
Ser capaz de ejecutar es una habilidad especial y concreta: saber cómo llevar las decisiones a la práctica e impulsarlas hasta su conclusión a través de resistencias u obstáculos inesperados. Las personas capaces de ejecutar acciones saben que triunfar es una cuestión de resultados. Les encanta aprender y crecer y les produce un placer inmenso que los que les rodean sientan lo mismo.
Las que reúnan estas características no pueden tener una pizca de falsedad. Deben conocerse a sí misma para poder ser francas con el mundo y transmitir su energía a sus seguidores dirigiendo con una autoridad nacida de la autenticidad.
Un empresario o ejecutivo con sangre de líder debe tener visión y capacidad de predecir el futuro y, sobre todo, saber anticiparse a lo inesperado.
En entornos extremadamente competitivos las personas con perfil de liderazgo tienen un sexto sentido para los cambios del mercado, así como para los movimientos de los competidores existentes y de las nuevas empresas que se vayan incorporando al mercado.
La anticipación es la capacidad de imaginar lo inimaginable.
Todos cometemos errores a diario. Lo importante es que sepamos conseguir aprender de los mismos y seguir adelante con energía, convicción y confianza.
Hay un famoso dicho que dice “sólo el que trabaja se equivoca”. Ninguno de nosotros somos perfectos. Lo importante es trabajar buscando siempre la excelencia de servicio que nos vuelva competitivos y rentables a nuestra empresa.
La decisión está en nuestras manos. Un buen ejecutivo debe tener autonomía para tomar decisiones correctas que beneficien tanto a él/ella y a sus organizaciones.